Algo demasiado importante

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- ¡Vamos a la cafetería por un café! - dijo Mordecai.

- Claro, por un café... Solo di que iremos a ver a Margarita.

- Hay Mapache, ¡Vamos yo invito!

- Yo nunca dije que no...

- Claro, además últimamente me he dado cuenta de que Eileen te esta echando el ojo...

- ¡Ya callate!

- No, viejo - decía con sarcasmo y alarde - además Eileen es tu novia, ¿no?

- N-novia, hay no sé de que me hablas - trataba de que Mordecai no me viera con la cara muy sonrojada.

- Ajá, va llegar un día y te comenzará a gustar...

- ¿¡Quieres el cafelito o no!?

- Jaja, sí, vámonos ya...

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•

Llegamos a la cafetería y nos encontramos con Margarita y Eileen atendiendo otras mesas eran otras dos personas, la cafetería no se solía llenar demasiado al turno de ellas.

- Hola Margarita - dijo Mordecai - Hola Eileen.

- Hola - dijeron ambas, pero solo una se abalanzó y abrazó a Mordecai, Margarita.

- Hola Eileen - dije.

- ¡Hola Rigby! - se sonrojó y me dio un abrazo.

- ¿Qué van a querer? - preguntaba Margarita.

- Yo quiero un Cafelito y un emparedado - dije.

- Enseguida Rigby - dijo Margarita que iba directo a la cocina.

- Espera, quiero que Eileen lo prepare, a ella le quedan tales como me gustan, con el pan 3 veces rebosado.

Eileen se sonrojó - Sí, Rigby - dijo y se fue.

- Mordecai, ¿y tú? - Pregunto Margarita.

- Un expresso y un par de donas.

- Enseguida - se dirigió a la cocina y Eileen venia a la mesa.

- Toma, Rigby - dijo ella poniendo lo pedido sobre la mesa, sus ojos brillaban tanto, ella era feliz, haciéndome feliz, era tan buena persona... ¿¡Qué estoy diciendo!?

Margarita llegó a la mesa con unas donas y un expresso.

- Aquí tienes MordsiempreDijo Margarita siempre cortés.

- Oigan, chicos, me preguntaba si...

- ¿Qué sucede Eileen? - pregunté.

- Bueno, si...¿quieren ir a mi casa a ver una película?, Donut Factory Holliday... Margarita, Mordecai, tú, yo...

- No lo sé - decía Mordecai - Es que Benson se enojará con nosotros si...

- Hay por favor Mordecai - continúe - ¿Desde cuando eso importa?, además, hoy es nuestro día libre, ignorante.

- ¡Es verdad! - continuó - Entonces sí iremos.

- Disculpen a Mordecai - dije tomando su expresso - Es que le cuesta trabajo «expressarse».

Eileen y Margarita rieron, y claro Mordecai no dudó en golpearme; las chicas se fueron al salón de personal.

- Rigby, pensé que no querrías ir a la casa de Eileen, - decía Mordecai - por eso le dije que no, sé que Eileen no te agrada, No te agrada... ¿cierto?

- No lo sé - me sonrojaba - quizás sí... Además ya es tiempo de que vallas a por todas y te le declares a Margarita. Es un favor

- Gracias Rigby, espera, ¿no te debo 10 favores?, ¿cierto?

- No...

- Eres un buen amigo...

Las chicas salieron, Eileen usaba un suéter morado, con el se veía muy bien... ¿¡Qué dices!?

- Hola Rigby - me dijo - te veo bien - subíamos las escaleras.

- Yo también te veo bien - dije.

Ella se sonrojó.

- Bueno vamos - dijo.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°

Llegamos a casa de Eileen y me senté junto a ella en el sofá, mientras se cargaba el VHS.

Ella se arrecostó en mi hombro.

Mordecai me molestaba.

La verdad es que sentir esa colita de caballo en mi hombro era la mas hermosa sensación.

Al terminar la película escuche a Mordecai invitar a salir a Margarita.

- Sí, vámonos - decía alegre Margarita.

- A por todas... - susurré al oído de Mordecai.

- Claro, mapache, ¿estas seguro de que te quedarás?

- No me quedaré, iré a casa a la hora de los recres y jugar una o dos partidas e irme a la cama - estaba mintiendo.

- Bien - dijo Mordecai - ¡Adiós!

Salieron por la puerta.

- ¡Ahhh, al fin se fueron! - dije.

Eileen se rió - ¿Y qué tiene que ya no estén?

- N-nada...

- ¡Vamos a la hora de lis recres a por unas partidas!, ¿quieres?

Pasamos jugando horas y horas hasta que cayó la noche.

Eileen bostezó.

- Veamos vídeos graciosos en internet, tal vez así se me quite este sueño - dije.

Nos fuimos directamente a la computadora, pero Eileen no soportó mas y se acurrucó a mi lado y apoyo su cabeza.

- ¿Esta bien si lo hago?

- Sí, no le veo problema - contesté.

Sin decir más, no encendí la computadora y me dormi al lado de Eileen.

Sonó mi teléfono unos 10 minutos mas tarde, lo que hizo que nos despertara.

- Hola viejo, ¿dónde éstas?

- Ehhh, estoy haciendo algo importante, no te preocupes.

- Bueno, cuidate y no llegues tarde mañana al trabajo.

- No, adiós.

Me volví hacia Eileen y regresé a dormir, dormir con ella era genial.

Continuará...

Eileen & YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora