finale

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Mi mente estaba en otra parte, una pequeña comparación en la manera en que había vivido mis dos embarazos, era lo que invadía mi cabeza y me mantenía ocupada. Últimamente pasaba mucho este tipo de situaciones, ya que mi doctor seguían con las indicaciones sobre el reposo. 

Cuando me enteré del embarazo de Max estaba completamente asustada, no sabía que sucedería con un bebé a mi cargo y no quería hacerlo sola, pero descubrí que ser madre soltera no es tan malo como lo hacen parecer; la prueba viviente de ello era Max. Mientras que este embarazo, tuve una pareja que quería estar conmigo y criar juntos a nuestros hijos; aunque las cosas no hayan salido como las planeamos. 

Sin embargo, no puedo decir que las cosas hayan terminado de diferente manera, a pesar de que intenté hacer las cosas de una manera distinta. De nuevo estaba sola, sin nadie que tomara mi mano durante el parto y que me hiciera sentir la seguridad de una familia estructurada. 

Pero en este momento me siento conforme de decir que no siento miedo, que a pesar de que se que puedo enfrentarme a esto nuevamente en solitario, ya se como hacerlo y que puedo ser feliz en el proceso. 

Sin control de lo que estaba pasando en mi cuerpo, sentí como un liquido humedecía la parte superior de mis pantalones. Recordé mi primer embarazo, como me sentí avergonzada de confesarle a mamá que por accidente me había hecho pis encima. Ahora mi conocimiento me permitía saber que se trataba de la fuente, estaba rompiendo fuente. Tuve que reír al recordarme a mi misma, era solo una niña enfrentando un montón de responsabilidades y aun así, mi ingenuidad era característica. 

—Mamá, creo que he roto fuente. —alcé la voz, ya que no podía siquiera levantarme de la cama. 

Mi madre vino de inmediato a mi habitación y pude notar como una sonrisa se dibujaba en su rostro al ver mi ropa mojada. 

—Cariño, ¡es hora! —elevó la voz emocionada y se dirigió a la puerta—. Le dire a Adler que venga a ayudarte, mientras yo voy por la maleta. 

Teníamos suerte de que mi hermano mayor estuviera de visita en casa de mi madre, la ausencia de Roman y de mi padre, podrían haber sido un problema si él no estuviera aquí. 

Unos segundos después el rubio con ojos llenos de ilusión, aunque también tenía una expresión que demostraban su preocupación y una pequeña sonrisa denotando la emoción que estaba sintiendo al mismo tiempo, se introdujo en la habitación y me ayudó a ponerme de pie. 

Mientras Adler, Max y yo esperábamos en el auto, mi madre estaba tardando mas de lo necesario. Pude imaginar que estaba metiendo cosas en la maleta, que yo anteriormente había llenado con las cosas que consideré serían necesarias. 

—¿Puedes llamar a Roman? Creo que ya es momento de que nos volvamos a ver y merece estar presente en el nacimiento de nuestra hija. —comenté con tranquilidad a mi hermano, todavía no sentía contracciones. 

Cinco minutos después mi madre subió al auto con una maleta mas grande que la que yo había llenado. 

—¿Por una vez en tu vida no pudiste respetar mi decisión? —le cuestioné con cierta burla, pero era algo que ella hacía constantemente, tomar decisiones por mi. 

—No, pronto me agradecerás. —afirmó mi madre orgullosa. 

Adler emprendió camino al hospital, el cual no estaba muy lejos de la casa. Unos minutos de viaje y ya estábamos en la entrada, donde me hicieron subir a una silla de ruedas y así me llevaron hasta mi habitación y ya que estuviera dilatada me cambiarían a la sala de partos. 

Pasaron cerca de ocho horas y aunque las contracciones habían aumentado, mi cuerpo y la bebé no estaban listos para el parto. 

—Roman acaba de llegar, está con Max afuera. —entró mi hermano anunciando—. ¿quieres verlo?

El novio de mamá » roman bürkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora