Planeo: Ser a prueba de Tontos

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Que publiqué el capítulo donde no era porque soy tonto del pie.


Las cosas no estaban resultando del todo bien, las constantes preguntas de Samuel y las recriminaciones que Guillermo me dirigía me estaban volviendo loco, y por si fuese poco, Gabriel no dejaba de preguntarme si era verdad que había besado a Samu...

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Las cosas no estaban resultando del todo bien, las constantes preguntas de Samuel y las recriminaciones que Guillermo me dirigía me estaban volviendo loco, y por si fuese poco, Gabriel no dejaba de preguntarme si era verdad que había besado a Samuel el día anterior, a duras penas lograba equilibrar la situación, pero cuando parecía que estaba tomando el control de las cosas Guillermo se aparecía por la puerta diciendo que no confiaba en mi arrepentimiento y que me quería fuera de casa. Samuel por su parte no estaba nunca en casa, la última parte de la compañía de su padre por fin se mudaba a China y él estaba haciendo todo lo posible para que las condiciones de término fueran justas para los empleados.

Guillermo aparecía constantemente, rondando por las habitaciones en las que Gabriel y yo nos encontrábamos solos como si estuviese intentando incomodarnos, se paseaba en calzoncillos o encendía música escandalosa cuando estábamos en situaciones románticas, incluso se esforzaba por gemir lo más fuerte posible durante las noches.

-¿Qué mierda haces?- dije estrellándolo contra un muro una noche mientras salía de la ducha.

Había estado buscando mi ropa por varios minutos hasta que noté su presencia en los pasillos siguiéndome con cautela, llevaba mi ropa entre sus manos y una sonrisa maléfica en su rostro.

-No me gusta que estén aquí- dijo Guillermo empujándome contra la pared opuesta con todas sus fuerzas y estrellando mi ropa en su pecho con exagerada rudeza- así que o se van o ya veremos qué pasa.

-Pues acostúmbrate Guillermo- dije en su oído- porque aquí yo tengo antigüedad.

Situaciones similares se repetían a diario, la tensión se sentía en el aire, incluso cuando les conté todo lo que habíamos planeado con Mangel, fue difícil para ellos creer que yo no lo había manipulado al final, Samuel se mostraba renuente a apoyarme frente a Guillermo y cada vez que este mencionaba lo incómoda que era mi presencia Samuel se marchaba de la habitación fingiendo recibir una llamada.

-¿Crees que podrás planear algo para hoy- dijo Guillermo una noche mientras Samuel y yo interpretábamos un dueto violín/piano- ¿o es que disfrutas demasiado tenernos esperando?

-¿Te callarás algún día Guillermo?- dijo Gabriel molesto- te recuerdo que estamos aquí porque tu querías tenernos vigilados.

-Pensé que luego de dos semanas, este idiota ya habría pensado en algo- dijo Guillermo mientras me señalaba exasperado- después de todo, no son unos inquilinos muy agradables, su presencia comienza a incomodar a todos.

-¡Ah claro, lo dice el que gime el nombre de Samuel a gritos toda la noche ¿habrá alguien en toda la cuadra que no sepa el nombre de tu novio?- estalló por fin Gabriel furioso- "Samu, Samu, mas por favor, hazme recordarte para siempre... Samu, Samu" tu sí que eres patético, una perra en celo sin autoestima.

-¿Qué importancia tiene eso?- dijo Guillermo- ¿en qué te afecta que disfrute las noches con mi novio?

-¡QUÉ YO TE POSEÍ PRIMERO!

El rostro de Samuel y Guillermo eran una digna foto de postal, pero no era nada comparado con el mío, Samuel y yo nos miramos algo incómodos y confundidos mientras de los ojos de nuestras parejas saltaban un montón de chispas.

-Emm... creo que, bueno: creo que es un poco tarde- dije con la voz ronca poniéndome entre Gabriel y su oponente.

-Sí, creo que debemos... dormir-añadió Samuel con presteza poniéndose enfrente de Guillermo.

-Repítelo- dijo Guillermo con dureza- ¡Repítelo!

-A nadie le interesa volver a escuchar eso- dije rápidamente- es más n siquiera se de lo que hablan.

-Sí, creo que nada de esto fue dicho en realidad- dijo Samuel con desesperación- todos nos iremos a dormir antes de que el cansancio nos haga decir más tonterías.

-¡No!- la voz de Guillermo era más firme que nunca- nadie sale del salón hasta que Gabriel repita lo que dijo y hasta que tu idiota- esta vez se dirigió a mí- nos des por lo menos una pista de que estas planeando algo de verdad.

Silencio y nada más Guillermo miraba por detrás del hombro de Samuel hacia mí, pero no era a mí a quien quería ver, sino al chico delgado que lanzaba fuego por los ojos a mis espaldas, la casa no emitía ruido alguno, era como si los sonidos propios de la noche se hubiesen esfumado para dar paso al silencio más longevo y atronador de la historia, el rostro de Samuel mostraba nerviosismo unas finas gotas de sudor escurrían por su frente y sus músculos tensionados no se movían un solo centímetro.

-Fuiste mío primero- dijo la triste voz de Gabriel detrás de mí- yo te lo hubiera dado todo, incluso mi vida.

>Cada segundo de nuestra amistad, valía la pena porque te amaba, no importaba que mal me tratases, yo siempre te seguía ¿Cómo pudiste Guillermo? Yo te amaba, te di mi corazón y tú lo destrozaste en cientos de pedazos.

-Cállate Gabriel- dijo Guillermo.

-¿Por qué? ¿Acaso temes recordarlo?- le retó Gabriel saliendo de mis espaldas- temes admitir que no fuiste un verdadero hombre hasta que me consiste, admitir que fui yo a quien entregaste tu virginidad, que te hacía sentir cosas que nadie jamás ha sentido.

-No sabes de lo que hablas, cállate Gabriel...

-Eso duele ¿verdad?, admitir que yo te arrebate eso que a Samuel jamás podrás entregarle.

Aquello dolía, la intención de Gabriel era dañar a Guillermo, pero era yo quien se estaba volviendo pequeño ante cada palabra que el chico escupía de forma ponzoñosa, cada letra que formaban sus labios era una piedra que se colocaba sobre mis hombros, un aguijón que se enterraba en mis costillas.

-¡Tu no fuiste mi primera vez idiota!- dijo Guillermo por fin- mi primera vez fue un prostituto a los catorce, como siempre, tú te quedaste con... las sobras.

-Tú me amabas- dijo Gabriel.

-No- escupió el de ojos rasgados- tú me amabas, o me amas, no lo sé... lo único que yo sentí por ti fue lealtad y sobre todo lástima, tu utilicé como un medio para daña a Samuel, pero te deseché en cuanto me di cuenta que era a él a quien en realidad amaba.

>Tú nunca fuiste más que un patético y deplorable perro faldero que se sentaba cada vez que se lo ordenaba, ¿Cómo iba a fijarme yo en alguien como tú?

-Yo te amaba- dijo Gabriel entre lágrimas- yo... yo.

Gabriel se abrazó a mi pecho, pero mis brazos permanecieron flácidos a mis costados, aquellas palabras estrujaban mi cerebro y mi corazón violentamente, podía sentir las lágrimas de Gabriel mojar mi camiseta, pero simplemente era incapaz de moverme, permanecí como un zombie en la misma posición como si no hubiese notado el contacto del calor de Gabriel con el mío. >>Él no te ama<< dijo una voz en mi cabeza mientras tomaba a Gabriel por las muñecas y lo alejaba de mi >>Nunca lo hizo<< insistía aquella voz mientras el chico me miraba con horror dándose cuenta de su error.

-Isma, no- dijo desesperado- yo no, eso no es lo que quería decir... yo... yo solo...

-Creo que dormiré en mi casa ésta noche- dije sin prestar atención a Gabriel que intentaba aferrarse a mi cuerpo- mañana les diré lo que he planeado.

-Isma por favor- insistió Gabriel desesperado- me estás malinterpretando...

-Buenas noches- dije mientras me dirigía a la puerta ante la mirada incomprensiva de todos en el salón- tengo que pensar muchas cosas.

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Aquí termina el maratón, se reanudan los horarios normales, saludos  

Permíteme Destruirte (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora