—Oh vamos, ya he dicho que aún no llega la persona correcta —me justificó nerviosa.
—Sí mujer, pero planeas bodas, ya deberías ir planeando la tuya —dice Clarissa.
—¿Y George? —preguntó indignada —. Él tampoco se ha casado y no le reprochan nada.
—Pero a George mínimo le hemos conocido ya ha una novia y pues tú no has traído ni un perro.
Rió y niego a la vez.
—No tengo tiempo para cuidar un perro.
...
Abro los ojos con pesadez y escuchó que alguien llama a la puerta de la habitación.
—¡Cara de perro! —da golpes a la puerta— ¡Baja a desayunar!
—Ya voy... —susurré sabiendo que George no me había escuchado.
—¡Anda, que vamos a la playa! —grita George. Y después se escuchan pasos dando a entender que ya se había ido.
Abro los ojos como platos sorprendida, ¡hace mucho que no voy a la playa! Me levanto en seguida y bajo técnicamente corriendo para encontrarme con toda la familia arreglada y lista para ir a la playa.
—Hasta que despiertas —dice Víctor riendo.
—Buenos días —digo y después todos ríen—. ¿Qué?
—Pues que ya son tardes, querida —dice mamá riendo—. Anda, ve a ponerte tu traje de baño, te dejó uno Clarissa en la cama.
Asentí riendo y subí a la habitación, ya no me daba tiempo de ducharme, así que sólo intenté verme bien, cuando vi el traje que me dio Clarissa casi me desmayo, ¡era un bikini! Hace siglos no uso uno.
Me lo puse para ver como me quedaba, dios, me veo horrenda pero no tengo otra cosa que usar, suspiro mientras me pongo encima una playera y un short. Me puse las gafas de sol, tome la toalla y salí de la habitación.
—Hasta que sales —dice George con voz cansina—. ¿Llevas un letrero que dice "soltera y amargada"?
—¿Qué? —pregunté mirándome de arriba abajo— ¿Por qué?
—Por ése horrendo conjunto de playera short —dice señalándome.
Hago una mueca y salgo de la casa, ya todos estaban acomodándose en los autos.
—Vamos, vente con nosotros —dice Clarissa cerrando la puerta del auto.
...
Ya estábamos llegando a la playa, faltaba poco para que me soltara a llorar, que emoción. Y justo en ese momento mi celular comenzó a sonar.
—¿Hola? —dije confundida sin mirar el número.
—Eh... hola, ya sé que no quiere que la llame yo, pero realmente quiero que organice mi boda... —dice la voz femenina de la vez pasada.
—Ya le dije qué días puede contactarme, señorita, ¿así le hizo para que su esposo le pidiera matrimonio? —dije molesta—. Insistiendo como loca.
—No... pero... —colgué.
Rodeé los ojos y noté que ya se estaban estacionando, segundos después bajé del auto sintiendo la arena entre mis dedos, el día estaba no tan soleado, se veía hermoso.
...
Después de horas de jugar como niña en la playa, salí agotada de tanto nadar, me senté en la orilla y comencé a jugar con la arena; después de minutos de estar ahí, llegó George sentándose a mi lado.
—Hey pícara —dice burlón.
—¿Por? —pregunté confundida.
—El sujeto de allá no te quita la mirada de encima.
Volteé confundida y era cierto, había un sujeto demasiado atractivo mirando directamente a donde estaba con mi hermano, era alto y bien fornido, llevaba gafas de sol y cuando me miro sonrió mordiendo su labio. Y comenzó a caminar hacia donde estábamos.
¡Que horror!
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Me Enamoré de la Novia
RomanceMadeline Blake. Una famosa organizadora de bodas. Una mujer que aunque se la vive de boda en boda, aún no conoce al príncipe que la lleve al altar. Quizá no lo ha encontrado porque simplemente no es un hombre a quien necesita en su vida. Jasmine...