Soy demasiado débil...

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- Ya verás... - decía Eileen con una cara dulce y gentil.

- Entonces me comeré estos ravioles lo mas rápido que pueda - me reté a mi mismo.

Cinco minutos y los platos ya estaban limpios.

- Valla... - me miraba sorprendida Eileen - Solo dejáme lavar estos platos y...

La interrumpí - No solía hacerlo por que me encantaba oírla hablar - Me levanté de la mesa y tome su mano que ya sostenía un plato.

- Deja que yo lo haga - sugerí.

- No, Rigby yo...

- Ya enserio, yo lo hago - la miraba a los ojos, ella también lo hacía.

Termine lavando yo los platos.

- ¿Cúal es la sorpresa Eileen? - interrogué.

- Ha, sí, espera - tomo sus llaves - del auto y de la casa - Ya vámonos.

- Vamos.

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Llegamos a un lugar muy bonito - honestamente no sabía que lugar era - Así que dude en preguntar de vuelta.

- ¿Dónde estamos?

- Es el bosque - dijo.

- P-pero es de noche...

- Sí.

- ¿No te da mi-miedo?

- No. ¿A ti si?

- N-no... - Sí tenía miedo, pero no quería demostrarlo, quería demostrarle a Eileen que no tenia temor.

Ella sonrió, tomó mi mano y la rozó suavemente - No hay de que temer - comentó - Tus manos están frías.

- Contigo a mi lado ya no lo estarán mas - dije sonriendo.

- Hay, que cursi - agregó sonrojada.

- Sí, sí es cursi - una voz desconocida salia detrás de un árbol - Y si no dejan ya las cursilerías se las verán conmigo.

- ¿Quíen dijo eso? - preguntaba Eileen.

- ... - nadie parecía contestar.

- Tranquila no es nadie - le dije a Eileen.

- Tu calla, tu eres el miedoso y el cursi aquí - mencionaba la chica de anteojos con aire de broma.

- Sí, pero también al que quieres mucho - agregé.

- Yo les advertí - decía la voz cual origen desconocíamos.

Salió un tipo con un hacha en manos - ¿Quíen se creía?, ¿El dueño del bosque?, Al menos Eslenderman deja notas advirtiendo y no acosa -.

Huíamos corriendo lo más rápido que pudimos, gracias a esto de correr demasiado rápido Eileen tropezó y esto la dejo en el suelo.

Retrocedí unos pasos al mismo ritmo - ¿Estas bien?

- Sí - intentó pararse pero no pudo.

El “Leñador” se acercaba - Vamos te ayudaré - dije tratando de llevarla en brazos; corrí unos 60 centimentros y caí al suelo; Eileen se lastimó aun más.

- E-ileen... N-no puedo... Soy demasiado débil...

El “Leñador” había dejado de seguirnos.

- Y-yo... - El dolor cortaba sus palabras - Creo q-que puedo s-sola...

En ese momento no sabía que hacer, Eileen sufría tratando de pararse, pero yo no podía hacer nada.

Eileen dejó de intentar - Ella jamás se rendía, pero esta vez lo hizo -.

- N-no puedo - dijo entre cortantes sollozos.

Esto termino de golpearme, me sentía inútil, sin nada que poder hacer, por mas que intentara era demasiado débil.

Todas estas razones, me dieron una buena excusa para derramar lágrimas inconscientemente, y verme destrozado ante Eileen.

Sentí esa mano rozando con la mía, helada, con lagrimas derramadas; pero sabía que si las manos de Eileen ya habían calentado una vez las mias, lo harían nuevamente, sin importar que.

- Lo s-siento... - Rompí en llanto.

Ella se arrecostó en mi hombro y miró desde abajo mi rostro destrozado.

Había una sonrisa en ese cara aunque el dolor físico lo hacía casi imposible de creer.

Ella levanto su brazo - que estaba lastimado - y tomo las lágrimas que caían, y con su suéter secaba mis ojos.

- N-no... - un gesto de dolor interrumpió sus palabras - tienes de que lamentarte...

- No, no tengo de que - me levanté y me quité el suéter rojo que llevaba, y levante a Eileen y la acosté en el suéter, quité las agujetas de las zapatillas de Eileen.

- No tengo de que, si te ayudo con lo poco que soy y que tengo - la llevé a rastras con el “transporte” que había creado hasta llegar al auto.

Llamé a los paramédicos y me dijeron que llegarían en una media hora.

- ¿Te sientes mejor?, ¿o el dolor empeora? - preguntaba a Eileen.

- E-empeora - una lágrima se escapo de sus ojos con un gesto de sumo dolor.

Me acerqué y tome esa lagrima.

- Eileen... T-te amo...

Ella sonrió, esa palabra puede sacar del hoyo mas oscuro a alguien.

- Y-yo también...

Los paramédicos llegaron y se llevaron a Eileen.

Tuve que regresar solo a casa, no podía ir con Eileen, el espacio en la ambulancia era insuficiente.

Solo me quedaba esperar, esperar que todo estuviese bien...

Eileen & YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora