Capitulo 3

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Por la puerta se asomaron tres muchachos; uno de ellos era un poco bajo, debía medir poco más de un metro con sesenta, tenía el cabello rojizo, corto pero voluminoso y, peinado hacia abajo, con un flequillo que cubría una parte de su frente. Tenía la piel blanquecina, con varias pecas en su rostro y pequeños ojos cafés; vestía un pantalón deportivo oscuro y un sweater verde militar. No tenía ningún parecido con Meridia, así que ese no era su hijo.
Tras el pelirrojo, venía un chico castaño oscuro de piel bronceada; sus ojos eran de color miel y era un par de centímetros más alto, vestía de la misma manera desarreglada que su amigo. Tampoco se parecía a Meridia en nada. Sin embargo, el tercero, que también era castaño pero mucho más claro, era tan solo un tanto más moreno que Meridia, pero las facciones de su rostro eran idénticas: los ojos medianos y cafés en forma de almendra, la forma fina de su nariz, a pesar de que el cabello de Mery era más claro, se notaba que ambos estaban dentro de la misma paleta de colores.
Sin duda faltaba un muchacho porque los seis puestos estaban listos.
-¿Y Nick?- preguntó Meridia cuando se dio cuenta de que solo acudieron tres a la cena
-Arriba, durmiendo- señaló su hijo, Jack, hasta donde recordaba –Se sentía muy mal cuando veníamos de regreso- explicó mientras se sentaba junto con el resto
-Le llevaré de comer- la mujer puso el sexto plato, junto con cubiertos y un vaso de jugo, en una bandeja y abandonó el comedor.
Leda se quedó sentada viendo las figuritas que tenía el mantel de la mesa. No sabía que decir ni hacer. Sabía que por educación, se espera a que todos estén en la mesa para empezar a comer, entonces, debía esperar a Meridia.
-Hola- saludó Jack -¿Cómo te llamas?- dio el primer bocado y supo que a él no le importaba si esperaba a Mery para comer o no
-Leda- masculló tratando de sonar segura de sí misma –Leda Arias
-¿Arias? ¿Es apellido o segundo nombre?
-Apellido- contestó pero ella aún no se atrevía a comer
-Jamás lo había oído, ¿de donde es?- esta vez habló el pelirrojo claramente interesado
-De Colombia, es bastante común allí- contó
-Listo- interrumpió Meridia -¿Dónde andaban?- preguntó acusadoramente –Voy a llamar al doctor Thomas, Nicholas se ve bastante lastimado- ¿Lastimado? Lo primero que Leda pensó fue en peleas. Esos chicos debían ser un problema y eso era lo último que ella necesitaba.
-Está bien, solo se lastimó un poco cuando salimos hoy a jugar cartas- el de piel bronceada mentía. Leda pudo verlo.
-No pelearé con ustedes esta noche- se sentó junto a la rubia chica –Apuesto a que ni se han presentado- ellos se rieron por lo bajo porque supieron que ella tenía razón –Leda, ellos son: mi hijo Jack- ella ya sabía cual era –Connor- señaló al pelirrojo –Griffin- el moreno asintió levemente –Y Nicholas es el que sobra- ahora si se sintió libre de comer; era lasaña y estaba realmente deliciosa.
Los chicos hablaban entre ellos, se hacían gestos e insultaban mutuamente, no parecían mala gente, en realidad, eran bastante agradables.
Durante la cena, Leda pudo conocerlos a todos un poco más: ninguno de ellos iba a la Universidad; solo Jack lo hacía y no le iba del todo bien. Ella no juzgaba a quienes no estudiaban, es decir, era bastante normal no querer hacerlo; en su opinión, no estudiar era un error horriblemente común, pero el problema es que ellos mezclaban el no estudiar con juegos de apuestas y juraría que peleas también.
-¿Matemáticas?
-La detesto- contestó Connor bebiendo jugo
-¿Física?- probó
-Definitivamente esa no, muy apenas pude pasarla en el bachillerato
-¡No te gusta ninguna!- se burló Griffin –Es por eso que estamos como estamos
-Tiene que haber algo que les guste- Leda no podía creer que no hubiera ni una sola cosa que les gustara -¿Nada?
-Mmm...- Connor se quedó viendo el techo de la casa –Juego bolos
-Bueno, ya es avance
-Soy buenísimo en póker- comentó Griffin –Nunca me ganan- alardeó
-¿Tú que haces?- preguntó Connor
-Me gustan muchas cosas, pero la que más me gusta es el teatro
-¿Qué?- Jack bufó sorprendido -¿Estudias para doctora y te encanta el teatro?
-¿Qué tiene? No tiene nada que ver la una con la otra- repuso como si fuera lo más obvio
-Ese es precisamente el problema- expresó Griffin -¿Y planeas hacer ambas?
-Bueno, no sé, me gusta actuar, pero también quiero ser psiquiatra
-¿Psiquiatra?- Connor abrió mucho los ojos –Déjame adivinar, ¿Te comunicas muy bien con los locos?- Jack le dio un codazo en las costillas que fue bastante obvio, aunque Leda no supo porqué
-Sí, cuando estaba en Colombia había una anciana, fue mi primera práctica y estuve siendo la asistente de un doctor pero el salió un momento, le hablé y empezó a decirme todo lo que veía; fue increíble- lo recordaba perfectamente; fue la primera vez que tuvo que ir al hospital por una práctica; estaba demasiado nerviosa pero afortunadamente todo salió más que bien –Y prefiero decir que son personas que ven el mundo de manera diferente, la palabra "loco" es muy escandalosa y nada amable
-No te creo- Jack hizo caso omiso al comentario final de Leda -¿Cuál era el trastorno de la anciana?
-La paciente tuvo ataques epilépticos, creemos que ahí empezó todo y siguió con demencia y alucinaciones, sus familiares decían que tenía desordenes en el habla, no podía comunicarse bien, luego de eso vino la psicosis y cuando la llevaron al centro médico le diagnosticaron esquizofrenia paranoide a pesar de que las gammagrafías del cerebro salieron en orden; una vez que hablé con el doctor me dijo que no había visto nada parecido, le hicieron análisis de sangre pero no había nada raro así que pasamos a examinar su genes, ya sabes, si tenía antecedentes pero todo estaba limpio
-¿No hubo accidentes, drogas, alcohol, abstinencia ni nada?- Leda se sorprendió porque la pregunta era completamente correcta. Todas las que mencionó podían ser causas de esquizofrenia
-Nada, lo que queríamos averiguar era el motivo del primer ataque epiléptico, eso debió guiarla al estado de psicosis; pasaba la mayor parte del día sedada porque trataba de lastimar a las enfermeras y a si misma- hizo una pausa, su garganta se secaba –Pasó un año sin decir ni una sola palabra que ellos pudiesen entender, ella solo mascullaba y gritaba cuando trataban de inyectarla- sonaba horrible –Cuando llegué, el doctor solo quería que me sentara ahí y tomara notas de su comportamiento y en un momento en que el se descuido, ella comenzó a hablarme, me decía que no podía dormir, que oía voces y que estaba aterrada; pero cada vez que empezábamos a congeniar y a hacer avances en su tratamiento tomaba lo que sea que encontrara y se lastimaba hasta que tenían que sedarla de nuevo- suspiró sin creer que por fin contaba la historia completa a alguien.
Cuando ofreció contárselas a sus padres, ellos se negaron rotundamente alegando que no querían ningún trauma. Ella no los culpó.
-Fue un caso muy complicado, una mañana que estuve con ella, me dijo que veía sombras; que sentía el roce de unos rugosos dedos en sus pies en la oscuridad de la noche y que temía mucho lo que pudiera llegar a hacer cuando perdía posesión y sentido de su cuerpo- creyó que lloraría en un momento –Esa misma tarde se suicidó- dijo en un hilito de voz –Ahí supe que debía haber algo más, no eran solo trastornos, algo de verdad la aterraba y perseguía; lo sé, investigué y no ha sido el único caso, hay varios que comparten ciertas similitudes
-¿Y puedes dormir después de eso?- se alegró de poder reírse ante la pregunta de Griffin –Siempre he creído que es imposible que bastantes personas en el mundo puedan ver algo y, sólo porque no todos no podamos verlo, tenga que significar que no es cierto
-Sí, ¡exacto! Eso fue precisamente lo que yo pensé- el tema le fascinaba y cuando hablaba de él, sentía que por fin hallaba su verdadera vocación
-¿Qué otros casos viste?- quiso saber Connor
-El matemático John Nash también tuvo esquizofrenia paranoide y veía sombras, al igual que ella, decía que llegaban a él justo como las matemáticas, su hijo posee su mismo trastorno y leí otro en que un hombre en Australia oía voces y se disparó seis veces a sí mismo en la cabeza para silenciarlas, es decir, tiene que ser algo muy real para que llegues a tal punto de desesperación
-Oí de ambos, pero el segundo tenía una parte de explicación: era por el antecedente de su padre y el tercero decía que una de las voces era un hombre con el que supuestamente su difunta esposa lo engañaba- supuso Jack
-Sí, pero aún así no es normal, lo que trato de decir es que realmente escuchaba esa voz (sin mencionar las otras que oía) y también está el de Anneliese Michel veía cosas, se automutilaba, comía arañas y otros insectos pero no comida normal, escuchaba voces y tampoco tenía antecedentes ni había tenido ningún accidente aparte de los ataques epilépticos- sentía que las palabras no eran suficiente para describir los casos –También la muerte de Elisa Lam, eso fue un escándalo pero en las grabaciones ella claramente estaba aterrada porque algo o alguien la perseguía
-Tú sí que investigas, ¿no te diviertes?
-Esto es divertido- dijo con confianza –Es fascinante, me encanta hablar de esto y ¡no te hagas! Tú también has leído
Afuera, alguien tocaba la puerta, entonces Meridia salió de la cocina, para atender, justo cuando acababa de lavar los platos.
Se oyeron voces en el pasillo y vio que el que llegaba era un hombre de bastante edad que cargaba un maletín de cuero y un estetoscopio alrededor del cuello.
-Por aquí doctor Thomas- ambos subieron y los muchachos los vieron pasar
-Vamos, quiero ver que dice el doctor de Nicholas- Jack se puso de pie y sus amigos lo acompañaron –Ven- invitó y Leda también se paró –Te mostraré tu cuarto.
El primer piso era muy bonito; estaba ansiosa por conocer el segundo.

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