Capítulo 12

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Leda no durmió bien el resto de la noche, se despertaba a cada rato; prendía y apagaba la luz de la lámpara que se encontraba justo al lado de su cama.
No dormía más de una hora seguida y por si fuera poco, se sentía exhausta; de hecho, empezaba a fastidiarse, es decir, se acostaba y sus ojos se cerraban por pura obra del cansancio pero se despertaba a los diez o veinte minutos.
Dio varias vueltas tratando de acomodarse y se dio cuenta de que la ventana estaba abierta.
No había nada que perder, de todas formas no estaba pudiendo dormir, entonces se decidió a pararse para cerrar la corriente de aire; la cerró y descansó un momento recargada en el borde de la ventana; se separó y supo porqué no dormía.
En el reflejo de la ventana, en la esquina que quedaba detrás de la puerta cuando esta se abría, había alguien de pie, viéndola.
Lo que vio la tomó por sorpresa, tanto que no pudo reprimir un grito.
-¡Aléjate!- ordenó con los ojos cerrados. Quería ser valiente, quería enfrentarlo, pero ¿cómo te enfrentas a alguien que ni siquiera esta vivo?
-¡Leda!- la puerta se abrió tan fuerte que chocó con la pared; eran Meridia y Jack quienes entraban a toda velocidad -¿Qué pasó?- Mery se acercó a ella y la acunó en sus brazos como una madre mientras la ayudaba a llegar hasta la cama
-Lo siento- no iba a llorar, no iba a llorar
-Te traeré un té de manzanilla- Meridia se fue y Leda tomó su cabello con desesperación y pegó su cara al colchón
-Desde que te recogí estabas rara- le dijo Jack, sentándose a su lado -¿Me vas a volver a decir que estas bien?- ella negó con la cabeza
-Me asusté con un insecto- fingiría hasta que las alucinaciones desaparecieran, porque eso eran, alucinaciones, ¿no? –Los aborrezco- él soltó una risa soncarrona
-Ajá- no le creía –Si ya terminaste de bromear, ¿me dirías que viste?
-Una cucaracha enorme y era de esas voladoras- quería sonar convincente, pero temblaba ligeramente
-Como quieras, si quieres sufrir en silencio no es mi asunto- el chico se puso de pie y salió del cuarto sin siquiera darle oportunidad de contestarle. Él si iba ese día en la mañana a estudiar, así que debía ir al baño a bañarse y vestirse.
En ese momento no se consideraba capaz de quedarse sola y mantener la cordura al mismo tiempo. No quería contarle a Jack, no importaba cuanta confianza irradiara, no podía hacerlo porque la mayoría de veces en las novelas que ella leía, el villano siempre estaba más cerca de lo que se creía o era quien uno menos pensaba que era.
Salió del cuarto, sabiendo que no dormiría más a pesar de que eran las seis de la mañana y tenía sueño.
-Hola- saludó a Meridia, quien estaba en la cocina calentando agua
-Hola, linda- demasiado cariño -¿Todo bien? Creí que esperarías arriba
-Estoy bien- limpió sus ojos con la manga de su sweater negro –Una mujer murió hoy en el hospital, es la primera muerte que presencio y creo que me trastornó un poco y por eso la pesadilla
-Deberás acostumbrarte
-Por supuesto, lo haré, con el tiempo los doctores se dan cuenta de que no van a salvarlos a todos- suspiró –Creo que yo todavía soy susceptible a todo eso
-Te entiendo perfectamente- sirvió dos tazas de té y puso una frente a cada una de ellas –Yo sufrí lo mismo en psicología y eso que nunca vi ningún muerto- Leda se atragantó con el té y tosió
-Perdón- tosió de nuevo –Sigue, por favor
-Como decía, psicología fue difícil; había veces que me daban ganas de ponerme a llorar con los pacientes pero lógicamente eso está completamente prohibido
-Sí- estuvo de acuerdo –Gracias, por esto
-Tal vez deberías relajarte un poco, dijiste que te gusta el teatro, ¿no? Hay un club de teatro en la Universidad- tal vez tenía razón –Deberías unirte
-Me agrada la idea
-Sí, con eso haces lo que te gusta y mantienes tu mente en algo un poco más relajante- agradeció profundamente el consejo de Meridia y un par de horas más tarde la mujer ya estaba completamente lista para partir a su trabajo –Hay pollo en la nevera, le dijo –Lo calientas y comes algo antes de irte
-Gracias
-Leda, ¿Hay problema si vienes conmigo en la tarde del jueves? Como no se pudo el lunes necesito ayuda lo antes posible- se estaba poniendo su abrigo y tomaba su juego de llaves
-Claro, ahí estaré
-Yo te recojo de la Universidad, ¿te parece?
-Esta bien- accedió
-Bien, gracias- abrió la puerta y oyó la puerta del garaje abrirse; Leda la vio dese el marco de la puerta y se percató de que había un pequeño auto Chevrolet Sonic 2013 color rojo –Adiós- dijo desde el auto y este desapareció por la calle.
Se encontraba totalmente sola en la casa; Meridia se había  ido a trabajar y Jack a estudiar, sin embargo, se sentía protegida por la luz del día en ese momento.
Subió a su cuarto con un tazón de uvas verdes, prendió la televisión para que no estuviese todo tan callado y se dispuso a buscar en Internet información acerca de gente que veía espectros y fantasmas, pero no encontró nada que le sirviera.
Estuvo desde las ocho de la mañana hasta las once buscando cosas en Internet que le pudieran ayudar, incluso buscó cosas o amuletos para evitar a los muertos pero todo sonaba completamente inútil y he ahí la razón por la que Leda odiaba buscar cosas en Internet.
Terminó su tazón de uvas y bajó para lavar el contenedor.
La cocina no era muy grande así que se sentía en capacidad de vigilar cada esquina y con eso, evitar sorpresas.
La chica trataba de calmarse y no caer en la paranoia porque conocía todo lo que inducía a esos trastornos y las alucinaciones formaban parte de los síntomas. El timbre de la casa la sacó de sus pensamientos.
Dejó la taza sobre el mesón y caminó a la puerta y revisó por un hueco en la cerradura para ver quien era.
-Hola- la saludó Connor -¿Qué tal?
-Todo bien, ¿y tu?-  le agradaba su semblante sonriente, parecía siempre estar contento
-Muy bien, no me quejo- contestó con entusiasmo –Oye, Jack me llamó esta mañana y nos pidió a Griffin y a mí que fuéramos a la casa de Nicholas y le trajéramos esto
-¿Qué?- la camioneta en que venían era la misma en que habían venido por la noche
-Mira- caminaron hasta el auto y en el baúl abierto de la camioneta había dos perros de raza akita –Toby y Tony
-Son hermosos- eran blancos con marrón rojizo, preciosos en verdad
-Sí, son hermanos y Jack los quería acá- Griffin abrió la puertilla para que los dos perros bajaran de la camioneta –Son machos y cada uno tiene un año y medio- los aprendió a reconocer por la distribución de sus manchas rojizas
-Son preciosos, pero ¿no me atacarán?
-Claro que no, Nicholas los entrena mejor que nadie
-¿Él los entrena?- era al único de los cuatro al que ni siquiera le había visto la cara
-Sí- afirmó Connor mientras avanzaban hacia adentro de la casa con los dos akitas y los soltaba para que caminaran libremente por la sala, el pasillo, comedor y todo espacio en que pudieran –Pasa bastante rato en eso
-Bien
-¿Ya vas a la Universidad? Mery me dijo por teléfono que querías pasar por el club de teatro
-Sí, si, apenas me iba a alistar y eso- acarició a ambos perros y se dio cuenta de que realmente eran lindos y tenían el pelaje extremadamente suave y esponjoso
-¿Tienes de comer?- preguntó Griffin
-Sí, Mery dejó pollo
-Ve a alistarte y nosotros calentamos el pollo- propuso el pelirrojo
-¿Qué no casi matan a todos por dejar la llave del gas abierto?- le dio desconfianza dejarlos solos en la cocina, digo, ella tampoco sabía mucho pero no pondría en riesgo la seguridad del resto
-Practicamos un poco- se encogió de hombros el moreno –Es que tenemos hambre
-Sí, mira, nosotros calentamos ese delicioso pollo, tu te alistas, comemos y luego te dejamos en la Universidad, ¿hecho
-Esta bien, sólo no nos maten
-Hecho- ella se fue por ropa y sus cosas y ellos sacaron vasijas del refrigerador.

I R R E A LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora