La consecuencia de esto es...
Que se complica y no hablo de una sola vez. Me refiero a varias. La siguiente serie de sucesos, determinan mi futuro.
Hay sangre, el recepcionista ha muerto. Soy llevada en contra de mi voluntad por Clow.
Otra vez.
Me sube a un auto mientras me apunta con su arma, visualizo a Russel por el espejo retrovisor y lo pierdo de vista cuando el vehículo arranca. Una vez que el chófer deja de conducir, bajamos y entramos a un edificio abandonado.
—¿Qué hacemos aquí? —pregunto confundida mirando el lugar.
Sonríe.
—Hasta que al fin hablas. —Tira de mi brazo, guiándome hasta la siguiente sala—. Antes que nada, voy a aclarar unas cuantas cosas contigo. —Nos quedamos solos, sin ningún guardia alrededor.
Eso solo me pone más nerviosa.
Frunzo el ceño.
—Eres insoportable.
Se ríe.
—Y la Gatita agresiva ha regresado. —Agarra con fuerza mi rostro y me mira, determinado, sin ninguna sonrisa, pero con aire dominante—. Escúchame bien, sé perfectamente que engañaste a mi guardia. No me creo solo el cuentito de que Eiden te salvó.
—¿Y qué con eso? —lo enfrento, me tiene harta—. Yo no tengo por qué darte explicaciones de lo que tengo o no que hacer.
—¡Ja! Te crees más fuerte porque estuviste un momento con mi hermanito. Tú eres mía, entiéndelo. —Acerca su boca—. Me perteneces. —Sonríe y yo forcejeo—. Puede que tu fuerza de voluntad haya subido un poco, pero un tiempo de entrenamiento en este cuerpito. —Presiona mi trasero—. Y volverás a ser la minina que necesito. —Se relame los labios.
Lo empujo y logro apartarme.
—Asco... asco me das.
—Pienso que te olvidaste quién manda aquí. —Levanta su arma y todo mi valor se va muy lejos, así que me toco el vientre, asustada—. Ven aquí —ordena—. Ven —repite al ver que no lo hago—. Ahora. —Camino hacia delante, entonces sonríe, agarra mi brazo y el revólver lo posa en mi barriga—. ¿En dónde me quede? Ah, sí, en lo que no puede volver a ocurrir. Intenta huir otra vez. —Se acerca a mi oído—. Y adiós bebé. —Respiro agitada y me vuelve a observar a los ojos—. ¿Entendiste?
Trago saliva.
—Sí —pronuncio bajo.
—¿Qué? —se burla—. No oí.
—Sí, entendí. —Aumento un poco la voz.
—¿Entendiste qué?
—No, no voy a volver a huir.
—Excelente. —Sonríe—. Entonces practiquemos tu obediencia.
Maldita tortura.
—¿Qué quieres de mí?
—Que respondas lo que quiero oír. Por ejemplo... —Hace que piensa y luego me mira—. Esta es fácil. ¿A quién le perteneces, Gatita?
—¿Eh?
—Responde —exige.
—A mí misma —digo molesta.
Presiona el arma en mi barriga.
—Ya sabes a quién —amenaza.
Presiono mis dientes.
—A ti.
—¿Cómo? No te escuché —insiste.
—Te pertenezco a ti.
—Muy bien —exclama satisfecho—. Te daría un premio, pero te has portado mal, así que lo tendrás que tomar tú solita. —Expande su sonrisa—. Bésame.
—Deja de torturarme. —Bajo la vista.
—No hay problema, mi hermanito no nos verá, no está aquí.
—Eiden me encontrará y yo personalmente te enviaré tras las rejas —advierto sobre la nada, pero es lo único que tengo. Si es que me queda algo de dignidad con esta humillación, prefiero al menos haber dicho algo.
—Deja de jugar a la poli y bésame —insiste.
Siento el arma presionada en mi barriga, bufo y cedo. Trago saliva, me acerco a su boca, rozo mis labios con los de él y apenas el sádico los nota, procede a meter su asquerosa lengua, la cual toca la mía, que sin ánimo le sigue el maldito juego. Apenas me suelta, la sensación de alivio viene a mí.
—Listo, ¿ya terminaste? —Me refriego la boca molesta.
Sigue sonriendo.
—No, aún viene la mejor parte, mi respuesta de por qué estamos aquí. —Señala una puerta—. Regresando más al pasado, creo que tú me prometiste algo —exclama de manera maliciosa.
—¿Te prometí? —No me gusta cómo suena eso.
—Este podrá ser un edificio abandonado, pero conecta con otro lugar. ¿Adivina qué? Una capilla. Aprovecho cada instante. —Me agarra del brazo—. Vamos. —Me obliga a caminar.
—¡No, Clow, déjame, no voy a casarme contigo! —Forcejeo—. ¡No quiero!
Se detiene y me mira enojado.
—No olvides quién manda aquí o ya sabes qué ocurrirá.
Me sobresalto, dejo de tironear.
—S... sí.
¡Maldita sea!
Sonríe.
—No estamos preparados para la ocasión —refiriéndose a la vestimenta—. Pero no hay que perder más tiempo, y al cura que contrate no le importa mucho —se burla.
Entramos a la capilla, en cierta forma está conectada con el edificio, pero no tienen nada que ver el uno con el otro. Aquí el lugar está más arreglado. Entonces nos paramos delante del hombre que empieza a predicar y respiro agitada. Los guardias son los testigos, no están los invitados de aquella otra vez. Estoy nerviosa. ¿Qué hago? Esto no puede estar pasando.
De repente, un hombre se le acerca a Clow y le dice algo al oído. No sé qué es, pero este asiente. Luego bufa y mira al cura.
—Detén todo. —Observa a sus empleados—. Hay que largarse, la policía está aquí.
—La... ¿La policía?
Instantáneamente pienso en William. Si él está aquí, me sacaría. Aunque no puedo especular nada.
—Muévete. —Clow me agarra el brazo y hace caminar de nuevo.
Volvemos al edificio abandonado y nos adentramos más en el fondo.
—¡¡Clow!! —Reconozco la voz y mi corazón se acelera.
Giro mi vista, es él, así que sonrío.
—Eiden —susurro.
—Maldita sea —se queja el desgraciado, pero no se detiene. Entre la desesperación, me pongo a forcejear—. ¡Quédate quieta!
—¡¡No puedo quédame otra vez contigo, me niego!! —exclamo al borde de las lágrimas.
No aguanto más esta sumisión en la que me ha puesto, en contra de mi voluntad.
Las complicaciones son muchas y la última se convierte en un error, uno muy complejo.
—¡¡Te he dicho que te quedes quieta!!
Entre el tironeo, el zamarreo, forcejeo, todo junto se convierte en un movimiento brusco. Me tropiezo, caigo al suelo, siento un golpe fuerte que me remueve todo. Un dolor en mi abdomen se apodera de mí. Uno fuerte. Un pinchazo que provoca una contracción repentina, entonces lo noto.
Rompí aguas.
ESTÁS LEYENDO
Perversa Oscuridad: Infiltrada (y Encuéntrame)
ActionLuego de haber sufrido un infierno, en aquel lugar oscuro y logrado escapar de la prostitución, gracias a la ayuda de un desconocido, Mercedes, conocida como Merche, ha crecido con una sola idea en la cabeza, atrapar a los culpables. Ahora, siendo o...