Deseo: Amigos Incómodos

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El clima se había calmado un poco aquella mañana, la nieve que había formado una gruesa capa en la acera durante la noche se estaba desvaneciendo, dejando a su paso unas delgadas láminas de hielo en las carreteras, la televisión anunciaba lluvias torrenciales durante la tarde y los presentadores no dejaban de dar recomendaciones sobre la seguridad en terrenos peligrosos.

El vapor que se elevaba dentro de mmi baño abría mis poros mientras el agua recorría cada centímetro de mi cuerpo, purificándolo y escurriendo el jabón que aún se encontraba sobre mi piel, pensamientos confusos invadían mi mente, Alejandro había estado ausente más de un día y se negaba a contestar las llamadas, al parecer separarse de Rubén lo había afectado demasiado, pero las circunstancias en las que todo había sucedido eran realmente confusas y extrañas ¿Ismael tendría algo que ver? Me costaba creerlo, sabía que estaban planeando enemistarlos y con ellos a mí y a Guillermo, pero desde que estaba con Gabriel las cosas parecían estar más tranquilas, no me había apetecido llamarles, supuse que no querrían verme y a mí tampoco me entusiasmaba la idea.

Guillermo se encontraba sumamente nervioso, las vacaciones estaban por terminar y la planeación del concierto de graduación comenzaba a consumir su tiempo y energía, su beca amenazaba con no cubrir los gastos necesarios en cuanto a vestimentas y su madre trabajaba más que nunca, yo mismo les había ofrecido una ayuda bastante sustanciosa, pero la habían rechazado de inmediato dejándome sin argumentos.

La actitud de Guillermo se tornaba fría en ocasiones y muchas veces parecía no estar seguro de lo que estábamos haciendo, en ocasiones expresaba su preocupación sobre nuestra relación que apenas se estaba formando y otras veces aseguraba que no teníamos futuro, aquello se estaba volviendo molesto y muchas veces terminaba en acaloradas discusiones y horas sin dirigirnos la palabra. William estaba más insoportable que nunca tratando que Guillermo y yo pasáramos el mayor tiempo posible juntos y muchas veces eso aumentaba las discusiones y peleas.

Luego de cerrar la llave me enredé en una gruesa toalla y me dirigí a mi habitación, entré rápidamente hacia el espejo y mi cuerpo mojado se vio reflejado completamente, unas delgadas gotas se escurrían por mi vientre perdiéndose en el borde de la toalla y mi cabello húmedo estaba pegado a mi rostro.

-¿No crees que tienes demasiados espejos en esta habitación?- el sonido de aquella voz me hizo sobresaltarme y casi resbale mientras me giraba para ver de donde procedía.

Ismael me miraba desde el otro lado de la habitación, sentado en mi cama con una sonrisa enorme, su piel de ya blanca de por sí, estaba adornada por unas profundas ojeras negruzcas y su cabello normalmente peinado a la perfección estaba despeinado y desteñido, llevaba una playera de súper héroes y sus ojos de un verde brillante estaban enrojecidos.

-¿Cómo demonios entraste?- dije apuntándolo con desprecio.

-William me abrió la puerta- dijo como si fuera algo obvio- se veía muy feliz de verme- pero no tienes de que preocuparte, solo he venido a visitar a un amigo.

Permíteme Destruirte (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora