Planeo: Absolutamente Todo

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La canción de arriba es la que tocan Isma y Gabriel 

La canción de arriba es la que tocan Isma y Gabriel 

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Una vez escuché a mi abuelo decir un dicho bastante popular en España, "El Fin justifica los medios" repetía constantemente cuando le preguntaban porque hacia tal o cual cosa. Al haberme criado con el aquello había calado bastante hondo en mi memoria, pero en ocasiones, otra frase suya taladraba mi cráneo "La venganza nunca es buena", más de una vez me sorprendí completamente confundido porque estas dos frases luchaban entre sí para encontrarse un lugar privilegiado en mi conciencia.

Por un lado estaba mi constante deseo de venganza, ver destrozado a Guillermo y sabiendo que era lo único que deseaba, arrebatárselo y dejarlo completamente a la deriva, sin embargo, aquel deseo tan profundo chocaba de lleno con el consejo de mi abuelo que se refería a que la venganza nos terminaba por destruir a nosotros mismos. Por otro lado estaba mi intenso deseo de poseer a Samuel, siempre lo había acompañado en todas sus aventuras y desventuras, yo había servido como su confidente más cercano, y en pocas, muy pocas y extrañas ocasiones, como le hombro en que solía descargar sus lágrimas, así que, luego de muchas historias de camas y de muchos sentimientos compartidos, termine por caer perdidamente enamorado de ese chico engreído e hipócrita que se tiraba a cualquiera que se posara en su camino, a cualquiera, menos a su mejor amigo.

Eso estaba bien, porque simple sexo no era lo que yo buscaba, por eso mismo siempre había ocultado mis sentimientos debajo de la fachada de mejor amigo, era cierto que mi amor por el quemaba con una considerable intensidad, pero mi dignidad era más importante y jamás pensaría en estar con el sabiendo que solo le gustaba utilizar a las personas, pero el deseo, jamás se esfumó.

El fin justifica los medios y la venganza nunca es buena, pero entonces ¿Qué buscaba al separar a Samuel de Guillermo? ¿Venganza o simplemente amor? Ni yo estaba seguro de aquello, pero en ese momento, el fin justificaba completamente los medios, que nadie me juzgue, simplemente he hecho lo que sentía necesario, así que ahora, sentado en mi habitación, limpiando las heridas de Gabriel, las dudas volvían a mi cabeza ¿Qué mierda estaba haciendo? ¿El fin justificaba los medios?

-¿Te duele?- dije haciendo presión en su ojo con un algodón, el chico solo asintió, no había hablado desde que entramos en mi casa- lo siento mucho.

-¿De qué hablas?- dijo tomando mi mano entre las suyas, sus ojos de un gris intenso se clavaron en lo mío.

-No debí de haberte golpeado aquella noche, estaba demasiado tomado- dije pasando una gasa por sus labios enrojecidos, había abierto la herida de nuevo por error. Sus labios se acercaron a los míos atrapándolos en un corto beso, mi lengua saboreó el sabor avellana de la suya antes de que el férreo sabor de la sangra la invadiera sin piedad. El beso fue insípido, como el de alguien que se aferra a su última esperanza, obviamente Gabriel estaba mucho más confundido que yo.

-No importa ahora- dijo cuándo nos separamos- nada importa ya.

-Es difícil creer que todas estas heridas las hicieron mis manos- insistí acariciando su mejilla que estaba completamente amoratada- todo esto ha ido demasiado lejos.

Permíteme Destruirte (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora