Capítulo 5

13 2 0
                                    

Entraba a las siete, iban a hacer probablemente treinta minutos de camino (según mapas en Internet) y la casa solo tenía un baño. Era mejor que le sobrara tiempo a que le faltara.
El celular de Leda timbró a las cinco de la mañana. En lo personal, creo que es demasiado temprano, pero era el primer día y no sabía como llevar a cabo su rutina.
Sacó todo lo necesario de su maleta: cepillo de dientes, crema dental, enjuague, una toalla, desodorante, ropa interior, el atuendo que planeaba usar, entre otras cosas.
Hizo toda su rutina matutina y en treinta minutos, estaba ya vestida de nuevo, de hecho, su atuendo no era muy diferente al del día anterior. Las prendas cambiaban un poco, pero el color era el mismo.
Meridia ya se había ido, según decía una nota en el refrigerador, desayunen lo que quieran (especialmente Leda, al resto debería decirle lo contrario para que no vacíen la nevera). Le causó cierta gracia el mensaje, lo que ella no sabía es que Leda también podía llegar a comer tanto como un chico. No siempre era así, pero la posibilidad estaba.
-¿Desayuno?- ofreció Jack entrando a la cocina. Su pelo estaba muy húmedo.
-¿Cocinas?
-Tengo ciertos dotes- sonrió –Ve al comedor con el resto, yo les llevo- empezó a sacar huevos, sal, pan y jugo.
-¿Seguro? ¿No necesitas ayuda?
-Seguro, sirve cinco vasos de jugo, ya voy- sacó la jarra de jugo de naranja y llenó los cinco vasos.
Llevó de dos en dos, hasta que sólo quedó uno y lo acomodó todo en el comedor (en donde Griffin y Connor ya estaban sentados y bromeando).
-Gracias- agradecieron el jugo y acomodaron los cubiertos
-¿Qué tal cocinero es Jack?- sólo quería asegurarse de que no moriría intoxicada esa mañana
-Muy bueno- calificó Griffin –Demasiado
-Sí, no recuerdo que ninguno de nosotros haya cocinado nada sin su ayuda y con ayuda me refiero a supervisión y con supervisión me refiero a que el lo hizo- rieron por la explicación de Connor –En serio, una vez traté de prender el horno y sólo dejé el gas saliéndose- miraba al techo –Casi nos mato- dijo como si fuera lo más normal del mundo
-Yo tampoco se hacer mucho- se encogió de hombros –Siempre que ayudaba a mi mamá a cocinar terminaba regañándome
-Mery también cocina muy bien, supongo que tiene que ver- en ese momento Jack empezó a entrar, con varios platos y ellos lo empezaron a molestar con comentarios groseros.
-¿Tanto para eso?- empezó Griffin y Connor soltó la risa
-¡Mesero! Esto no es lo que ordené- gritó Connor mientras Jack regresaba a la cocina y ellos se retorcían de risa -¡Quiero hablar con el gerente!
-Que mal servicio- masculló Griffin; Leda quería reírse, pero no sabía como lo estaba tomando Jack
-Jódanse- rieron aún más cuando él los insultó –Pueden prepararse su desayuno si quieren
-¿Y tu bonito mandil?- empezaron a comer y a medida que más se atragantaban, menos molestaban.
Había preparado huevos revueltos y tostadas.
-Esto no tiene sal- criticó Griffin en broma y Jack los miraba mal. A Leda eso le recordó una frase que decía su papá al respecto: El que come huevos sin sal, come caca sin pensar. Él lo habría dicho porque siempre se lo decía a su mamá. Los extrañaba.
-¡Nicholas!- llamó Connor -¿Porqué no viene?
-No quiere comer nada, sólo el jugo- le dijo Jack –Será mejor que recojamos y nos vayamos.
Todos empezaron a pararse, dejaban su plato en la cocina y pasaban a cepillarse. Uno a uno fueron y Leda corrió a su cuarto por su mochila y revisó que todo estuviera en orden. Abrieron la puerta que daba a la calle y encendieron la camioneta.
Leda bajó y salió de la casa. Afuera seguía oscuro, pero sólo un poco; hacía frío y aún así, ellos aún estaban afuera del auto hablando. Ahora si eran cuatro.
El que supuso era Nicholas, estaba de espaldas a ella; tenía el cabello rubio, liso y desordenado. Era el más alto por mucho, debía alcanzar el metro noventa y rebasarlo por poco.
Él tomó el asiento del copiloto y el pelirrojo y Griffin se sentaron atrás. Jack pasó por su lado y puso el cerrojo en la puerta.
-Sube atrás con ellos- cupieron los tres atrás, algo apretados, pero cupieron; puso su mochila en sus piernas y se dedicó a ver por la ventana.
-Jack, conduces como una loca desquiciada, ¿quieres matarnos?- Connor estaba a su lado y este se reía de todo lo que Griffin decía y viceversa
-Va salir con Denisse- comentó el rubio desde su asiento delante de Leda y el resto empezó a silbar y canturrear –Tiene que deshacerse de nosotros rápido
-¿Ella no que tiene novio?
-¿Porqué crees que tiene que llegar temprano y dar una buena impresión?- a Leda le dio la impresión de que Jack siempre era la víctima de las bromas
-Cierren la boca- la miró por el retrovisor –No los escuches, adoran hacerme quedar mal
-Me estoy dando cuenta- habló por primera vez desde que salieron.
Ella iba entretenida conociendo un poco de Juneau, las casas y construcciones eran un poco diferentes. Se veían montañas con la punta teñida de blanco a lo lejos; eran preciosas.
Ellos seguían hablando y de repente se callaban; los que más hablaban eran Connor y Griffin, Jack de vez en cuando los insultaba y Nicholas sólo hacía un par de comentarios.
-Aquí es- le dijo a Leda frenando el auto
-Gracias Jack- abrió la puerta y se bajó –Adiós, chicos
Se despidió con la mano y entró junto con un montoncito de gente y tras ella, el auto arrancó. 
Supo que debía ir a ver al director del área de medicina así que ese fue el primer lugar al que fue.
Se encontraba nerviosa, nunca fue buena para hacer nuevas amistades y en la Universidad cada clase tenías diferentes compañeros
-Disculpa, ¿Esta es la oficina del director?- le preguntó a una chica morena, señalando una oficina que se encontraba tras ella
-Sí, esta ocupado, pero ya sale- tenía el cabello rizado y largo, de color castaño
-Gracias- se sentó a un lado de ella a esperar
-Tu acento no es de aquí- le dijo ella –Me llamo Annie
-Un placer- estrechó su mano –Soy Leda, soy de intercambio
-¡Ah!- exclamó ella –Se supone que yo sea tu guía hoy; yo también estoy en medicina, yo soy de aquí, ¿de donde eres tú?
-Colombia- sonrió
-Ya se conocieron- habló un hombre que supuso era el director –Iba a presentarlas pero creo que ya me ahorraron el trabajo- ellas sonrieron –Bueno, Annie, te la encargo
-Claro- ella asintió y Leda no pudo evitar notar un cierto parecido entre ellos.
El director regresó a su oficina y ellas comenzaron a caminar a la primera clase.
-Tienes la mayoría de las clases conmigo y tenemos el mismo horario para prácticas: de 8 p.m. a 4 a.m lunes y viernes
-Apesta, ¿verdad?- afortunadamente, el martes su jornada de clases empezaba a las tres de la tarde y acababa a las siete; los horarios de cada día eran diferentes, mientras los lunes, miércoles y viernes iba temprano, el martes y jueves iba en la tarde. Podría ser mucho peor, era su pensamiento.
-Bueno, he oído que el turno nocturno es mucho más emocionante que el de día
-Supongo que sí- admitió -¿El hospital donde queda?
-Que bueno que me lo recuerdas- se detuvo –Hay una estación en donde un autobús nos lleva al hospital; sin embargo, si tu quieres podemos irnos juntas en mi auto
-No me gustaría molestarte- Annie era muy amable y linda, ella podría hacerse pasar por una latina
Annie era morena, castaña y rizada, delgada y un poco alta; Leda tenía el cabello rubio oscuro y no liso del todo pero tampoco ondulado, ojos verdes, piel blanca y un poquito más baja.
La ropa de Annie no tenía nada extravagante, eran unos jeans azul oscuro, botas marrones, un abrigo que combinaba con su calzado y una bufanda y gorro a juego de color púrpura. Era tierna, de hecho.
Cuando dieron las siete en punto, Leda y Annie tuvieron su primera clase.
Se sentaron juntas y clase tras clase se conocían un poco más.

I R R E A LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora