28: Cambios

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Un tiro...

Un tiro puede cambiarlo todo.

Decidir entre la vida y la muerte, algo que no debería ser así.

Un arma cae al suelo, hay sangre, R grita y yo quedo tildada por un segundo. Cuando reacciono corro hasta Eiden, no entiendo lo que acaba de pasar. Esquivo los cuerpos y llego hasta él.

—¡Lo mataste, lo mataste! —grita su padre.

—Lo maté. —Oigo esa voz.

—¡Era un idiota, pero lo mataste! —exclama en alto asustado.

Visualizo la sangre que cae de su cabeza, muerto con los ojos abierto. No lo logro entender, no comprendo, era su hermano y lo mató.

Levanto la vista y Eiden está paralizado mirando el cuerpo de Demián. Miro otra vez a Hermes y agarra la magnum que se le cayó, luego de haber bajado de su auto y tirado del gatillo. Ahora que lo pienso mejor, creo que esa reacción demuestra que le dolió. Simplemente, se le cayó el arma después de disparar, pero eso dice mucho de lo que está pensando.

—¡Lo mataste, lo mataste! —sigue gritando R y a punto de llorar—. No, no, no... ¿Qué hiciste? He creado un monstruo —exclama nervioso.

Hermes deja de estar sumido en sus pensamientos y reacciona. Mira a su padre y camina hasta él.

—¡No me culpes, es tú culpa! —el castaño grita, lo golpea con su magnum y este cae al suelo por el golpe, luego lo apunta.

Noto que Eiden reacciona y levanta la vista a la situación.

—Esto es demasiado.

—¡Alto! —grito y Hermes me mira, quedándose tildado, pensando.

—No me mates por favor —ruega asustado R.

El castaño sigue viéndome y luego vuelve a ver a su padre, bajando el arma.

—No vales la pena, además... —Me vuelve a observar—. Malya tiene más derecho que yo a matarte. —Se gira y regresa a su auto, lo arranca para luego retirarse de allí.

Otra vez, otra vez con eso del derecho. ¿Qué hizo R?

~~~

En el trascurso de los siguientes días, el prostíbulo está cerrado al público y las mujeres pueden descansar de esa horrible situación que las persigue. Eiden me mantiene a su lado en todo momento y cuando llega el funeral "fingido" diciendo que fue un asalto, lo acompaño. Aunque primero se niega, lo logro convencer. Deciden un día de lluvia, ya que les conviene por la evidencia, y toda la familia mafiosa se acerca a despedirse del desquiciado.

Veo como R llora desconsoladamente sobre el ataúd y L lo mira con desagrado. No creo que le importe mucho esta situación. Luego de mucho tiempo, vuelvo a ver a su hijo. Mi pesadilla viene caminando, con un yeso en su pierna. No puedo evitar sacar una rápida sonrisa por eso, se lo merece. No obstante, no debería hacerlo en esta situación, así que regreso a poner mi rosto serio. Clow pone una flor con sus ojos humedecidos sobre el cajón de su hermano y no dice nada. Solo me visualiza un segundo, para después retirarse. Su madre lo sigue y deja a R solo, llorando.

Levanto la vista y veo a un Eiden triste, suspira.

—Yo lo odiaba... —Se refriega los ojos—. No debería estar llorando. —Agarro su mano y él fuerza una sonrisa—. Gracias.

—Lo siento mucho —agrego palabras a mis acciones.

Levanto la vista al ver llegar al asesino. Mis nervios aumentan, al visualizar a Malya a su lado.

—Lo mataste —repite R como la otra vez al verlo—. Y Edgard ni siquiera puede despedirse.

Claro, está en la cárcel.

—Sabía que podía hacerlo, pero nunca pensé que llegaría este día —opina Hermes—. Parece que tu maldito entrenamiento funcionó. —Pone una flor sobre el ataúd—. Descansa en paz, hermano. Nos veremos en el infierno.

Veo como Malya agarra la mano de Hermes y noto su preocupación por él. No logro comprender esa relación, pero parece que no la puedo hacer cambiar de opinión.

Luego de un rato, nos retiramos con Eiden de allí y llegamos al hotel donde sigue hospedándose.

—¿Qué haces? —le pregunto al ver que mete ropa en una maleta.

—Iremos a un lugar. —Me sonríe.

Está extraño desde que ocurrió lo de Demián y no me refiero a sentirse mal por la muerte de su hermano, pienso que es algo aparte de eso.

—¿A dónde?

—Mientras el prostíbulo está cerrado, no me puedes decir que no, te llevaré a un lugar maravilloso —explica.

Me pregunto, ¿a qué se refiere?

Le pide el auto a su amigo y agarra la ruta. Parece bastante lejos a dónde vamos. Me siento inquieta. ¿Qué será ese lugar maravilloso el cual dice? Es extraño, pero tengo un mal presentimiento, como si algo fuera a cambiar desde ahora.

Perversa Oscuridad: Infiltrada (y Encuéntrame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora