El futbolista del Dortmund desciende de su auto recién estacionado a un lado de la acera y enseguida se dirige al otro lado del auto deportivo para abrirle la puerta a su rubia acompañante.
La mujer le sonríe y recibe la mano de su pareja para ayudarla a bajar, no puede evitar pensar como finalmente está al lado de su gran amor.
Caminan tomados de la mano por una pequeña acera que está en medio del verde y enorme jardín que adorna la entrada de una gran casa, con apariencia antigua.
Ella lleva un ceñido vestido color negro que deja ver su favorable figura, mientras que el lleva un traje color negro y dejó de lado la corbata para restarle un poco de formalidad. Ambos acababan de compartir una romántica comida, donde Roman le había entregado un perfecto anillo de diamantes y le había hecho la gran pregunta; pregunta a la que ella no había dudado en responder afirmativamente.
La felicidad se notaba en el rostro de ambos, deseaban con toda su alma unirse por siempre y por fin lograrían que eso pasara.
Llegan a la hermosa fachada de la casa, donde una enorme puerta de madera les impide la entrada, el futbolista toca el timbre que está del lado derecho de la puerta y se escucha el ruido del timbre haciéndose eco dentro de la casa.
Unos minutos después la puerta se abre y deja ver a una mujer de melena castaña detrás de esta. El invitado se emociona al verla y al instante se acerca a saludarla con un efusivo beso y abrazo;
—Te sienta bien el castaño. —Roman juega un poco con su melena de la castaña y la deja finalmente.
La castaña se acerca enseguida a saludar a la rubia que estaba a un costado igualmente de manera efusiva. Los tres caminan por los interiores de la hermosa casa.
—Me alegra mucho que hayan venido los dos. —mencionó la castaña, después de que los tres tomaran asiento en una pequeña sala de recibidor.
La dueña de la casa les ofrece un poco de café en un intento por ser una buena anfitriona, aunque sigue siendo un poco extraña toda esta situación para ella.
—Tenemos una gran noticia que darte. —menciona la rubia con cierta emoción que no puede esconder en su rostro.
—¿De que se trata? —no tarda en cuestionar la castaña ansiosa.
La pareja se mantiene en silencio y simplemente unen sus manos, se miran entre sí y no dicen nada.
—Vamos, no me tengan así. ¿Qué pasa? —cuestiona insistente.
—¡Nos casaremos! —anunció la rubia de nombre Diane.
La noticia no tomó por sorpresa a Lena, era algo que Roman ya le había venido comentando desde hace tiempo, pero eso no significaba que su reacción no fuera la esperada.
Sintió algo extraño dentro de sí, no eran celos ni mucho menos decepción. Estaba feliz por él, pero se sentía extraña.
—Me alegro mucho por ustedes. —confesó sincera Lena acercándose a abrazar a la rubia.
Roman también se acercó a abrazar a quien había sido uno de sus grandes amores.
—Te deseo que seas muy feliz, lo mereces. —susurró al oído de su viejo amor.
Unos minutos después el ruido de la enorme puerta de madera abriéndose interrumpió cualquier conversación que pudieran estar llevando.
Un rubio de doce años fue el primero en entrar a la casa, al momento de ver a los invitados corrió a saludar a quien seguía siendo su principal figura paterna.
Detrás de Max venía un castaño de ojos color agua, el hombre traía en uno de sus brazos a una niña de dos años con la que compartía ojos, mientras que con la otra mano tenía tomada la mano de la niña de seis años que tenía gran parecido al futbolista.
—¡Ella! —la llamó su padre y la niña dejó la mano de su padrastro para ir a los brazos de su padre.
Boris aun con la niña más pequeña en brazos se acercó a saludar a los invitados, estaba feliz de verlos ahí y aunque para las personas de fuera les parecí raro, todos se sentían como una enorme familia.
Para Max y Ella su padre siempre sería Roman, pero Boris desde hace tres años atrás que había incursionado en sus vidas, se había sabido ganar un lugar y pronto había obtenido el cariño de los niños; además les había regalado una hermanita más. Lisa se había convertido en la consentida de toda la familia.
Por su parte Diane, había aparecido en sus vidas hace poco más de un año, pero eso no quita que ya los niños le hayan tomado un enorme cariño. Cada vez que tienen que quedarse con su padre, Diane es gran parte de la diversión.
Lena y Roman compartieron una mirada llena de complicidad, ambos estaban felices por la manera en que había evolucionado su vida. Estaban agradecidos por lo que habían vivido juntos, pero sabían que ya no podían volver a esos tiempos, la gente indicada había aparecido en sus vidas y aunque ya no fueran una pareja, todavía tenían muchas cosas por las cuales pasar juntos.
Ahí estaban sus dos grandes amores, las personas con la que habían encontrado estabilidad y con quienes compartirían el resto de sus vidas. Y por otra parte, estaba ese amor con quien habían tenido la máxima conexión, para terminar dándose cuenta de que no podrían estar juntos.
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El novio de mamá » roman bürki
Fanfiction»Cariño, yo no necesito a nadie que no seas tu. »Mami, él es perfecto y podría ser mi papi. Trailer https://www.youtube.com/watch?v=yNLfW6JOEWI