Un día especial, no tan especial.

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Me encontraba en un restaurante de comida rápida junto a Gabriella y su hermana pequeña.

- Así que... ¡Serás padre! - me vio al sacar una expresión de sorpresa un tanto finjida.

- ¡Que maravilla! - a lo que contesté sarcástico.

- Oye, no puede ser tan malo - le dio un sorbo a el té helado que bebía - Un bebé no va a arruinar tu vida.

- Claro que no la va a arruinar, el que puede arruinar la de el bebé soy yo - bajé el rostro.

- ¿Huh?

- Sí - dije exaltado - ¡Mirame! Un tipo que apenas se graduó de la secundaria, que trabaja en un parque, ¡Que solo causa problemas!

- P-pero Rigby...

- No Gabriella; es lo que soy, nadie miente al respecto.

Ambos miramos a la hermana de Gabriella que bajó por el tobogán.

- ¿Es difícil cuidar a los bebés? - rompí aquel silencio.

- Bueno, he cuidado a tres niños en toda mi vida; ahora no lo veo tan difícil.

- Mila es tu hermana más pequeña, ¿no? - quise entablar conversación.

- Sí, y la más insoportable - sonrió.

- ¿Cuántos años tiene? - Pregunté.

- No lo sé, ¡Mila! - la llamó - ¿Cuántos años tienes?

- ¡Tengo 4 y medio! - gritó la niña desde arriba del juego.

- ¿Eres su hermana mayor y no sabes que edad tiene tu hermanita pequeña? - le vi con ironía.

- Sí, lo sé, soy un asco de hermana, un asco de amiga y un asco de novia - se cruzó de brazos.

- No - reí - eres todo eso menos una mala amiga, es decir, ¡tienes un poco de todo!, eres distraída pero inteligente, no sueles ser feminista pero puedes llegar a ser la mujer más romántica de Estados Unidos - Dije toda la verdad.

Ella sonrió.

- Pero no eres perfecta, porque molestas demasiado, cometes errores, te enojas por estupideces, ¡Y si quisieras engañar a un hombre lo hicieras y también no!

- Ja, tienes razón, cuando Mordecai besó a Margarita me hubiera desquitado contigo y también te hubiera besado. Pero no lo hice porque tienes novia - bromeó.

- Además de decir cosas inapropiadas en publico - sonreí.

- ¿Y Eileen? - me vio.

- Trabajando - dije.

- ¿Te casarás con ella antes o después de que nazca tu bebé? - me preguntó un poco seria pero con gracia.

- Posiblemente después - contesté.

- ¿Estas nervioso?

- Claro que lo estoy; es mi bebé, así que sí, obviamente.

- Yo no sé lo que se siente, pero no puede ser tan difícil tratar de no preocuparte, porque todo va a salir bien, todo. Y posiblemente haga una excepción y cuide del bebé para que salgas con Eileen - me guiñó el ojo.

- ¿Harías eso?

- ¿Y por qué no?, no digo que seré una buena tía porque ni siquiera soy buena hermana.

Reí, esto me había hecho gracia.
Ella era así, sus comentarios podían ser estúpidos pero tenían cierta gracia.

Regresamos a la casa y de camino dejamos a Mila en casa de los padres de Gabriella.

Eileen & YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora