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Lo que resto de la tarde, Karen se quedó conmigo, podría decirse que mimandome, ya que me acercaba cualquier cosa, aunque no la pidiese, en realidad quería estar sola, pero ella no parecía entenderlo. Y no la juzgo por eso.

Después de aquella dura historia con su hermana, siento que no debo dejarla sola. Estábamos las dos sentadas en el sofá mirando un programa de televisión cuando sonó su celular, ella en seguida contestó.

-¿Bueno? -preguntó ella-. Está aquí conmigo, no pienses que puedes venir para hacer daño nada más -dijo ella, haciendo que la mirará, estaba claro que hablaba de mi-. Bien, trae todo por favor.

Y colgó, dejo el celular a un lado y volteo a mirarme.

-Tu hermano, George, vendrá en unos minutos -dijo y yo solo mordí mi labio-. Tranquila, él dijo que esta todo bien, que traerá todas tus pertenencias.

Asentí, ¿George no me odia? a solo que sea que mi mamá lo haya obligado a hacerlo y cuando llegué, no quiera ni tocarme.

-Madie, reacciona -dijo Karen y yo salí de mis pensamientos y la miré, ella sonrió-. Tenemos que comprar tu boleto para ir a tu casa.
-Ah, claro -dije con pesadez.
-George nos llevará a comprarlo. Dime algo.
-¿Qué? -pregunté.
-¿Tenías planes a futuro con esa chica?

Dude uno segundos, en realidad no sabía que responder ya que ni quiera importa ahora, porque ella se fue.

-No lo sé.
-Sabes qué creo. Que solo te encaprichaste de ella, más no la amas.
-No, claro que la amo -reproché.
-Bueno, no soy experta en nada de esto, pero si yo fuera tú, no estaría tan relajada, estaría buscando una y mil formas para poder saber de ella -dijo reflexionando-. Aunque todos reaccionamos diferente.
-Karen, ella me mostró el amor...

Karen solo me miro no muy convencida, ¿por qué no soné convencida? Porque lo estaba, claro que lo estaba.

Pasaron unos largos minutos, hasta que escuchamos un auto estacionarse frente a la casa. Segundos después, alguien llamaba a la puerta. Karen fue y abrió la puerta dejándome ver a George, pero no estaba sólo, venía con papá.

Papá abrió sus brazos dando a entender que lo abrazará, corrí a él para zambullirme en sus brazos, él me apretujo con fuerza, mis lágrimas resbalaban por su suéter. Me sentía justo como una infante que había sufrido una caída mientras jugaba he iba a consolarse con su padre.

-Ya, hija. Yo estoy aquí -dijo papá intentando ocultar que también lloraba.
-Papá, gracias -dije separándome de él, volteé a mirar a George.
-Tonta, hubieras sido muy guapo de hombre -dijo y sonrió.

Se acerco para también abrazarme, no me había sentido tan querida por mi familia, en años. Hubiera querido que mamá también estuviese aquí. Pero para ella, ya no soy su hija.

-Trajimos todo lo que pudimos sacar, también traje las cosas de... Jasmine -dijo George.
-Gracias. Muchas gracias -respondí-. No sé que hacer con las cosas de Jasmine, llevenlas a su casa.
-Cambiando de tema -dijo papá-. Está cosa no ha dejado de sonar desde hace rato -dice entregándome mi celular.

Miré todas las notificaciones, muchas eran llamadas de Jasmine y hasta algunos mensajes que leeré más tarde. Pero mi atención se fue a aquel número desconocido que había estado marcando repetidas veces.

Y entonces, haciendo que diera un brinco del susto, el celular comenzó a vibrar y sonar. Número desconocido, decidí responder.

-¿Quién habla? -pregunté.
-Soy... soy yo, Madie -dijo la otra voz.

Abrí grandes mis ojos al escuchar de nuevo su voz, aquella voz que me ha acompañado por años para después dejarme así de la nada.

-¡¿Mónica?! -grité-. ¿Eres tú?

N/A

¡CAPITULO DEDICADO A!

SenpaiM

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Me Enamoré de la NoviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora