Eileen cuidará de ti...

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Una noche Eileen, Gabriella, Mordecai y yo, salimos a comer pizza de Paparelis.

Esa noche me parece ser que me comí demasiadas rebanadas de pizza.

Lo cual me hizo un poco mal, pero simplemente no le tomé importancia a lo que decía mi cuerpo, ya que este decía «Vomita, Dios ¡vomita ya!», pero era obvio que no iba a vomitar enfrente de mi novia ni de mis mejores amigos, eso es algo que avergüenza demasiado.

- Rigby - se dirigió hacia mi Gabriella - ¿Estas bien?

- S-sí...

Mi piel estaba pálida y no me sentía del todo bien.

- ¿Estas seguro? - Añadió Eileen.

- Muy s-seguro - apoye mi mano en mi cabeza.

No tardé en darme cuenta de que Gabriella me miraba en forma sospechosa.

Pasaron unos minutos antes de regresar a casa.

Ya estando en la media noche, no pude ignorar que enserio no estaba bien.

«Relajate», pensé.

Pero en vez de relajarme mi estado solo empeoró.

Tanto que llegué al punto de dejar mi cama e ir al baño ¿a qué mas iba?, a vomitar.

Temí despertar o alarmar a alguien.

Me aseé y salí del baño.

Cuando me tope con Gabriella enfrente para esperarme.

- Ven conmigo - dijo ella.

Pero realmente tenía fuerzas para salir del baño y quedarme dolido en el pasillo.

Gabriella me tomó del brazo y me llevó a su habitación me dió un poco de jarabe e hizo algunas llamadas, hecho esto me arropó en su cama y se fué.

Al despertar salí de la habitación y me encontré con Gabriella que estaba en el suelo profundamente dormida y arrecostada en la pared.

La empujé un poco para que notara que yo estaba ahí, aún me sentía mal y con náuseas.

- ¿Ehhh?, ¿Rigby? - frotó sus ojos - ¿Te sientes mejor?

Sin pensarlo las náuseas correspondieron - gracias tontas náuseas - y vomite en Gabriella sin querer (asqueroso pero real).

Ella se miro - Ahhh, que más da, ya me acostumbre...

- L-lo siento...

Ella me tomó en brazos y me volvió a arrecostar en su cama.

Eileen entró a la habitación de Gabriella y me vio tumbado en la cama.

Recuerdo que Eileen me revolvió un poco el cabello antes de que me quedara dormido.

Luego de unas horas desperté y me topé con Eileen, un bello rostro con el que había deseado despertar desde hace mucho tiempo.

- Hola Eileen - saludé sentándome en la cama.

- Hola - sonrió dándome un poco de limonada por si me había deshidratado - ¿te sientes mejor?

- Un poco - tomé de la limonada.

Eileen sonrió.

- ¿Y Gabriella? - pregunté.

- Pues, trabajando, al igual que todos.

- ¿No tenias trabajo hoy?

- No, hoy no, hasta mañana...

- ¡Genial!

Eileen & YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora