14: Clow

2.6K 241 21
                                    

Abro los ojos al oír la puerta de entrada. Miro el reloj, las cuatro de la madrugada, los cierro otra vez para fingir dormir, porque cuando duermo no intenta nada. Espero y sin embargo, no entra a la habitación. De repente lo escucho hablar con otra persona. Me levanto y camino a hurtadillas hasta la puerta, la abro un poco, visualizando a Clow.

¿Con quién está conversando?

—Me ayudas y yo te ayudo, un simple intercambio. —Una voz femenina, ese acento me suena.

—El negocio se acabó, ya no quiero tu sociedad. —Bufa el cobrizo y veo como camina a servirse un whisky.

Visualizo a la chica de cabello color chocolate, acercarse hasta él y la reconozco enseguida.

Stella.

Esa maldita. Si tuviera la oportunidad la estrangularía, todavía no logro olvidar lo que intento contra Eiden. La odio.

—Clow —exclama en tono sensual. ¿Y ahora intenta seducirlo a este? Ella es la que debería estar en un prostíbulo—. Puedo serte de mucha utilidad. —Juega con su corbata.

—No estoy interesado. —La aparta.

—Ayúdame. —Se agarra de su brazo—. Eres el único que ha hablado con Hermes en estos días.

Sonríe y la agarra de la barbilla.

—Te estás metiendo en terreno peligroso, Princesita.

—Necesito venganza —susurra y se acerca a sus labios—. Mi padre, el Señor J murió, necesito quitarme esta rabia.

Clow toma un sorbo de su vaso, se suelta nuevamente y apoya el whisky en la mesa.

—No me interesa tu rabia.

—Creí que teníamos cosas en común. —Ella se sienta en el sillón y cruza sus piernas, continuando con su intento de seducirlo. Ver esto es asqueroso y eso que no han hecho nada todavía. Pero no me puedo dormir, quizás saco algo de estos idiotas, si sigo escuchando la conversación—. Podríamos hacer muchas cosas juntos.

Aunque ahora que lo pienso, Clow no parece muy interesado, gira la vista todo el rato.

—Princesita, tú no durarías conmigo ni un segundo —se burla.

—¿No? Se anda diciendo por ahí que te estás convirtiendo en un blando. ¿Dónde quedó el sádico Clow que todas temían? —Ahora es ella quién lo provoca.

Esta conversación se vuelve cada vez más absurda.

—No sé de qué estás hablando. Si no vas a decir nada interesante, mejor vete. —Al fin algo coherente de parte de su estupidez.

—Puedo preguntar, ¿hace cuánto que no usas tus juguetes sexuales?, ¿un mes?, ¿dos meses?, ¿dos años? —Se mira las uñas mientras habla—. Eres un torturador sin la necesidad de tus juguetes, qué aburrido. —Se lo piensa—. Lo único que no ha cambiado, es tu extraña afición por mantener limpias a tus prostitutas.

La mira, tranquilo.

—¿A dónde quieres llegar, maldita sea?

—Guillermo Gallagher. ¿Te suena? —Se ríe.

El semblante de Clow pasa a un enojo extremo.

—¿Por qué nombras a ese desgraciado?

Perversa Oscuridad: Infiltrada (y Encuéntrame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora