Capítulo Dos

9K 358 15
                                    

Narra Justin:

—Entra tú—le dije a Amelia que negó mirándome mal. Ella sabía que iba a decirle eso, me conocía muy bien.

—Te toca a ti—dijo y bufé. Ella tenía razón, era mi turno, pero la verdad es que no estaba listo. No quería entrar, pasar esta puerta significaba el mismísimo circo o peor. Mucho peor y no, no estaba exagerando.

—Bien—dije y esta me miró asustada. No la culpaba, yo también lo estaba y mas porque de afuera se escuchaban los gritos. Abrí la puerta con cuidado y me asomé a ver por si había alguien, pero la sala estaba vacía. Eso eras algo raro, la sala siempre estaba llena, pero no. Ni siquiera había juguetes, tampoco las tablets así que era más raro aun. ¿Dónde estaban todos? miré a Amelia que frunció el ceño saliendo detrás de mí. Yo también estaba confundido. Se habían escuchado gritos, desde que nos bajamos del auto. Así que, si no estaban para recibirnos es porque estaban escondidos.

—No nos confiemos—dijo Amelia y asentí. No podíamos confiarnos en que todo estaba bien. Por algo tanto silencio ¿No?

— ¡Mami!—gritaron las gemelas bajando las escaleras y Amelia me abrazó por detrás asustada. ¿Qué les dije? No podemos confiarnos en tanto silencio. Tenían sangre de Amelia que era una gritona, así que el silencio entre los niños no existía. Creo que aquí nadie sabía lo que era silencio.

—Apenas hemos entrado, ¿Cómo supieron?—preguntó Amelia y me encogí de hombros. A lo mejor había sido por el auto o nos vieron por la ventana.

— ¡Papi!—gritaron las gemelas y me arrodillé a recibirlas.

— ¡Mamá!—gritó Derek y reí negando. Independientemente de que huyamos de los niños, amábamos estos momentos cuando ellos venían corriendo hacia nosotros a recibirnos. Siempre lo hacían tanto en la casa como en la escuela.

— ¿Cómo les fue chicas?—les pregunté a las gemelas que llenaban de besos a Amelia mientras Derek venia a darme un beso.

— ¡Muy bien papi!—gritó Maya y Amelia y yo reímos al saber por qué tanta emoción. Oficialmente empezaban las vacaciones para ellas y Derek. ¿A que no suena lindo? No, no suena lindo que estén de vacaciones.

—Si papi, ya podemos levantarnos tarde—dijo Amalia y bufé. Ellas podían levantarse tarde, pero estaba seguro que no lo harían. Ni siquiera en los fines de semana se levantaba tarde. ¿Por qué iban a hacerlo en vacaciones? A ellas les gustaba madrugar y levantar a Derek que si dormía hasta tarde. Ya las había cogido varias veces haciendo ruido o moviendo la pequeña cama de Derek solo para levantarlas. Mi campeón era su diversión.

—Eso veremos—dijo Amalia poniendo su bolso en el sofá y se quitó los botines. –Mima les tiene una noticia—dijo y las gemelas se miraron.

— ¿Qué noticia mami hermosa?—preguntó Maya y alcé una ceja al escuchar el tono meloso. Especialmente de Maya, ella no era melosa a menos que quisiera algo. Créanme, me ha chantajeado con ese tono muchas veces.

—Si mami, ¿Qué noticia?—preguntó Amalia abrazándola por la cintura y Amelia y yo nos miramos. Había algo raro aquí, las gemelas estaba muy melosas y eso era algo bastante raro. Solo lo hacían cuando querían algo o cuando hicieron algo. Me inclinaba más por la última opción.

—Una muy buena—sonrió Amelia caminando a la cocina y las gemelas se lo impidieron. De seguro tenían mucha curiosidad por saber que noticia. Iba a ser divertido ver sus caras cuando Mima les contara que estarán de campamento por una semana. Aunque sabía que minutos después las tendríamos peleando con nosotros por eso. Las conocía muy bien a esas niñas. Como dije antes, tenían sangre de Amelia.

Vacaciones Compradas {#3 Vientre Comprado}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora