Capítulo 24

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Apenas el taxi se estacionó frente a la casa de Meridia; Connor, Jack y Griffin salieron prácticamente trotando hacia ellos.
Connor les abrió la puerta para que bajaran y Jack pagó la carrera junto con la llamada al taxista. Mientras ellos avanzaban a la casa, el taxi se marchó; limpiaron sus pies en el tapete de la entrada y Toby y Tony comenzaron a ladrar y mover sus colitas como muestra de alegría.
-¿Qué pasó?- preguntó de primeras Connor
-¿Qué te pasó en la cabeza?- fue la pregunta que Griffin le hizo a Nicholas
-Déjenlos respirar- pidió Jack -¿Bebiste Nick? Huele a litros de alcohol
-Esa soy yo- Leda alzó la mano y ellos sólo se quedaron viendo –Digamos que hicimos una parada que no salió del todo bien para mí- puede que ellos tuvieran muchas preguntas, pero ella no tenía ánimos de hablar a no ser que le dijeran algo importante –Voy a darme una ducha
-¿Todo bien?- Jack era bastante atento, pero ella se sentía de muy mal humor
-Sí- dijo solamente mientras desaparecía por las escaleras.
Los oyó hablando abajo, probablemente de su actitud, pero ¿de qué sirve ser amable con extraños que no te comparten información importante para tu supervivencia? Ella siempre había oído eso de que a las buenas personas siempre les pasaba lo peor y no es que ella fuera un angelito ni nada, pero si era buena persona.
No se tiró a la cama sólo para que no agarrara mal olor, pero ganas no le faltaron. Buscó ropa limpia y regresó abajo para bañarse.
El agua caliente rozaba su piel y la hacía sentir viva; sentía como si llevara mucho tiempo sintiendo frío pero eran apenas como cinco días. Abrazó su cuerpo para mantener el calor y poco a poco se fue deslizando hasta quedar sentada en el suelo, abrazando sus piernas y viendo al sifón.
¿Era mucho pedir que le borraran la memoria de esa última semana?
Se paró sin ganas y empezó a lavarse el cabello y la piel. Una vez retiró el champú, cerró la llave del agua y abandonó la ducha para secarse con una toalla blanca.
Se puso la ropa interior y empezó a ponerse un pantalón negro cuando volvió a sentir el agua de la ducha caer. Volteó a ver a la ducha, abrió la cortina y volvió a cerrar la llave de la regadera; empezó a sentirse un poco mareada y sintió que el aire no era suficiente como para llenar sus pulmones y respirar bien. Ella había cerrado la llave de la ducha.
Mientras pasaba la blusa por su cabeza, creyó ver algo en la ducha; volteó enseguida, pero no era nada, regresó su vista al espejo y por el reflejo vio como del sifón empezaban a brotar un montón de asquerosas cucarachas junto con chorritos de agua completamente negra, y por la rejilla del extractor, entraron unas enormes mariposas negras.
Los insectos siempre fueron el peor miedo de Leda, probablemente incluso más que las sombras que veía porque siempre tuvo mala suerte de pequeña y los bichos la seguían.
No le fue posible reprimir un grito, la verdad quería ser valiente, pero era como si quién quisiera dañarla, supiera exactamente como. Ella no recordó que la puerta se atorara, era como si detuvieran la chapa por el otro lado para no dejarla salir.
Se encontraba aún descalza y aterrada, caía en la desesperación mientras sentía cosquillas y hormigueo en todo su cuerpo, pero no se atrevía a verlo.
La puerta se abrió y ella se arrojó fuera del baño sacudiéndose con los ojos aún cerrados y apretándolos con tal fuerza que le dolían los párpados.
Oía voces a lo lejos pero no entendía lo que decían, cada vez se acercaban un poquito más y creía entender algo hasta que se dio cuenta de que eran las voces de los muchachos tratando de que se calmara.
-Hey, no hay nada ¿oíste?- dijo Nicholas –No tienes nada
-Te estas lastimando- oyó decir a Connor. Se quedó quieta y empezó a abrir los ojos poco a poco; su piel estaba sudorosa y sus manos pálidas, pero en sus brazos había rasguños al igual que en otras partes que sólo descubrió hasta verse en el espejo.
Cuando se asomó en el baño, no había ningún insecto más que una mariposa grande y negra muerta en el suelo; ni una cucaracha ni ningún otro insecto, incluso el sifón se veía limpio y en el piso había agua limpia.
En su rostro, alrededor de los ojos, las venas se saltaron de una manera impresionante debido a su esfuerzo por mantener los ojos cerrados. Era raro, pero el baño estaba impecable.
-No hay nada- rectificó el rubio –Maté la mariposa- dijo –Me debes unas botas- bromeó limpiando la suela con papel de baño
-Voy por alguna crema o algo para los rasguños- avisó Jack yendo a la cocina
-¿Quieres tomar algo?- ofreció Griffin y ella aceptó tomar café, no era como el delicioso café que se disfruta en Colombia, pero lo aceptó simplemente para sentirse como en casa.
Sentados en la sala, Leda esparció una crema color beige sobre las áreas lastimadas y posteriormente se puso un sweater gris encima.
No le gustaba estar sin calcetines, así que también llevaba un par puestos, además, hacía mucho frío, no era como que te diera calor si los usabas.
-¿Estas bien?- le preguntó Connor y ella negó con la cabeza
-¿Porqué los veo?- preguntó simplemente, sintiéndose vulnerable
-¿A quién viste?- Jack se acercó para escuchar mejor -¿Viste a alguien?
-Creo que tu sabes bien lo que veo, todos ustedes- acusó –¿Porqué lo veo?- creyó que en algún momento lloraría; su voz era temblorosa y sus ojos estaban húmedos –Ya no quiero verlos, ¿Cómo hago que pare?
-No lo sabemos
-Bueno, quiero saber todo lo que sepan al respecto, quiero saber quienes son ustedes y quienes nos atacaron y todo- tomó un poco del café –Necesito saber que no estoy enloqueciendo
-Nosotros somos parte de una alianza con la Iglesia católica contra las sectas que rinden cultos paganos que requieren víctimas o daños a la sociedad, defendemos lo que creemos que es correcto, ya te lo había dicho- repitió Nicholas sin paciencia
-¿Pero ellos cómo saben donde encontrarme? ¿Cómo supieron de mi fobia a los insectos? La tengo desde siempre y sólo mis padres lo sabían porque no es bueno ir compartiendo tus fobias con la gente- suspiró -¿Qué se supone que haga ahora? No puedo dormir, no puedo concentrarme y siento que me vuelvo loca
-Ignóralos- aconsejó Griffin
-No creo que eso funcione- le dijo Connor –Hay algunos que van a ti por ayuda, en cambio hay otros que buscan lastimarte
-Como el que estaba en el edificio esta noche- Nicholas se sentó en el sofá que estaba frente al de ella –Todo va a seguir igual, ellos van a buscarte y tu tienes que afrontarlos, la mayoría no puede dañarte a no ser que sea de noche; por ahora tenemos que hacernos cargo de los sectarios mientras encontramos la manera de que ya no los veas o que puedas diferenciar entre los que viven y los que no- volteó con Jack -¿Hablaste con Mer?
-La tormenta está cesando, ya viene de camino- contestó éste –De ahora en adelante tendremos que estar más atentos a todos los movimientos cerca y ser muy cuidadosos, también, necesitamos indagar acerca del paradero de los sectarios más peligrosos- Jack se paró y comenzó a dar vueltas alrededor de la sala –Tenemos que dividirnos tareas
-Griffin y yo regresaremos a la casa mañana temprano y buscaremos libros, los traeremos y veremos si hay algo que nos sirva; también preguntaremos a todos los contactos acerca del paradero de los sectarios- Griffin asintió a la propuesta de Connor –Puede que estemos lejos un rato, pero ya nos veremos- hizo una pausa –Y otra cosa, necesitamos que todos lleven celulares a la mano; Leda debes tener el número de todos y nosotros el tuyo y nos estaremos reportando con mensajes al menos dos veces al día
-Todos deben ser en extremo precavidos y tener cuidado con cada cosa que dicen y hacen- alertó Nicholas y entonces él les empezó a contar lo que había pasado antes de que llegaran.
Leda se dio cuenta de que fue Griffin quien alertó sobre el movimiento de los sectarios, pero como era Nicholas el que estaba por el rumbo, entonces fue él quien la ayudó.
-Krystal me pidió que te convenciera de que fueras a verla- le dijo en específico a Griffin –Galán- se burló y todos comenzaron a reírse de la expresión penosa que había tomado el moreno 
-¿Irás?- le preguntó Connor
-Tal vez- masculló -¿No te dijo qué favor quería? Eso no se oye nada bien
-Con ella nunca se sabe, a veces las tareas son difíciles y otras fáciles- opinó Jack
-Da igual, se lo debo- de repente, oyeron la puerta que daba a la calle abrirse.

I R R E A LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora