Merche
Oigo el cantar de los pájaros en la mañana, ni me apresuro a levantarme. Disfruto de la sensación de ser libre y no estar pendiente de los deseos de un psicópata. Sábanas cómodas, paz y tranquilidad. Anoche fue mágico, me siento revitalizada. Regresa mi alegría, como si todo lo que pasó, no existiera.
"Te haré el amor como nunca antes lo he hecho. Y todas las cosas malas desaparecerán de tu mente".
Eiden cumplió con lo prometido y eso solo me hace sentir feliz.
Feliz y enamorada.
Si tan solo pudiéramos ir a un lugar lejano, lejos de todo, no me interesaría nada, dejaría todo atrás y tan solo me quedaría con mi ángel. Viviendo junto a mi hija y él, nada más.
Lo demás no importaría.
—Merche —me llama Eiden y abro los ojos.
—¿Te vas a algún lado? —pregunto al verlo vestido para salir.
Suspira.
—Tengo asuntos que atender.
—¿Con qué? —Me siento.
—No sé si te lo dije, pero me escapé de la cárcel con la ayuda de la mafia de la droga y estoy en deuda con ellos, porque sino me pueden delatar.
—Por eso hay un hombre que nos vigila —exclamo entendiendo.
—Sí —dice en tono bajo.
—Está bien. —Asiento—. Haz lo que tengas que hacer. —No soy más policía para andar cuestionando algo como eso—. Pero no tardes. —Pongo cara triste. No quiero quedarme sola.
Me da un pequeño beso.
—No lo haré. Por cierto... —Mete su mano en su chaqueta y saca su pistola—. Por las dudas. —Me la entrega.
—Arcus 98DA —pronuncio el nombre del arma por completo y la observo detenidamente—. Con gatillo de doble acción. Lo pensé antes, pero no te lo dije, es una buena elección —opino.
Se ríe.
—Sabes mucho.
—Es mi pasión —exclamo reflexiva por mi trabajo y recuerdo que ya no tengo mi placa—. A veces no sé qué pensar. —Levanto la vista y dejo de mirar el arma—. ¿Cómo es que mis sueños se convirtieron en mi mayor enemigo? Eso duele.
Acaricia mi cabello.
—No elegimos como suceden las cosas, solo ocurren.
—Sí. —Dejo de mirarlo.
Se hace un silencio hasta que mi ángel vuelve a hablar.
—Bueno, me voy, regresaré lo más pronto posible. —Me besa y se dirige a la puerta.
—Eiden —lo llamo.
Él se gira a mirarme y sonríe.
—¿Sí?
—Si tengo que elegir entre mi profesión y tú, yo te elijo a ti, ¿lo sabes, cierto?
—Lo sé. —Asiente—. Aunque no deberías pensar en ello, tú solo descansa, ¿de acuerdo?
—Sí.
Sale de la habitación y me quedo sola con el arma.
"¿Viste? Qué buena puntería tiene Becker".
"¿Estás mintiendo? ¿Cómo que arrestó a ese hombre antes que yo?"
"La oficial Becker es la mejor de nuestra sucursal, créanlo".
"Estamos orgullosos de tenerla en nuestro equipo".
Siempre he ignorado los comentarios de mis compañeros oficiales, y sin embargo, me los acuerdo a la perfección. Destaco mucho en mi área y ese último trabajo de infiltración, me ha llevado hasta aquí. Olvidando aquello, desde pequeña he tenido el deseo de proteger, de justicia. Está en mis venas, lo tengo impregnado ahí y luego...
Luego no queda nada.
Perseguir villanos era mi sueño de pequeña. Crecí y descubrí que deseaba ser policía. Atrapar a los maleantes, encerrar a los delincuentes.
Luego del secuestro, me perdí a mi misma, pero volví.
Aunque ya no era solo encarcelar a un simple ladrón, mi sueño se convirtió en odio hacia los violadores y ya no quería atraparlos, quería cortarles el puto pene.
Y la oscuridad que tenía estaba plagada de ira, que luego se convirtió en indignación.
Malya me traicionó.
No sé qué es peor, un "cliente" que sabe de esa porquería, o el "vendedor" que entrega a la mujer como objeto al mejor postor.
¿Qué clase de asquerosidad es esa? ¿Por qué hay mentes tan retorcidas? ¿Por qué aceptar tal aberración?
¿Qué le queda a la mujer que ha sido secuestrada?
En mi caso, dos veces. ¿Pero si no superas todo ese sufrimiento?
No tengo idea cómo lo hice, no sé cómo aún estoy aquí. He oído de chicas que hasta se han suicidado. Es tan trágico.
Alguien tiene que hacer algo.
Golpean la puerta y levanto la vista.
—¿Quién es? —pregunto y no contestan—. ¿Quién es? —repito al oír otro golpe y frunzo el ceño.
—Servicio al cuarto. —Escucho la voz del recepcionista del hotel.
—No pedí nada —aclaro.
—Es... es importante. —Suena nervioso.
—Un momento. —Bajo de la cama y me visto.
Me pongo la lencería, la remera, el short y camino hasta la puerta. Algo me dice que no debería abrir, pero lo hago.
Trago saliva y recuerdo que el arma está en la cama. ¿Dónde quedó mi lado policiaco? Y cauteloso. Cierto, estoy destruida mentalmente como poder para reaccionar.
Él sonríe.
—Hola, Gatita. —Clow está apuntando al recepcionista con su pistola, en frente de mí.
¿Qué estaba pensando antes? Alguien tiene que deshacerse de todas estas horribles situaciones.
Pero obviamente, esa no soy yo. Mi peor enemigo está al acecho. Voy a perderme a mí misma si esto continúa.
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Perversa Oscuridad: Infiltrada (y Encuéntrame)
AcciónLuego de haber sufrido un infierno, en aquel lugar oscuro y logrado escapar de la prostitución, gracias a la ayuda de un desconocido, Mercedes, conocida como Merche, ha crecido con una sola idea en la cabeza, atrapar a los culpables. Ahora, siendo o...