4 a.m. y Leda se encontraba ya lista y vestida con unos jeans, botas y una chaqueta, todo de color negro. Tal vez suene tonto, pero se sentía mucho más cómoda con ese color y otros cuantos que también son oscuros.
Cerró la cremallera de su mochila y la colgó en su sobre sus hombros.
-¡Leda!- llamó su mamá, Illie -¡Vamos!- la chica obedeció y corrió hasta la puerta del apartamento, cerró la puerta y ambas se reunieron.
-Lista- avisó y tiró de su cabello hacia atrás
-Vamos antes de que a tu papá se le quede la mano pegada al claxon- bajaron las escaleras del edificio y al frente de la entrada, ahi estaba el esperándolas en el auto con las maletas ya adentro.
-Muévanse, muévanse- apuraba su papá y ellas se sentaron y abrocharon sus cinturones de seguridad
-¿Pasaporte?- peguntó él mientras conducía
-Sí, en mi billetera
-¿Boletos?
-En la mochila
-¿Cabeza?
-Sobre mis hombros- rió y apretó su mochila contra su pecho –Espero no haber olvidado nada
-Relájate, cariño, revisamos varias veces y todo estaba en orden- su mamá tenía el cabello oscuro a la altura de los hombros, era alta y de tez aperlada.
-¿Nerviosa?- su padre la vio por el espejo
-Un poco, me asusta un poco la idea de vivir en otro país y comunicarme en otro idioma- confesó –Es genial, pero atemorizante
-Pero que cosas dices, tu ya manejas el inglés muy bien
-Es diferente mamá y no es solo eso, la comida, las tradiciones, lugares, costumbres y esas cosas
-Bueno, Norteamérica es muy diferente a Latinoamérica, linda, obviamente será muy diferente- explicó su papá, en realidad ella pensaba lo mismo
-Tu papá tiene razón, pero tendrás que adaptarte, además aceptaste a ir- por un momento creyó que su mamá le reprochaba
-Por supuesto que lo sé, quiero hacerlo, quiero ir y estudiar por un año, me aterra un poco el cambio pero también me agrada la idea de conocer nuevas cosas
-¡Así se habla!- el auto dio vuelta a la derecha y siguió por la avenida.
Tras hablar un poco y unos minutos de silencio, finalmente llegaron al aeropuerto. Se bajaron y también a las maletas.
Leda pasó a registrar su equipaje de bodega y luego se reunió con sus papás para despedirse.
-No me lo creo- empezó Illie –Fue hace como tres meses que te llegó la carta de aceptación al programa de intercambios y ahora aquí estamos
-Por favor no llores, mamá- pidió sabiendo que si ella lloraba, corría el peligro de llorar también
-Perdón- sollozó y las lágrimas se le escurrieron
-Déjala crecer, ya no es una niñita y esto le servirá para madurar- agradeció mucho el comentario de su padre –No tengo que sermonearte, Leda, ya conoces las advertencias: come bien, no fumes, no bebas, salidas moderadas y en plan sano, cuídate y bueno, tú sabes, es tu vida pero debes saber como manejarla y enfrentar las consecuencias
-Tranquilo papá, estaré bien- lo abrazó –Prométanme que ustedes estarán bien
-¡Tú promételo!- esta vez fue su mamá quien la abrazó
-Lo prometo- accedió y ellos también
-Creo que ya es hora- su padre vio la hora en su reloj de pulsera
-Tu si que quieres deshacerte de mí- rió para ignorar el nudo que tenía en la garganta
-Claro que no- se abrazaron por un par de minutos hasta que Leda de verdad tuvo que irse.
Entregó su boleto de avión a la mujer que estaba a la entrada del pasillo por el que debía ir y mientras caminaba por él, volteó hacia atrás y movió su mano de lado a lado.
Cuando perdió de vista a sus padres pasó por las oficinas de migración y se entretuvo un poco pasando la papelería necesaria para salir de su país de residencia.
-Gracias- agradeció y continuó por los pasillos hasta la sala en que debería abordar en aproximadamente treinta minutos.
Había niños y a pesar de que eran las cinco y media de la mañana ellos parecían tener mucha energía para jugar. Excepto uno.
El niño tenía puesto un pijama y abrazaba un osito de peluche; estaba sentado al lado de una mujer que debía ser su mamá. Él era muy blanco, demasiado.
Leda sacó unas galletas de Milo para obtener calorías y afrontar un poco el cansancio y el frío.
-¿Me regalas una?- Leda se sacudió por el susto de tener de repente al pequeño frente a ella
-Me espantaste- sonrió –Ten- le regaló un paquete que contenía cuatro galletas de chocolate -¿Tu mamá no se molestará? No deberías hablar con extraños
-Ella está muy triste- ella la vio y se dio cuenta de que era cierto, la mujer tenía la cara hinchada y roja, lucía desaliñada y se limpiaba la nariz constantemente con un pañuelo –Ella no quiere hablar conmigo
-¿Porqué? Estoy segura de que se le pasará- tragó la segunda galleta –Eso siempre pasa cuando mi mamá se enoja conmigo
-Jugué con un arma que tenía guardada mi papá, el es militar- explicó mientras daba mordiditas a la galleta
-Bueno, es una muy buena razón para estarlo, las armas no son juguetes y son muy peligrosas, debes disculparte con ella y prometerle que no lo harás nunca de nuevo, ¿vale?
-Esta bien, gracias por las galletas- guardó el paquetito con las galletas que quedaban en su bolsillo y se paró y caminó hacia su mamá.
El niño hablaba con la mujer, pero ella ni lo volteaba a ver; hablaba y hablaba y nada pasaba; sin embargo, el abordaje en el avión empezó y la gente comenzó a hacer fila para subir.
En el momento en que llegó a la entrada y la azafata le pidió su boleto, ella miró hacia atrás pero ya no vio al pequeño en ninguna parte. Había bastante gente.
-Pase, que tenga un buen viaje- deseó un sobrecargo con una amable sonrisa
-Gracias- pasó por el gusano, entró al avión y buscó su asiento para ponerse cómoda.
Estaba sentada en el lado que daba al pasillo, tenía su mochila sobre sus piernas y su maleta de mano ya reposaba en el portaequipaje que estaba sobre las sillas.
Cuando el avión empezó su camino hacia la pista para iniciar el despegue, recordó lo mucho que detestaba volar. Esa sensación de vacío en el estómago o cuando los oídos se tapaban, pero lo peor era tener que pasar horas sentada en una silla sin poder salir ni tomar aire fresco.
Pudo soportar el despegue y cuando la aeronave se estabilizó en el cielo, ella recostó un poco su asiento y no se despertó hasta el aterrizaje.
ESTÁS LEYENDO
I R R E A L
ParanormalIntercambio académico: Proceso por medio del cual a una persona se le da la increíble oportunidad de viajar a otro país para ¿estudiar? Una latina estudiante de medicina es elegida para un intercambio académico que la lleva a un lugar completamente...