Capítulo XXIX

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Narra Justin:

—Aquí pasaran unas horas en lo que se validan los cargos—nos informó el guardia antes de abandonar la celda cerrándola detrás de él. Silencio, era todo lo que se escuchaba y no lo decía porque éramos los únicos en la celda, tampoco porque era una celda privada sino porque ninguno de los dos había dicho algo en el trayecto a la comisaria. Aun estábamos en shock, aún estaba en shock con lo que ella había dicho.

"Estoy embarazada"

Esas palabras resonaban una y otra vez en mi cabeza. No podía creerlo, eso no podía ser cierto. Tenía que haber un error. Eso no podía ser cierto porque no tiene sentido. Ella esta operada, ambos lo estamos. Es imposible que este embarazada. Alcé la vista mirándola. Esta no se había movido desde que nos habían encerrados. Permanecía en la esquina abrazándose las piernas. Realmente me asustaba como estaba. No había hablado cuando la separé y la vestí, tampoco cuando los guardias nos sacaron de la casita haciendo que todos nos miraran y algunos nos grabaran y mucho menos dijo algo cuando las gemelas habían corrido hacia nosotros preguntándonos que estaba pasando. Sin olvidar la crisis emocional que había tenido cuando nos habían descubierto. No era ella, yo sabía que no. Su cuerpo estaba ahí y estaba llorando, pero en su mente estaba en otro lado. Estaba seguro que era  vergüenza. No solo nos habían descubierto por segunda vez sino esta vez había sido peor. Ambos habíamos perdido la cabeza al haber decidido a hacerlo ahí sabiendo que alguien podría descubrirnos en cualquier momento. Por Dios, ¡Era una feria de niños! ¿Por qué no pensamos eso antes? Pero eso era lo de menos ahora. Lo único que importaba ahora era que iba a pasar con nosotros. Habíamos cometido varios delitos. Sexo en público era el más grave. Mínimo pasaríamos 24 o 72 horas aquí encerrados y una gran fianza. Esperaba que esto no llegara a mayores de abogados y jueces. ¡Por Dios no habían pruebas! Vale, nos habían escuchado y ambos aceptábamos nuestro delito, pero nadie nos había visto. De hecho gracias a los policías fue que todos se dieron cuenta de lo que estaba pasando. Solo rogaba, realmente rogaba que esto no pasara a mayores. No quería problemas con la ley, mucho menos antecedentes penales en nuestro historial. Mientras menos esto se haga mucho mejor. Bastante teníamos con nuestro hijos. ¿Qué diablos se supone que debíamos decirles? ¿Qué esos policías nos arrestaron porque estábamos compartiendo con la familia pitufos? ¡No sabía que mierda decirles! Ni siquiera sabía cómo explicarles que papá y mamá habían arruinado las vacaciones y que posiblemente íbamos a volver a casa cuanto antes. No, definitivamente no quería decirles eso. Le rompería el corazón a mis princesas. Ellas eran las más emocionadas con estas vacaciones, no podía hacerles esto. Haría todo lo posible con tal de no arruinarles vacaciones, de no arruinar las vacaciones. Suspiré sentándome al lado de ella y la miré.

—Amelia—susurré llamándola y esta alzó la vista mirando hacia al frente. —¿Es cierto que...?—me callé sin saber que decir.

—¿Tu qué crees?—bufó viéndome y la miré. Esta alzó una ceja al verme confundido y reí negando. ¡No podía creerlo! —¿De qué te ríes?—preguntó confundida y la miré.

—¿Es una broma verdad?—pregunté y esta sonrió. —¿Es una de tus bromas para salvarnos de esta situación?—pregunté y esta rio negando.

—¿Tu qué crees?—dijo haciéndome reír. ¡No podía creerlo! Había sido una broma, una muy mala broma, pero al fin y al cabo una broma.

—Dios nena—reí negando. –No puedo creerlo—reí mirándola y esta rio encogiéndose de hombros. –Diablos nena, me hubieras avisado que era broma, te hubiera ayudado—dije mirándola. –Ya sabes, pude haberme puesto histérico para darle más dramatismo—dije haciéndola reír. Si ella me hubiera dicho que era una broma la hubiera ayudado poniéndome histérico. Ella siempre decía que me ponía como loco cuando me ponía histérico y es cierto. Desde que me habían convertido en papá me había vuelto todo un histérico. Todo me hacía perder los nervios. En especial mi familia, ellas siempre me hacían perder la cabeza. Amalia con sus consejos de que es tiempo que las deje crecer y su romance con el mocoso de Enrique, Maya con sus indirectas de los muchos novios que ha tenido en el colegio y de los muchos chicos guapos que besará cuando cumpla los quince. Amelia con sus celos, su ropa provocativa y sus indirectas de que le gustaría que la amarrara y le hiciera el amor en todos lados. Derek con sus groserías, sus cambios de cuido y sus coqueteos con las niñas y las profesoras que ponen mal a Amelia. Emma con su mal humor, su mala cara cada vez que la bañamos y su grosería cada vez que alguien la cargaba y Ethan cada vez que se tocaba la herida del pecho, cada vez que quería soltarse para hundirse en la bañara porque amaba el agua y cuando se pone cariñoso con todo el mundo que lo carga y coqueto con las chicas haciendo que Amelia se ponga celosa. Si, definitivamente mi familia me hacía perder la cabeza.

Vacaciones Compradas {#3 Vientre Comprado}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora