29: Maravilloso

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Eiden aparca el auto en una casa, cerca de una laguna. El lugar es bonito y tranquilo. No hay mucha gente y se puede sentir la paz. Sonrío al oír los pájaros, es bastante silvestre el pueblo. La briza del viento se siente y cierro los ojos al bajar del coche, notando la buena sensación. Mi ángel me ofrece su mano y yo lo sigo. El leve tacto con su piel me reconforta, realmente esto es maravilloso. ¿Por qué habré tenido ese mal presentimiento? Parece mágico este momento, como para que se arruine, es todo perfecto.

—Pensé un poco en rebajar el estrés, ¿y qué mejor forma que pasarlo contigo y darte un poco de felicidad? —aclara luego de entrar y mostrarme cada rincón de la hermosa casa.

—¿Te he dicho que eres muy cursi? —Me río.

Se acerca a mis labios.

—No lo puedo evitar, cuando estoy contigo digo lo que siento. —Me besa y le correspondo. Se separa un poco—. ¿Qué tal si vamos a caminar? —ofrece.

—¿Estamos teniendo unas minivacaciones o me parece a mí? —Levanto una ceja.

Vuelve a besarme.

—Algo así. A menos que estés cansada y quieras ver tele. —Señala el sillón.

—No soy una vaga, estuve todo el tiempo sentada en un auto, caminemos. —Sonrío.

Hacemos una caminata a orillas del lago, se notan el verde del pasto alrededor y vamos de la mano, como si estuviéramos de luna de miel o algo así. Si esta fuera mi vida, yo sería muy feliz. Olvidar el pasado, disfrutar y estar contenta con mi amado.

Lástima que la realidad es muy distinta.

Charlamos, comemos alguna que otra cosita que compramos en un kiosco y nos divertimos como dos enamorados normales. Es hermoso, es maravilloso. Ojalá pudiera ser así, siempre.

Pasamos tan alegre el día, que ni nos dimos cuenta y el tiempo ha transcurrido tan rápido. Compramos algo para comer en la noche y regresamos a la casa para cenar.

—Qué bonito lugar, ¿lo alquilaste? —Hago un círculo con el dedo mientras nos sentamos en la mesa para comer.

—Luke me lo prestó.

—Te presta todo. —Apoyo mi cabeza en mi mano.

—Era amigo de Jonathan al igual que yo y por ende se hizo mi amigo también. Aparte de ser un buen compañero para ayudarme a ir en contra de mi padre —me explica pensativo.

—Es inevitable hablar de estas cosas, parece —digo sin expresión.

—Pues... entonces, cambiemos de preguntador. —Se ríe—. ¿Tienes algún amigo?

—Mm, creo que puedo considerar a William como un amigo.

—¿William? —pregunta expectante de mi respuesta.

—Como Luke, es un compañero, pero profesionalmente, claro.

—¿Dices que Luke no es profesional? —Se ríe.

—William le patearía el trasero si no fuera porque siempre llega tarde a todas partes —me burlo recordando a ese gracioso policía rubio de ojos oscuros, que aunque parece un idiota, no tiene un pelo de tonto.

—Se ve que lo estimas. —Me mira pensativo.

—¿Estás celoso? —bromeo.

Perversa Oscuridad: Infiltrada (y Encuéntrame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora