Epílogo.

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Cinco años después.

Tome la correa que ataba a Ruben y abrí la puerta de la casa.

—¡Mónica! —grité.
—¿Qué? —respondió ella mientras salía de nuestra habitación.
—Llevaré a Ruben a caminar.
—Bien, puedo acompañarte...
—No, tú duerme.
—Me acabas de despertar —respondió con amargura para después reír.

   ...

Al final convencí a Mónica de quedarse; estaba sentada en una banca que daba a los juegos para niños, Ruben que es más perezoso que Mónica, se acostó a dormir en mis pies.

No habían muchos niños puesto que es muy temprano, tampoco sabía porqué había salido a caminar con Ruben a ésta hora, siempre salgo por las tardes.

Miraba como los pocos niños jugaban divertidos, hasta que mi vista se clavo en un pequeño con una peculiar mirada... yo conozco esa mirada.

Seguía con la mirada al niño para seguir encontrando similitudes con la persona que estoy pensando.

—¡Derek! —se escucho un grito y él niño fue hasta los brazos de una mujer.

Una mujer de cabello castaño, alta, delgada, parecía que no había pasado por un embarazo.

La mujer volteo a verme y casi tira al niño (que ahora llevaba en brazos). Yo no supe qué hacer, así que solo la salude con la mano y sonreí sin rencor alguno.

Ella bajo al niño y le indico que fuera a jugar, lo supuse porque le señalo los juegos y él niño corrió animado hacía ellos.

Cuando me di cuenta, ella ya estaba sentándose a mi lado.

—Hola —dijo ella con su hermosa voz.
—Hola... —respondí nerviosa—, vaya, cuánto tiempo.
—Sí —susurró con una sonrisa en los labios—. Estás muy cambiada.
—¿Eso crees?
—Sí, tu cabello está más largo, tus facciones más maduras, tu maquillaje, ahora usas un poco más... ¿cómo te ha ido?
—Me ha ido muy bien. Me casé con Mónica... ahora vivimos juntas...—dije con un tono de voz animado y tímido a la vez—, mi trabajo va mejor que nunca, mi familia está mejor que nunca, no sé, estoy pasando por un buen momento, ¿y a ti?
—Bueno... —respondió y suspiró— como sabrás me casé con Jacob... aunque ahora ya nos separamos, no duramos más del año, aunque él sigue viendo a Derek y ya tiene a otra mujer. Mi familia me apoya mucho, mis papás se mudaron para acá; también Yael, pues ya tiene novia y planea hasta casarse —sonreímos ambas—. Vivo sólo con Derek y un gatito que tenemos.
—Vaya, se parece demasiado a ti —dije sonriendo—. Sigues muy bonita Jasmine, no me sorprenderá que encuentres a alguien muy pronto.
—Pues ya hay alguien, Madie, aún teniendo a mi hijo no lograba olvidarte y me dolía en el alma pensar que tú estás bien pero no conmigo...—apreté mis labios con nerviosismo al escuchar lo que decía, me fue imposible no sentirme mal por ella—. En mi trabajo, sí, ya trabajo. Bueno, ahí conocí a alguien, es genial, me apoyo tanto sin esperar nada que al poco tiempo nos enamoramos. Vendrá aquí pues quedé aquí con ella.
—¿Con ella? —pregunté sorprendida, ella rió.
—Sí, una ella, contigo me di cuenta que lo mío no estaba en un hombre y bueno, ya la verás, no tardará.

Seguimos charlando sobre todo, le hablé de cómo Mónica me había pedido matrimonio, de lo doloroso que fue todo pero que al final valió tanto la pena, ella por su parte también me habló de cosas muy buenas que le pasaron, al parecer la chica de la que habla estuvo casada también, pero no tiene hijos, es unos años mayor a ella.

Estaba sentada a lado de Jasmine a como me había imaginado con ella hace algunos años, y es curioso que ahora nos encontremos así pero con caminos distintos.

Me Enamoré de la NoviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora