Se sintió desesperada al estar inmovilizada y callada por obra de un total desconocido.
-Shh- susurró quien estaba tras ella. Aún no la soltaban y ella creyó que si se calmaba un poco, liberaría su agarre tanto en la cintura como en la boca.
Decidió que se calmaría a ver que pasaba, sino la soltaba, le mordería la mano y correría. Para su suerte, cuando pudo regular su respiración, las manos que la retenían soltaron su agarre.
-Cállate- ordenó una grave voz masculina en su oído. ¿Dónde lo había escuchado? Sabía que lo había oído antes –Necesito que hagas lo que te diga para poder salir- hablaba en ligeros susurros que casi ni ella alcanzaba a oír. Le daban miedo las pisadas; no sabía quién era el peligroso y como si leyera su pensamiento volvió a susurrar –Soy yo
-¿Yo quién?- trataba deliberadamente de recordar a quién pertenecía la voz; no era de Jack, no era de Connor, no era de Olliver, no era de Griffin, no era de... ¿o sí?
-Soy Nicholas- sintió que nuevamente la sujetaba, pero esta vez era del antebrazo –Yo te voy a guiar, pero debes ir en silencio
-No me iré si no me dices que pasa- ese no era el mejor momento para ser terca
-¿Porqué no puedes simplemente obedecer?- lo oyó impacientarse
-No, no te conozco, podrías estar en...- volvió a taparle la boca y prácticamente la arrastró hacia atrás.
Entendió que lo hizo porque los pasos se acercaban; sintió que el se paraba y con eso ella también. Él se recargó en algo (probablemente la pared) e hizo a Leda chocar con él. Ella renegó un poco pero el volvió a callarla.
Se dio cuenta de que se había recargado en una puerta porque la abrió y empujó a ambos dentro. Olía a jabón y cloro; debía ser el cuarto de limpieza.
-Quédate quieta, si te mueves te vas a tropezar y harás ruido- la soltó nuevamente y el se movió un poco.
Como era de esperarse, las puertas de los cuartos de limpieza no siempre son lisas, sino que están compuestas como por "tejas" o delgadas laminitas inclinadas. Bueno, el trataba de ver a través de ellas o al menos eso supuso ella.
-Por favor dime que pasa- prácticamente le rogó quedándose lo más quieta que podía
-Aquí no, vamos a salir por las escaleras de emergencia, están al otro lado del pasillo- la ignoró por completo –Vamos a ir en silencio total
-Señorita- Oh, no, no, no, no, no, no, fue lo único que pudo pensar al escuchar la voz de Larry. Se movió un poco para salir a buscarlo porque si ellos estaban escondidos debía haber una razón y esa razón podría lastimar al ancianito.
En su afán por acercarse a la puerta, con la mochila movió un trapero y el palo de este golpeó la pared.
-Maldita sea, quieta- se detuvo en seco cuando Nicholas maldijo
-No soy idiota, si hay algo afuera que puede dañarnos, también lo dañarán a él- se quedó pensando un momento hasta que él habló
-Bien, no vienen por él, vamos a correr hasta las escaleras de emergencia a toda velocidad; haré ruido para que nos siga a nosotros pero debes hacer lo que te diga- debía ayudar a Larry así que aceptó con un rotundo sí con tal de salvarlo –Bien- comentó él y abrió la puerta con cautela.
Sintió la mano de Nicholas nuevamente en su antebrazo y salieron.
Su corazón iba a toda marcha y latía como nunca había latido; en el tiempo en que debía latir una vez, latía el triple a causa de los nervios.
Los pasos de Larry eran casi mudos; arrastraba los pies por su vejez y sus zapatos eran blandos. Se sentía muy rara pensando que hace un par de minutos solo trabajaba un poco y ahora se encontraba oculta en un cuarto de servicio con casi un extraño tratando de huir; por un momento escuchó como si alguien arrastrara cadenas. Así se oía la muerte.
-Muévete- Nicholas la jalaba del brazo para que avanzara, pero es que ella estaba congelada oyendo los diversos sonidos.
Me gustaría mostrar a Leda como la chica valiente que es y hablarte maravillas sobre ella, pero la verdad es que no te voy a mentir; se tropezó muchas veces en la oscuridad y la situación la entorpeció bastante.
Cuando llegaron a la mitad del pasillo, Nicholas la soltó y se acercó a la pared de la izquierda.
-Quiero que estés lista para correr a la puerta que está al final, voy a hacer ruido y cuando te diga corremos, ¿va?- ella asintió –Bajaremos por las escaleras de servicio e iremos a la casa de Mer en mi motocicleta
-¿Motocicleta?- lo interrumpió -¿No ves el granizo? ¿Quién conduce una motocicleta en Alaska?- odiaba ese tipo de vehículo, era tan inestable y peligroso que no supo si era mejor quedarse adentro
-Voy a golpear los muros y voy a hacer mucho ruido, más te vale moverte y estar lista
-¿Y qué si esta cerrada?- rodó los ojos
-No está cerrada
-¿Cómo lo sabes?
-Que no está cerrada- contradijo
-¿Porqué tan seguro?
-Porque sí- empezó a golpear la pared y a silbar una extraña melodía, tal vez una canción infantil.
Leda oyó las puertas de las oficinas abrirse, aunque estuvieran con seguro; se abrían y luego las cerraban de un portazo y pronto, la luz empezó a parpadear.
-Vamos- avisó Nicholas y empezaron la carrera hacia la puerta.
Leda volteó atrás un par de veces y a la tercera vio una enorme sombra corriendo tras ellos.
Hacía un horrible viento y frío en ese lugar y no había ninguna ventana abierta; sentía sus huesos congelarse. Nunca había sentido tal frío, era un frío de ultratumba.
Abrieron la puerta de servicio entre los dos, ambos estaban nerviosos y giraron el picaporte al tiempo.
Le dio vértigo al salir del edificio, ella le temía a las alturas y esa escalera hecha con varillas ya oxidadas no se veía muy estable; los escalones sonaban cuando los pisaban y correr por esas escaleras podría ser letal, pero no podían darse el lujo de caminar.
-Vamos- apresuró él al verla tan nerviosa en las escaleras –No te caerás, lo juro
-Es malo jurar- fue lo único que se le ocurrió decir mientras bajaban corriendo
-A esto le faltan como siete escalones más adelante- le avisó el chico y ella sólo pudo voltear buscando el hueco –No pierdas el impulso, saltaremos al tiempo
-No puedo- iban por el segundo piso, pero la caída era suficiente para partirse un hueso
-Si puedes, aquí vamos- quiso cerrar los ojos, pero no era conveniente hacerlo; cuando llegó el momento de saltar, se armó de valor para lograrlo.
Sintió un vacío en el estómago mientras caía y le dio mareo ver hacia abajo; oyó sus pies chocar con otro escalón y se tambaleó un poco, pero por suerte Nicholas la ayudó a continuar.
El alivio fue grato cuando por fin estaban sobre suelo firme.
Las escaleras de servicio daban a un callejón situado detrás del edificio, el cuál, estaba oscuro pero pudo ver gracias a la poca luz de la luna la moto de la que Nicholas hablaba.
Atrás de ellos ya no se oía nada, como si lo que los seguía se hubiese rendido.
Nicholas llegó hasta la moto primero y la encendió, Leda iba unos pasos atrás y pudo ver que de entre las sombras alguien se abalanzaba sobre él.
El muchacho recibió un golpe y fue tirado de la moto a la fuerza. Leda se llevó las manos a la boca y la cubrió por la sorpresa.
No supo que debía hacer, creyó que tal vez debía pararse en medio de la calle y gritar por ayuda; en realidad, esa sonaba como la mejor idea así que corrió hacia allá pero fue detenida por una segunda persona que ni siquiera sabía que estaba ahí.
Forcejeó hasta que quedó con los brazos detrás de su espalda, completamente inmovilizada.
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I R R E A L
ParanormalIntercambio académico: Proceso por medio del cual a una persona se le da la increíble oportunidad de viajar a otro país para ¿estudiar? Una latina estudiante de medicina es elegida para un intercambio académico que la lleva a un lugar completamente...