Recibí una llamada interrumpiendo la actividad que estaba haciendo en el laboratorio de conservación. Aunque en cualquier otro momento hubiera preferido terminar de hacer lo que estaba haciendo, en esta ocasión sentí la necesidad de responder al llamado.
—¿Hola? —respondí rápidamente el teléfono sin mirar quien estaba haciendo la llamada.
—Lena, he venido por Max, pero me han dicho que su padre ha pasado por él. ¿Se te olvidó avisarme? —me cuestionó la señora Scholl.
—No, lo siento señora Scholl. Roman seguramente fue quien pasó por él, yo iré a buscarlo y no tiene nada de que preocuparse. —respondí amablemente a la señora de edad avanzada.
Pronto tendría que cambiar los permisos en el trabajo, le estaba cargando mucho la mano a la señora Scholl y después de todo yo soy su madre, la que se tiene que hacer responsable en todos los aspectos.
—Claro linda, nos vemos. —murmuró relajada la mujer y colgó la llamada.
Me puse de pie y recogí mis cosas, esperando que alguno de mis compañeros me cubra.
—¿A donde vas? —me cuestionó una de las chicas.
—Tengo que ir por Max, ¿me cubres? —pedí de manera suplicante.
—Claro. —afirmaron en unísono varios de mis compañeros.
Les sonreí en respuesta a mis compañeros y salí en dirección de casa de Roman. No podía hacer este tipo de cosas, le estaba dando confianza, pero todo tiene un límite y él lo había sobrepasado con esto.
Manejé lo más rápido que pude, en diez minutos ya estaba en mi destino y dispuesta a subir las escaleras hasta el departamento del futbolista.
Golpee con toda mi fuerza la puerta de entrada del conocido departamento, era tanto mi enojo que no me importaba molestar a las demás personas.
—No puedo creer que seas tan inconsciente. Después de que te di la oportunidad y la confianza de que continuarás viendo a Maximilian, de que lo visitaras, fueras por él a la escuela y que incluso saliera contigo. Jamás lo volverás a ver sin mi permiso y siempre tendrá que ser frente a mi. —alcé la voz mientras entraba en el lugar sin pedirle permiso alguno.
—¿De que hablas Lena? —preguntó siguiéndome por donde caminaba.
—¿Donde está? —me giré a enfrentarlo y me topé con su pecho.
Él me tomó por los hombros obligándome a detenerme, me miró directamente a los ojos y noté cierta confusión.
—No tengo a nadie aquí, solo dime que está pasando. —me pidió sonando preocupado.
Sentí como la presión se subía hasta mi cabeza, como si todo el oxigeno del planeta hubiera desaparecido y empecé a sudar frío.
—Tu... —tartamudé—. ¿Tú no fuiste por Max al colegio?
—No, yo no fui por él. ¿Que ha pasado? —me preguntó algo alterado.
—La señora Scholl fue por él y le dijeron que su padre había ido por él, pensé que habías sido tú. —expliqué sin evitar que las lágrimas salieran de mis ojos.
—Tranquila Lena, vamos a encontrarlo. —me envolvió en sus brazos.
Yo busqué mi refugio en sus brazos, mientras tanto noté como hacía alguna llamada, pero no puse mucha atención a lo que decía.
—¿Sabes donde vive André? —me cuestionó despertándome del trance en el que me encontraba.
Asentí ligeramente y salimos de su casa, tomó mi mano hasta llegar a mi auto y le di mis llaves para que él conduciera.
Después de decirle la dirección, llegamos hasta el edificio donde vive André desde que regresó a Dortmund.
—Quédate aquí. —me pidió al bajar del auto.
—No puedo quedarme aquí. —repliqué mientras me bajaba del auto y caminaba detrás de él.
—Solo no quiero que te pongas en peligro, si pasa algo no dudes en salir corriendo y siempre mantente detrás de mi. —me explicó de manera autoritaria.
No me quedo de otra más que aceptar las condiciones que me había puesto el suizo.
Tocó la puerta en repetidas ocasiones, pero nadie tenía intenciones de responder. Así que le pedimos a una persona que trabajaba en el edificio que abriera la puerta, para terminar dándonos cuenta de que ya no había nadie en ese lugar y que tampoco quedaba ropa en los cajones.
—¿Que vamos a hacer? Ya se lo ha llevado. —lloré sin poder controlar mis emociones.
—No nos daremos por vencidos, te prometo que no me detendré hasta poner a Max en tus brazos. —me tomó por las mejillas obligándome a verlo a los ojos y depositó un casto beso en mis labios.
Corrimos de regreso al auto, nos subimos lo más rápido posible y no pude contenerme por más tiempo.
—Tengo tanto miedo de perderlo, creí que no volvería a sentir esto. —sollocé escondiendo mi rostro entre mis manos.
—Cariño, todo estará bien. —quitó mi mano y la jaló para depositar un beso en los nudillos.
Manejó sin que yo conociera nuestra dirección, estaba tan metida en mi llanto que no había preguntado a donde nos dirigíamos.
No me tomó mucho tiempo cuando me di cuenta de que íbamos en dirección del aeropuerto.
Al entrar corrimos por alrededor del aeropuerto hasta llegar a las oficinas para indicar la situación y que evitaran que André saliera de la ciudad si esa era su intención.
Pasó casi una hora cuando obtuvimos respuestas, nos indicaron que un hombre con la descripción que habíamos dado y un niño habían sido detenidos, antes de entrar a un vuelo con dirección a España.
No quisimos perder más tiempo y fuimos siendo acompañados por un guardia de seguridad, a lo lejos pude ver cómo un hombre forcejaba con otros guardias de seguridad y parecía ser André.
Corrí al ver el rubio que estaba llorando desconsoladamente, una mujer intentaba consolarlo pero no lo lograba.
No dije nada, sólo lo tomé en brazos y me aferré a su pequeñito cuerpo, no dispuesta a perderlo de nuevo.
—Mami. —sollozó el niño envolviendo mi cuello con sus diminutos brazos.
—Pensé que te perdería. —repetí en medio de mi llanto de alegría y lleno de tranquilidad.
—Yo no estoy dispuesto a perderlos a los dos nunca más. —escuché una voz grave a nuestras espaldas.
Me giré para toparme con la persona que había evitado que André me quitara a mi hijo.
—Ven aquí. —lloriquee de manera suplicante.
Roman no tardó en acercarse y abrazarnos a los dos con toda su fuerza.
—Nunca te alejes de nosotros, aunque yo te pida que lo haga, estoy segura de que nunca serán reales mis palabras si te pido que te vayas. —supliqué al suizo.
Ya me había equivocado muchas veces y no quería volver a perderlo, después de que me demostrara que él siempre estaría para nosotros.
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El novio de mamá » roman bürki
Fanfiction»Cariño, yo no necesito a nadie que no seas tu. »Mami, él es perfecto y podría ser mi papi. Trailer https://www.youtube.com/watch?v=yNLfW6JOEWI