Narra Justin:
—Justin—gimió Amelia y negué sin dejar de besar su cuello. –Contesta—gimió y la miré. No quería contestar el maldito teléfono, solo quería estar con ella. –Anda—sonrió y bufé saliéndome de ella y cogí el teléfono. Sea quien sea voy a matarlo. ¿A quien se le ocurre interrumpirme? Estaba teniendo mi momento con mi chica.
— ¿Hola?—dije confundido. ¿Quién no lo estaría? ¿Quién llama a la media noche? Es completamente irrespetuoso. Además de que raro.
— ¡Papi!—gritaron las gemelas y fruncí el ceño viendo a Amelia que rio abrazándome por detrás sin dejar de besar mi espalda mojada. Más bien sudado por las placenteras horas que estábamos pasando antes de la llamada.
— ¿Chicas?—dije confundido. ¿Qué hacían las gemelas llamando a esta hora? ¿No que se supone que estén durmiendo? Fruncí el ceño mirando a Amelia que estaba igual que yo. Ninguno de los dos nos explicábamos el porque las gemelas estaban despiertas a estas horas.
—Buenos días papi, ¿Esta mami contigo?—preguntó Amalia y fruncí el ceño. ¿Buenos días? Alejé el teléfono de mi oreja y abrí los ojos de golpe al ver la hora. Eran las siete de la mañana. ¿Qué mierda?
— ¿Qué?—dije incrédulo mientras miraba de nuevo el reloj. Tenia que ser una broma ¿No? ¿Las siete de la mañana? ¿De verdad ya era otro día?
— ¿Papi?—me llamó maya y parpadeé aun sorprendido. No podía creer que era ya de día. ¿Cuándo había pasado? Si hace unos minutos eran las dos de la madrugada. Fruncí el ceño viendo a Amelia que rio quitándome el teléfono. Me puse de pie y me acerqué a las ventanas corriendo las cortinas haciendo que la habitación se iluminara por completo. Mis chicas no mentían, ya era de día. Increíble como había pasado el tiempo, pero debía admitir que había sido fabuloso. Volví a cerrar las cortinas y caminé al baño. Reí al ver el reguero que había, bueno toda la habitación tenia reguero. Las velas estaban medias derretidas, la bañera portátil se había vaciado haciendo que parte del agua acabara en el piso y se sentía un calor infernal en la habitación. Me miré en el espejo y reí negando. Ya sabía porque era la mañana. Los chupones en el cuello me confirmaban que pasamos una muy buena madrugada. Tanto así que ni siquiera nos dimos cuenta que ya estaba amaneciendo. ¿Pero que importaba eso? Lo importante era que habíamos pasado y estábamos pasándola bien en la cama sin necesidad de parar o de dormir. Yo no tenia sueño, Amelia tampoco y estaba seguro que ninguno quería hacer otra cosa aparte de estar juntos. Me eché agua en la cara y apagué la luz del baño encontrándome a Amelia acostada en la cama.
— ¿Hablaste con las gemelas?—pregunté y esta asintió con una sonrisa mientras se acomodaba en la cama sin soltar la sabana. Se veía tan hermosa con el pelo revuelto y parte de este pegado debido al sudor. Sus labios hinchados y rojos debido a nuestros besos. Simplemente preciosa ante mis ojos.
—Solo querían preguntarme si Wendy, su compañerita de la escuela podía ir a visitarlas luego del campamento—dijo y asentí. Me parecía bien que las gemelas se divirtieran con sus amiguitas. Wendy era una niña adorable y muy graciosa, era la única amiga que mis chicas compartían. Ambas tenían amigas diferentes, pero Wendy era de ambas y las tres eran un caos. —Al parecer si necesitábamos hacer el amor eh—sonrió y negué con una sonrisa mientras me acostaba a su lado. Su cara era otra, realmente lo era. Sus mejillas rosadas, sus labios hinchados por todos los besos y mordidas que nos hemos dado y sus ojos. Creo que era ahí donde mas se notaba lo feliz y satisfecha que estaba. Brillaban más de lo normal, mucho más que una estrella diría yo. Si que estaba feliz y eso solo me hacia querer hacer cualquier cosa para que su mirada se mantuviera así. Se veía preciosa, mucho más que normalmente lucia.
—Bastante—contesté y esta río abrazándome poniendo su cabeza en mi pecho.
—Gracias—susurró en mi oído y sonreí. Ella no tenia porque darme las gracias, enserio que no. Este era mi deber como su esposo, mi deber como amigo y compañero de su vida mantenerla feliz. Eso era lo único que tenia como propósito. –No solo por esto, por todo—sonrió y la miré.
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Vacaciones Compradas {#3 Vientre Comprado}
Roman d'amourNada mejor que tener unas pequeñas vacaciones lejos de todos y a solas. Justin y Amelia querían eso, necesitaban tener unas vacaciones para ellos, pero con cinco hijos sabían que eso sería imposible. Entonces, ¿Por qué no convertir la escapada román...