—¿Como le a ido en el trabajo señor Bieber?-Le pregunto mientras lavo el plato en el que coloque mi pastelillo.
—Me sigues diciendo Señor, me haces sentir viejo ¿Cuantos años crees que tengo?-Pregunta ofendido.
-Me dedico a mirarlo un poco, era alto, se veía apuesto, joven sus ojos color miel resaltaban con la obscuridad, tenía el cabello revuelto por el frió viento, tenía su corbata floja y sus mangas estaban desatadas.
—30 años-Respondo tratando de suprimir una risa, era claro que estaba jugando, él tenia fácilmente 27 años solo me ganaba con un año, era solo un año de diferencia.
-Justin Bieber era una persona admirable, o así lo tomaba yo, era padre soltero y joven y a pesar de su edad era un gran empresario y abogado, aun así eso no le quitaba la preocupación por su pequeña hija y demostraba que a pesar de ser ejecutivo sabía divertirse como un Joven.
—Tengo 27 años y supongo que tu tienes 26, debido a tu edad y estatura-Dice mientras se levanta y deja su plato en el lavavajillas.
—Eres una persona que tiene mucho de que hablar-Le digo mientras me alejo hasta la sala a apagar el televisor.
—Gracias por lo que estas haciendo, tengo entendido que no es parte de tu trabajo limpiar-Dice mientras toma asiento en el sofá.
—Acostúmbrate, soy una mujer que le encanta la limpieza y el orden-Sonrió.
—De seguro tienes mucho que dar-Susurra Justin mientras saca un sobre de su portafolio.
—¿Que hay de tu vida _____ Underwood?-Pregunta mientras me entrega el sobre.
—No hay mucho de que hablar, amo mi trabajo es lo mejor que pude hacer con mi vida-Tome el sobre lo mire y me di cuenta de que tenía dinero.
—Es mi primer día, esto no es necesario-Se lo devuelvo.
—¿Tuviste hijos?-Me pregunto mientras volvía a darme el sobre.
—Si uno pero falleció tras un atropellamiento-Le devuelvo el sobre.
—Oh lo lamento mucho, no sabía, lo siento-Dice mientras deja de insistir con el sobre.
—No te preocupes-Dije mientras me levantaba del sofá dispuesta a irme a dormir.
-Unos fuertes gritos de parte de la habitación de Mia nos asustaron, mire a Justin el parecía saber lo que sucedía, subió con tranquilidad mientras yo corría como si no hubiese fin.
—Mia-Se acerca Justin a la pequeña niña que aun sigo con los ojos cerrados.
—Papi ¿Por que mami nos dejo?-Pregunto mientras sus lagrimas se hacían abundantes y caían sobre la manta.
-Cierro con cuidado la pequeña puerta no sin antes darle una mirada consoladora a padre e hija, cierro los ojos levemente y suspiro, bajo las escaleras consternada y tomo asiento en el sofá. La pequeña Mia era encantadora, tenía los mismos rasgos que su padre, hasta podría jurar que era más hija de Bieber que de aquella mujer que le había dado la vida, tenía la misma nariz de Justin, el mismo color de cabello, sus ojos color miel con la única diferencia de que ella los tenía más definidos y resaltan. Era una pequeña que necesitaba atenciones jamas había visto que un padre cuidará a la perfección a su pequeña hija, la sociedad y las mujeres solteras pensaban que los hombres solteros que cuidaban a sus hijos e hijas eran lo mejor que podían encontrar más aparte destellaba la ternura en las mujeres. Hoy en día era más común ver a un hombre cuidando de sus hijos, que una mujer cuidando de los suyos. Mi madre por ejemplo había sido una mujer que lamentablemente tuvo que sacar a sus hijos sola, sin la ayuda de su esposo quien la dejo por irse con alguien mucho más joven que él. Mi madre no era una persona por que se daba por vencida, tenía tres hijos entre ellos yo, siendo la de en medio claro. Desde mi punto de vista, había vivido el dolor de mi madre, sus frustraciones y cansancio. Por ella soy quien soy, una mujer que lucha a pesar de los obstáculos que se le interponen, sin embargo yo le traía el recuerdo de mi padre, el mismo color de pelo, los ojos, la misma manera de pensar. Pero no por eso, me dejo o me abandono, no a pesar de que yo era el vivo recuerdo del engaño me mantuvo al margen y me enseño el valor de la vida.
Mamá Sustituta...