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Narra Madeline.

Sentía que mi corazón latía con una fuerza increíble, que se saldría y moriría.

La tenía aquí, a mis rodillas, suplicaba que la disculpara; pero, ¿disculpar qué? Ella decidió irse por su bien, y por el mío.

Yo, yo no la busqué aunque moría por hacerlo pero decidí quedarme y estar con Jasmine, la chica que despertó todo en mí, sin darme cuenta que ella, que siempre estuvo para mí, era la única razón por la cual no me fijaba en ningún hombre.

-Ponte de pie -susurré limpiando mis lágrimas-. Anda.

Ella subió su mirada, rayos, lloraba como una cascada. La ayude a ponerse de pie quedando una frente a la otra.

Cualquier en estos momentos, se lanzaría a ella para besarla y suplicarle que jamás vuelva a irse. Pero yo no podía moverme, no me salían las palabras y sé que a ella tampoco.

Ella intento tomar mi mano pero me aleje en seguida, alce la mirada, dando a entender que fuéramos arriba, a mi departamento. Ella asintió.

El tiempo que estuvimos en el ascensor, fue silencioso, ambas mirábamos al piso, ninguna se movía, de hecho, intentábamos contener la respiración.

Entramos al departamento y ella se limito a tomar asiento, siempre tan confianzuda.

-Bien -dije-. Creí que jamás volverías.
-Yo también creí eso -protestó, poniéndose de pie-. Pero no sé como le haces para estar siempre en mis pensamientos. Es una tortura.
-¿Soy una tortura? -pregunté cruzándome de brazos.
-¡Sí! -respondió-. ¡Lo eres! Y eso me fascina.

Se dibujo una sonrisa en mis labios que en seguida oculte, mordí la uña de mi dedo pulgar y la mire silenciosa.

-¿A qué vienes?
-No me harás repetirlo... ¿o si? -dijo mirándome fijamente.
-Sí, quiero que lo hagas.
-Porque te amo con locura desde hace mucho, porque siempre he estado para ti como la mejor amiga. Aunque por dentro estuviese deseando tener tus labios pegados a los míos. Porque eres una combinación de lo antiguo y lo moderno, porque eres limpia y a la vez tienes un desorden hasta en tú mente.

Puse mi dedo índice en sus labios, dando a entender que se callará. Ella me miro confundida. Me deje caer en el sofá que tenía detrás de mi y rompí en llanto.

-¿Dije algo mal? -preguntó inclinándose a mi.
-Yo soy la mala... -susurré-, no debes de quererme, han pasado tantas cosas desde que te fuiste, Jasmine está embarazada de aquél sujeto, me quede sola, aunque no del todo, ya que George y su novia, junto con papá, me apoyan. Intenté formalizar mi relación con Jasmine y, ¿sabes qué sucedió? ¡mi mamá me mando a la mierda!

Mónica no dijo nada, solo me rodeo con sus brazos, haciendo que mi cabeza fuera a su pecho, yo lloraba desconsoladamente y ella acariciaba mi cabello.

Simplente hay gente que te abraza y te reinicia... ella es una de esas personas.

-Escuchame, eres fuerte, eres la mujer más fuerte que conozco. No te debes dejar vencer -dijo Mónica.
-Ya no quiero sufrir, no quiero amar para que después me abandonen como una basura sin chiste -susurré.
-Tienes miedo de que alguien te haga daño. Pero eres tú la que se daña con tanto miedo.

Mónica se levanto y fue por el bolso que había traído consigo.

-Aquí te dejo un papel con mi número, de todas formas sabes donde vivo. Madeline, no me daré por vencida de nuevo. Te amo.

Dicho esto, salió del departamento. Me bastaron unos segundos para darme cuenta que ella tenía razón. Limpie con rapidez mis lágrimas y salí corriendo del departamento.

-¡Mónica! -grité al ver que ella se iba en el ascensor.

Ella en un movimiento rápido, puso su mano haciendo que las puertas no se cerraran. Me miro y sonrió. Por fin sonrió.

Corrí hacía ella y ella salió del elevador y extendió sus brazos. Me lancé a ella y mis labios fueron a dar a los suyos en un cálido beso lleno de disculpas, de amor, de todo.

Un beso que te da a entender que todo cambiará. Y cambiará para bien.

N/A
¡Hasta el Lunes!
Y buen inicio de clases para todas aquellas que ya inician el Lunes. -w-

Me Enamoré de la NoviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora