Se encontraba intimidada por una mujer que estaba atada a una silla.
-La oyes- le susurró ella
-¿Perdón?- hablaba de ella en tercera persona. ¿Trastorno de doble personalidad?
-La oyes suplicar y lamentarse- esa voz sonaba masculina y por fin mostró su rostro –Pobre inútil- no supo si la ofendía a ella o a la mujer
-¿Señora Ramírez?- el trastorno de doble personalidad era algo realmente serio, una parte de la mujer era buena pero era reprimida por la parte mala y se presentaba comúnmente en gente con traumas de alguna autoridad abusiva; el único problema en ese diagnóstico es que solo ella escuchaba a la personalidad buena de la señora y ahora quería averiguar si la mala si se podía oír por todos.
Por el cambio de voz y semblante, supo que esa era la mala faceta de la mujer y que esa había sido la que había tratado de asesinar al doctor Kubain con el esfero.
-La oyes pero no la ayudas, no sabes como- se burló –Mi Tara, perdón- cambió repentinamente llorando. Agitó la cabeza -¡Cállate!- ordenó –Escoria
-Señora Ramírez, no tenga miedo- rozó su mano tratando de reconfortarla, pero ella explotó profiriendo gritos desgarradores
-¡Muérete!- le deseaba – ¡Te voy a desmembrar! ¡Sacaré tu sangre lenta y dolorosamente!- estaba horrorizada, no quería dejar que sus palabras la afectaran, pero lo lograron.
En ese instante el doctor Kubain entró acompañado de un enfermero y la señora Ramírez cayó hacia atrás aún atada a la silla.
No se desmayó con el golpe en su cabeza, pero si sangró un poco y aún así seguía enterrando sus uñas en las palmas de las manos.
-Sédala- le dijo el doctor al enfermero y él lo obedeció.
Tras el horrible suceso, entre varios elementos del personal regresaron a la señora Ramírez a su "cuarto" y la dejaron atada a la camilla para poder tratar sus heridas.
-Espero que esto no te afecte porque necesito a alguien te habla hispana para progresar- retiró sus lentes una vez todo regresó a la normalidad
-Entiendo, doctor y debo decirle que haré todo lo que esté a mi alcance para ayudar a la señora Ramírez- quería llegar hasta las últimas consecuencias porque algo muy raro pasaba con la mujer
-Bien, me alegra saberlo, por ahora es todo
-Gracias, doctor- era momento de irse.
Dejó el hospital más o menos a las nueve quince de la noche y alcanzó un autobús que llegaba con varios chicos que iban a sus prácticas; pagó su pasaje y tomó un asiento.
Trató de pensar en lo que la señora podría padecer y se dio cuenta de que definitivamente la mejor opción seguía siendo el trastorno de doble personalidad, pero no entendía porqué el doctor Kubain no podía escuchar cuando hablaba la voz, que ella podría jurar, era la original de la mujer. De hecho, empezaba a pensar que esto iba más allá que un trastorno mental
No importaba cuanto desconocía del caso, no era una enfermedad común y probablemente ni siquiera era una enfermedad. Si esta era alguna prueba puesta por Dios, realmente la estaba sobreestimando.
Ella era creyente y pensaba que todo pasaba por una razón, que todos los problemas que pasaban eran pruebas para que cada uno mostrara sus habilidades; las dificultades eran los Juegos Olímpicos del día a día y sólo había dos contrincantes: la adversidad y tú. Pero, ¿Qué tipo de problema era este?
Repasemos los hechos: Leda, una chica rubia de cabello más liso que ondulado y largo, tez blanca, ojos verdes, en forma y de poco más de uno sesenta, con veinte años de edad de repente veía y escuchaba cosas que los demás no podían.
Trataba de mantener su mente sana y pensaba que todavía podía seguir con normalidad.
En la psiquiatría, la gente no se curaba, simplemente aprendía a vivir con el trastorno hasta tal punto que este parecía haber desaparecido, pero la verdad es que este se apaciguaba nada más mientras la persona mantuviera sus emociones en orden, pero la paz no dura siempre y ahí era cuando las emociones se desestabilizaban y la persona recaía; los síntomas volvían y la mayoría de veces, con mayor intensidad.
Deseaba volver a la normalidad, su indecisión entre la psiquiatría y la cirugía plástica, preocuparse por tareas y chismes como una adolescente común; pero aquí estaba, expectante al siguiente movimiento del destino.
Se detuvo en la parada más cercana a la casa y empezó a caminar hacia la casa de Meridia. Sin duda esa no era su mejor decisión, era de noche y estaba oscuro, pero no se sentía en facultad como para pensar.
Su tensión normalmente era baja, pero la situación hacía que esta decayera aún más. Tomaba agua con azúcar dos veces al día y cada vez era más difícil mantener los ojos abiertos.
Al llegar a la casa y tocar la puerta, lo primero que oyó adentro fueron los ladridos de Toby y Tony.
-Leda, creí que salías más temprano hoy- le abrió la puerta y la chica entró
-Hay una mujer de habla hispana en el hospital, el doctor Kubain me pidió ayuda para comunicarse con ella durante el tratamiento- se encontraba exhausta
-Serviré la cena, ¿me ayudas a alimentar a Toby y Tony?- ella fue a la cocina y Leda sirvió dos tazones de comida de un costal de un concentrado para perros.
No es necesario que llames a un perro a comer, el olor de las croquetas hace su trabajo y apenas te das cuenta, ellos ya están esperando su alimento.
-Provecho, chicos- acarició los cuellos del par de akitas con cariño, lavó sus manos y se sentó a cenar con Meridia
-Gracias- agradeció la comida antes de empezar a comer; era un jugo de pepino y ensalada rusa.
-No agradezcas nada, linda, ¿Qué tal te fue hoy? Te ves tan cansada
-Sí, bueno, empezó el semestre, ¿no?- trató de culpar a su carrera por las ojeras
-Sé que es pesado, pero tu energía y vibra es muy diferente a la del día que te conocí- dejó su tenedor de lado –No te ves muy bien
-Lo siento- no se le ocurrió otra cosa que decir
-No, no- negó con la cabeza –No busco que te disculpes
-Esta deliciosa la comida- trató de cambiar el tema de conversación desesperadamente
-Leda
-Estoy bien, Mery, estoy perfectamente bien ¿sí?- la tentación de pararse y aprovechar el cansancio para ver si esta vez si podía dormir fue tentadora
-Quiero creerte
-Tengo algunas tareas pendientes- se disculpó y sucumbió ante su tentación sintiendo culpa –No hay de que preocuparse, me inscribí al club de teatro y eso será lo mejor para librar la fatiga- no esperó a la respuesta y trotó al cuarto, cerrando tras ella.
No se dio cuenta hasta que estuvo adentro del cuarto que alguien estaba sentado sobre su cama.
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I R R E A L
FantastiqueIntercambio académico: Proceso por medio del cual a una persona se le da la increíble oportunidad de viajar a otro país para ¿estudiar? Una latina estudiante de medicina es elegida para un intercambio académico que la lleva a un lugar completamente...