Capítulo Siete

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Narra Justin:

—Buenos días—dije entrando al comedor en donde Mima le daba de comer a Ethan mientras Frank desayunaba y Amelia también con Emma en brazos. Si quera era sorpresa que los mellizos fueran los únicos levantados. Las gemelas y Derek seguían profundamente dormidos. Lo que no me explicaba era como Derek había terminado en la cama con Amalia. Que yo recuerde, él iba a dormir con Mima y Frank.

—Buenos días hijo—sonrió Mima meciendo a Ethan mientras este aguantaba su biberón. Sonreí al verlo reír mientras Mima lo mecía y eso hacía que se le saliera un poco de leche por el lado.

—Buenos días Justin—dijo Frank y me senté al lado de Amelia.

—Hola princesa—sonreí besando la cabecita de Emma que sonrió estirando su manito para tocar mi cara. También estaba de buen humor y eso era bueno. Ella siempre estaba seria, como de mal humor y no me sorprendía. Era muy apegada a Amelia, así que de seguro sacó el carácter de esta. –Nena—dije besando sus labios, pero esta corrió la cara.

—Permiso—dijo poniéndose de pie saliendo del comedor y suspiré. Odiaba cuando se ponía  así. No quería que estuviera molesta, mucho menos distante conmigo. Yo no tenía culpa de lo de anoche, simplemente no se pudo como otras veces y ya. No tenía porque enojarse.

— ¿Pasa algo?—preguntó Mima viéndome y suspiré.

— ¿Fue por lo que paso en la piscina?—preguntó Frank y lo miré sorprendido. Mierda, ¿Cómo sabia eso?

— ¿En la piscina?—preguntó Mima confundida. — ¿Qué paso en la piscina?—preguntó y suspiré. Tenía que contarles, después de todo no me sorprendía si nos escucharon.

— ¿No me digas que no escuchaste nada mujer?—preguntó Frank y Mima frunció el ceño.

—Si, uno que otro grito, pero pensé que eran los vecinos—dijo confundida. –Ya sabes, esos jóvenes que se pasan gritando y despertando a todo el vecindario—dijo y este negó.

—Eran Amelia y Justin—dijo Frank y Mima me miró confundida. Mierda, ¿Había algo más vergonzoso que ser descubiertos? No, no creo que hubiera algo más vergonzoso que hablar sobre tu vida sexual.

—Ayer Amelia quiso meterse a la piscina en la madrugada y la acompañé—dije y esta asintió.

— ¿Qué tiene de malo eso?—preguntó Mima viendo a Frank que suspiró.

—Cuéntale hijo, yo iré por otros panqueques—dijo Frank y asentí agradecido. No quería que hablar de lo que paso. Yo mismo le explicaría a Mima.

— ¿Entonces?—preguntó Mima limpiándole la boquita a Ethan antes de mirarme. — ¿Qué paso?—preguntó y suspiré.

—Ayer, Amelia y yo quisimos intentar ya sabes—dije y esta asintió. Podía tener veintiséis años y seguiría avergonzándome de hablar de mi vida sexual. –Pero no salió como esperábamos—suspiré.

— ¿Por qué lo dices?—preguntó confundida y la miré mal. — ¿Qué? Puedes contarme lo que sea cariño, no tengas vergüenza—dijo y asentí. Tenía razón, podía confiar en ella.

—No se sintió como antes—dije y esta frunció el ceño. –No estaba tan excitado como ella y simplemente no se pudo—dije y esta iba a decir algo, pero los tacones de Amelia en el pasillo nos hicieron voltearnos para verla.

—Maya tiene a Emma, se acaba de levantar—dijo y Mima asintió preocupada. Yo también lo estaba, mi chica no estaba bien. Estaba muy pálida y tenía unas ojeras grandes. De seguro no pudo dormir y más si estuvo toda la noche haciendo no se qué. Cuando yo había entrado a la habitación para hablarle, ella estaba en el baño y cuando salió, dijo que no tenía sueño y que estaría abajo viendo televisión. Quise acompañarla, pero estaba agotado. Además de que lo mejor era dejarla sola, ella luego me diría.

Vacaciones Compradas {#3 Vientre Comprado}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora