A la ofensiva (Fin del Especial)

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Estaba devastado, pero simplemente mas enojado que cualquier otra cosa.

Ese Jeremy... Yo sabía que traía algo entre manos...

- ¡Rigby! - gritó Gabriella desde la sala - ¡Carta para ti!

Bajé de mi habitación con ansias y al mismo tiempo preocupación.

Tomé la carta.

«De: Eileen Roberts.

Para: Rigby.»

Decía en la dedicatoria.

- ¿Quieres que la lea en voz alta? -  le pregunté a Gabriella.

- Es tu carta...

- ¿Y eso qué? - dije burlón - Eres mi mejor amiga, ¿mi mejor amiga no puede leer una carta mía?

Me miró extrañada por mi comentario.

- Ehhh...

- ¡Claro que puede! - sonreí.

- Bueno aquí esta - comenzé.

«Rigby, escucha, no se cómo me llegó una carta tuya, tu no sabes dónde estoy.

Lo lamento pero yo estoy feliz aquí, aquí, lejos de ti.

Estoy bien, si esa es tu pregunta.

Los pequeños detalles importan.

Adiós, Eileen Roberts».

- Wow - dijo Gabriella - ¡dejame ver esa carta!

Puse la carta en sus manos.

Ella la leyó detenidamente.

- No puedo creer que Eileen haya escrito esto - comentó pensativa.

- No, pero ella lo escribió - afirmé negativo.

- Espera... - pasó su mano lentamente por el papel de la carta.

- ¡Esta no es la letra de Eileen! - llegó Gabriella a una conclusión.

- ¿Qué?

- Que esta no es la letra de Eileen.

- No te creas los rumores.

- ¡No estoy mintiendo!, mira - señaló la i - ella siempre dibuja una estrella arriba de la i.

- ¿Qué tal si no quiso hacerlo? - dudé.

Ella subió rápidamente las escaleras y poco tiempo después, regresó con un puñado de cartas.

Abrió cada una de ellas y las examinó.

- ¡Viejo! - exclamó asustandonme - Estas cartas no han sido escritas por Eileen.

- ¿Huh?

- Dejáme ver esa carta - sugirió que le diera la carta mas reciente de Eileen, la que acababa de llegar.

- ¿Y bien?... - dudé.

- Rigby... ¿Leíste la parte de “Los pequeños detalles importan”?

- Sí, la leí, eso me lastima ¿sabes? - renegué.

- Aja, sí, lo siento... - tomó otra carta, era la primera carta que Eileen me había enviado.

- ¡Eso es! - prosiguió Gabriella.

- ¿Sabes que gritas y no tengo idea de lo que hablas, cierto? - agregué con sarcasmo.

- Mira esto - dijo mostandome la carta, era un pequeño doblez.

«Ayudame, por favor

A-114

08-10-13 5:30 pm »

- A-114... ¡¿Qué diablos es eso?! - grité casi rompiendo el papel.

- Pues el número de una casa... ¡Claro!

- Sabes que sigo sin entender lo que dices ¿verdad? - frunsí el seño.

- Eileen esta en esa casa viejo, debe de estar en esa casa, algo malo le debe de haber pasado.

- ¿Pero porqué escribe con una fecha diferente a la de hoy?

- Debe de ser porque a esa hora y fecha ella estará ahí - dijo obvia.

- ¿Cuando es 8 de Octubre? - pregunté.

- Pues... ¡Mañana!, ¡Rigby, Eileen está en problemas!

- Pero... - agaché el rostro - ¿Qué hay de Jeremy?

- Jeremy... ¡Awww, el debió hacer las cartas falsas, solo para que tu te olvidaras de Eileen!, ¡Ese tipejo se las verá conmigo! - exclamaba enfadada.

- No... ¡Se enfrentará con nosotros!

- ¡Heh!, ¡bien dicho Mapache! - revolvió mi cabello.

- Vámonos ya - sugerí.

- ¿Ir?, ¿A dónde? - preguntó Mordecai que entraba en la casa.

- Es algo complicado - dije nervioso.

Creo que Gabriella notó mi nerviosismo.

- Ehhh... - interrumpió ella - pues a... A... A... ¡A Quesitos!, ¡Sí!, dicen que por las mañanas los emparedados de queso a la parrilla son mas buenos...

- Pero aún es de tarde...

- Ajá - afirmo Gabriella tomando su bolso de mezclilla y también tomándome del brazo - Al que se va desde tarde, Dios le ayuda...

- Pensé que era “Al que madruga Dios le ayuda” - dudó Mordecai sospechando de nosotros.

- ¿Por qué crees que soy doctora?, Nunca fuí buena en lenguaje.

- Pero si eras la mejor de la clase... - interrumpí, gran tonto, definitivamente mi fuerte no era mentir.

- ¡Callate! - me pellizcó.

- ¡Auch!

Gabriella me miró en forma asesina - ¡Adios! - se despidió de Mordecai sonriendo.

Me jaló del brazo y nos metimos en su auto.

- ¡¿Qué haces?! - pregunté algo enojado, “Algo” - ¡No tenemos idea de dónde está!

- Yo sí, la carta de Eileen será nuestro mapa - sonrió dándole vuelta a la llave.

- ¿Listo? - me preguntó.

- ¿Para qué?

- Para encontrar a Eileen.

Asentí victorioso.

Ella se dirigió a la universidad estatal, a unos 12,894 Kilómetros de la casa del parque.

Pasamos por la calle de Eileen.

Cuando ví su casa sentí una enorme nostalgia.

«Es hora de encontrate», pensé.

Continuará...

Eileen & YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora