Extraño: Estar Vivo

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¿Saber lo que hay en la mente de Gabriel? Escuchen la cancion, la he dejado subtitulada para quienes no hablan inglés...

¿Saber lo que hay en la mente de Gabriel? Escuchen la cancion, la he dejado subtitulada para quienes no hablan inglés

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¡CRACK!

El golpe resonó en toda la habitación, la mitad de mi rostro ardía de forma insoportable y podía sentir como mi labio estaba sangrando mientras permanecía ahí de rodillas, sin saber qué hacer ni que decir, en otras circunstancias, me hubiese defendido, hubiese peleado de forma violenta y probablemente habría ganado, pero ya nada importaba ¿Qué más daba lo que pudiesen hacer con mi cuerpo? Mi alma ya había muerto, podían hacerle todo el daño que desearán a este cascaron vacío, ya no tenía importancia.

El piso estaba helado, me costaba respirar, sentía un nudo en el estómago y mis pulmones se esforzaban por recuperar el aliento, afuera la bruma invadía todo el lugar, el techo de lámina se goteaba mientras la nieve se derretía a causa del sol, que débil pero presuroso, intentaba luchar sin mucho éxito contra las nubes que lo aprisionaban, soy como el sol, dije antes de recibir otra bofetada, mis captores nunca me han dejado brillar. <<Tú no tienes una luz propia>>, dijo una voz dentro de mí en tono burlesco, <<es verdad>> respondí a mi interlocutor imaginario mientras un pie me robaba el aliento <<entonces soy como la luna, jamás he tenido luz propia>> y en ese momento me desplomé en el suelo.

-Mírame- dijo Ismael tomándome de las mejillas- ¡Que me mires!

Podía sentir mi cuerpo adolorido, cada centímetro de mi cuerpo que ardía pidiendo clemencia, pero no me importaba, ni siquiera había puesto las manos para evitar golpearme la boca al caer, mis labios sabían a sangre, podía escuchar el viento que azotaba con las delgadas láminas de ese cuartucho, pero a Ismael, no le veía, mis ojos no lograban enfocarlo de manera correcta, me giró con el pie para quedar boca arriba y pude notar cómo se sentaba junto a mí para limpiar la sangre de mi rostro, no me quedaba mucha fuerza, mi cuerpo se sentía como un montón de gelatina.

-Lo lamento- dije con un hilo de voz apenas audible.

-Me temo que no estás haciendo bien tu parte del trato- dijo poniendo alcohol en mi frente y limpiándola con cuidado-¿Qué haremos ahora que Guillermo no desea verte?

-Todo sigue Igual- dije un poco más fuerte- nada ha cambiado.

-Excepto que mi amistad con él se desmorona a pedazos porque tú no eres capaz de seguir simples indicaciones.

Una ligera risa se atoró en mi garganta, estaba demasiado cansado, no me apetecía reír, mis pulmones impidieron que la carcajada saliese, pero Ismael me miró confundido.

-¿Qué te causa tanta gracia?- dijo retirándose un poco.

-Nadie arriesga tanto por una amistad- dije apenas consiente- tu no quieres que Samuel sea tu amigo.

-¿Y que si es así?- dijo un poco nervioso.

-¿Qué piensa tu novia al respecto?- dije con ironía.

Permíteme Destruirte (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora