El novio de mamá » roman bürki

7. Roman Bürki

                   

Estaba ansioso por volver a ver a Max, a pesar de todo me estaba encariñando con el niño. Aunque también quería ver a su madre, con quien no había podido tener un poco de acción y no se como haría para lograr acostarme con ella.

No podía pegar un ojo, me sentía de una manera extraña. Estaba feliz con mi vida y por lo tanto no sentía siquiera necesidad de dormir. Así que opté por escribirle a Lena.

R.B: "¿Estás dormida?"

Lena H: "No aun, acabo de lograr que Max se durmiera."

R.B: "Max, es tan travieso."

Lena H: "Si"

R.B: "Quería agradecerte, tu y Max me ayudaron a pasar una de las mejores tardes que jamás haya tenido."

Lena H: "Ahora que lo dices, gracias a ti. Te has tomado tantas atenciones con Max y conmigo, hasta cierto punto me siento un poco avergonzada."

R.B: "No debes de sentirte así."

R.B: "Lo hago porque quiero y puedo."

Lena H: "Está bien, gracias."

R.B: "De hecho, quería invitarlos al parque de diversiones."

Lena H: "No."

R.B: "Si quieres tu puedes invitar las bebidas."

Lena H: " Lo digo en serio, no puedo. Gracias pero no."

Me sentí enojado, ¿quién se creía para negarme una invitación? Después de lo que había hecho por Max.

Pasó quizá media hora y no respondí nada, creo que ella había sido tajante en su respuesta y yo también lo sería.

Lena H: "Lo siento, creo que fui muy grosera."

Leí su mensaje y lo volví a dejar en visto, se que era muy inmaduro de mi parte, pero creo que tampoco había mucho que decir.

Lena H: "Tal vez merezcas una explicación y te la voy a dar, si después de eso no quieres responder, no te culparé."

Lena H: "No puedo aceptar tu invitación al parque de diversiones, por el bienestar emocional de Maximilian. Se que quizá no lo entiendes, pero él jamás ha tenido una figura paterna, su padre me pidió que lo abortara y yo decidí tenerlo sola."

Lena H: "Su necesidad por esa figura paterna lo lleva a idolatrar a otros hombres, Marco Reus estuvo antes que tu y eso es completamente sano. El problema es que tu pasaste de esa figura lejana e imposible, a un posible. Él cree que te tendrá por siempre, y en el momento en que tu te alejes, le romperás el corazón."

Me sentí como un completo idiota, como un desalmado y un sin sentimientos. ¿Cómo es que nunca había pensado en el bienestar del niño? Y la madre, había pensado en solo tirármela para después desecharla.

Pensé en la posibilidad de alejarme de una vez por todas, sería lo mas sano que podría hacer. Pero mi lado egoísta me pedía que permaneciera en la vida del niño, quizá no podría ser su padre, pero si podría ser su amigo y darle un poco de cariño varonil.

No respondí, tampoco es que tuviera palabras adecuadas para decirle. Pero mañana mismo, estaría a primera hora frente  a su puerta, pidiendo perdón y obligándolos a que me acompañen al parque de diversiones. Y así fue.

—¿Puedo hablar contigo? —le pedí a Lena, quien me había abierto la puerta.

Intentó cerrarme la puerta en la cara, pero lo evité y mi fuerza era mucho mayor que la de ella. Así que abrí nuevamente la puerta y me adentré en el departamento.

—¿Y Max? —cuestioné.

—En su habitación, dormido.

—Perfecto, porque quiero hablar contigo.

Le dediqué una mirada de pies a cabeza, llevaba unos diminutos shorts de pijama y una delgada blusa que dejaba ver sus pechos. Ella se cruzó de brazos un poco incomoda por mi mirada, idiota.

—Vengo a pedirte perdón, soy un idiota. No comprendí la circunstancia, pero ahora la comprendo. Y ahora estoy completamente seguro de que quiero continuar en la vida de Max; no como su padre quizá, pero si como su amigo. —le pedí suplicante—. Solo dame una segunda oportunidad.

—Está bien. —suspiró.

—Ahora vete a cambiar y a preparar a Max, nos vamos al parque de diversiones. No es que no me gustes vestida así, pero no es correcto salir así. —bromeé con la hermosa rubia.

Ella caminó hacía otra dirección del departamento y me mostró su dedo de en medio, reí fuertemente.

Maximilian no le dio importancia a mostrar su emoción al verme nuevamente. Manejamos hasta el parque diversiones y en el momento en que entramos, él corrió inmediatamente a la fila de unos de los juegos.

—No puede subir solo. —indicó el joven empleado que estaba en la línea.

—Me dan nauseas, siempre vomito. —se excusó la madre de Max.

—Está bien, yo me subo con él. —respondí como si no quisiera, aunque en realidad me encantaban todos los juegos mecánicos y mas los extremos.

Le indiqué al rubio que fingiéramos ir dormidos cuando tomaran la foto, para después disfrutar y gritar en todo el recorrido. Tuve que comprar la fotografía, ya que las caras habían sido épicas.

Llegamos a uno de esos juegos donde tienes que derribar cosas para llevarte un premio, Max quería jugar y Lena no se negó.

—Es básicamente imposible. —comentó Lena luego de que Max perdiera todos sus intentos, pero estaba emocionado de cualquier manera.

—No creo que sea imposible. —mencioné.

—Pruébalo. —farfulló Lena levantando una ceja.

—Justamente eso es lo que voy a hacer. —respondí lleno de confianza.

Me acerqué al joven y pagué el juego, donde tenía tres oportunidades. Pero las desperdicié.

—No lo hice bien en esta ocasión. —expliqué pagando nuevamente otros tres turnos.

Volví a jugar los tres turnos y así como los jugué, los terminé perdiendo estando a punto de derribar la nave.

—Ultimo. —insistí.

Regresé al juego y en el segundo intento logré derribar la nove, aun no se como lo había hecho, pero el punto es que lo había logrado.

—¿Qué quiere de premio? —preguntó el joven impresionado.

—¿Qué quieres Lena? El premio es para ti. —miré de reojo a la rubia.

—El osito está bien. —dijo en voz apenas audible.

El joven me lo entregó a mi y yo se lo entregué a Lena, esbozando una gran sonrisa.

—Gracias.

—No es nada, mi único premio sería un beso tuyo.

Max elevó la mirada y me dedicó una expresión hostil, pero en cambio Lena no había borrado su sonrisa, solo tenía las mejillas de un tono carmesí.

—Ven aquí.

Se acercó y poniéndose de puntitas besó mi mejilla, realmente no era lo que esperaba pero no podía quejarme.