Extraño: Esa Mirada Asesina

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Los quince días más largos de mi vida habían pasado ya, las últimas semanas habían sido un infierno, Mangel, como un loco obsesionado, no había dejado de presionarnos para que el plan siguiese su curso, llamaba durante la madrugada, nos buscaba por Skype durante las noches y nos citaba a horas inadecuadas, en varias ocasiones estuvo a punto de liarse a hostias con Ismael porque estaban en un desacuerdo, la paciencia que Ismael mostraba era sorprendente, sobre todo conociendo su carácter, pero verdaderamente se esforzaba por no plantarle cara a Mangel, de verdad debía tener miedo de ir a la cárcel; sin embargo, era demasiado lo que estaba soportando, estaba seguro que en cualquier momento explotaría.

Los días de invierno eran crudos y poco favorables, la nieve recurrentemente llenaba las aceras con su blanquecina presencia y el viento impasible se estrellaba en las ventanas con furia.

¡TRASH!

El sonido seco de la nieve recibiendo la caída de un cuerpo invadió mis oídos en ese instante, Mangel permanecía en el suelo con una sonrisa burlona mientras Ismael lo miraba con rabia y los puños cerrados, su cuerpo temblaba mientas le sostenía la mirada, los Ismael enseñaba los dientes mientras una especie de rugido se escapaba de su garganta, su mirada penetrante estaba cargada de ira y sus ojos verdes contrastaban de forma directa con sus enormes y negruzcas ojeras.

-¡Te he dicho que no vuelvas a tocarme!- dijo Ismael perdiendo la paciencia.

Mangel se levantó lentamente sacudiéndose la nieve de los pantalones, llevaba un poco de escarcha en la espalda pero su sonrisa no desaparecía de su rostro, un hilo de sangre salía de las comisuras de su boca pero parecía bastante satisfecho.

-Tu oreja tenía un insecto- dijo en tono autosuficiente el de gafas- sería una lástima añadir a tus cargos el de agresión.

-No me presiones Miguel Angel- dijo Ismael dándole la espalda- las cosas se están haciendo tal y como tú lo has planeado.

-Bueno, eso da igual- respondió Mangel- la verdad no me gustaría terminar denunciándote.

-¿Y si agregamos homicidio a los cargos?- dijo Ismael en tono agresivo- porque de verdad no me molestaría matarte con tal de que cierres la boca.

Me acerque lentamente para intentar calmar a Isma, pero él se hizo a un lado de inmediato apartándome con violencia, entramos a la casa de Mangel en completo silencio y nos apostamos en los sillones mientras ambos chicos se observaban con deseo de golpearse.

-Mañana se reanudan las consultas de Alex- dijo Mangel dando un ligero sorbo al café que tenía sobre la mesa- conocen bien ya sus posiciones y lo que deben de hacer ¿verdad?

-Puesto que el plan fue mío desde el principio- dijo Isma en tono mordaz- es obvio que sé perfectamente lo que debo de hacer... gracias.

-Bien, pues entonces todo está listo- dijo Mangel con una sonrisa hipócrita- será mejor que se queden aquí esta noche ¿verdad Gabito?

Las cosas sucedieron muy rápido, la mano de Mangel rosó levemente mi mejilla y en ese instante Ismael se avalanzó sobre la mesa de forma violenta, con dos movimientos torció el brazo de Mangel colocándola detrás de su espalda, Mangel permanecía de rodillas mientras Isma le aplicaba una llave de forma agresiva, el odio en su mirada era de un extremo tal que yo mismo temía acercarme, el rostro del castaño estaba lleno de dolor gemía levemente mientras Isma iba apretando la llave, dos movimientos más y el chico se estrelló con un golpe seco en el suelo.

-No lo vuelvas a tocar nunca- dijo Ismael acercando su rostro al de Mangel- ¿lo entendiste?

Mangel asintió levemente y la bota de Ismael se estrelló en su mejilla con violencia.

-Nos vamos- dijo tomándome por el brazo y colocándome su abrigo sobre los hombros. Mangel se retorcía en el suelo sujetándose el rostro, un poco de sangre salía entre sus dedos.

-Te devolveré el favor Ismael- dijo mientras atravesábamos la puerta- a ti y a tu estúpido noviecito.

La aguja del kilometraje marcaba 120 kilómetros, llevábamos diez minutos en total silencio desde que nos habíamos subido al coche, sus nudillos estaban completamente blancos debido a la fuerza con la que sostenía el volante, parecía que en cualquier momento se rompería entre sus dedos, su mirada llena de ira estaba fija en el camino y su labio inferir temblaba mientras apretaba los dientes con rabia. Se había pasado la luz roja en más de dos cruceros y las vueltas que daba sin bajar la velocidad hacían que el auto se tambaleara peligrosamente.

-¿Sabes que va a vengarse verdad? -La mirada que me lanzó me hizo hundirme en el asiento.

-Mangel es un cobarde- dijo poniendo su mano sobre mi rodilla- lo único que busca es regresar con su estúpido ex, una vez conseguido eso, nos dejará en paz.

-Pero, tu reacción fue un poco...

-Nadie va a tocarte mientras yo esté aquí- dijo apretando mi mejilla con sus dedos- además, su única arma es el chantaje, lo he derribado dos veces en esta noche después de todo.

El auto fue disminuyendo la velocidad conforme íbamos acercándonos a casa, hasta que finalmente se detuvo, su respiración seguía siendo bastante agitada, puse mi mano sobre su pecho que subía y bajaba con gran rapidez, podía sentir su corazón acelerado bajo mi mano, sus ojos se cruzaron con los míos y una sonrisa se colocó de lleno en su rostro.

-No te preocupes por mí, iré a un bar a relajarme- dijo sonriendo socarronamente.

-Quédate conmigo- dije acariciando su cabello.

-Ándate a casa- me dijo con seriedad- prometo que iré directo a casa, además, no creo que tu hermana se ponga muy contenta de verme en su casa.

Su mirada se notaba un poco más calmada, pero su respiración seguía siendo sumamente agitada, el debió de haber notado la preocupación en mi rosto, porque sus labios se posaron sobre los míos con una fiereza tal que me robó todo el aliento, mis pulmones exigieron un descanso pero sus manos se pusieron detrás de mi nuca impidiendo que me separase.

-Te quiero-dijo sin separar sus labios de los miso- no te preocupes por mí.

Una última despedida y finalmente entre a casa mientras él se marchaba apresurado sin decir una sola palabra. En cuanto me recosté en la cama, el móvil vibró de inmediato, eran las tres de la mañana, el mensaje era de Mangel <<Mañana ajustamos cuentas>> era lo único que ponía, todo aquello me estaba volviendo loco, no solo era la actitud obsesiva de Mangel, sino que Ismael en esas ocasiones llegaba a parecerme extremadamente aterrador. Mis parpados fueron cediendo al sueño y poco a poco fui quedándome completamente dormido.

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Yo se que ya están hartos/as de Gamael, pero les prometo que ya casi termino con ellos, recuerden que el plan que están elaborando es el mismo que aparece en Nuestras Vidas Cruzadas y solo ellos dos pueden explicar lo que pasó de forma completa...

Permíteme Destruirte (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora