Deseo: Competir contigo

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Pude ver como Gabriel se llevaba en brazos a Guillermo completamente inconsciente, llevaba la ropa desgarrada y so rostro estaba tan hinchado que apenas y parecía el mismo. Ismael me palpaba el cuerpo buscando husos rotos o algo por el estilo y al no encontrar nada alarmante soltó una sonora carcajada al ver el pésimo estado en el que me encontraba. Como pude me levante del suelo y le mire desafiante mientras él no podía dejar de reírse.

-De que mierda te estás riendo- le dije tomándolo por la polera.

-El gran Samuel de Luque vencido por un músico de cuarta- me dijo burlonamente- ¿no te parece especialmente burlesco.

-Solo cierra la boca- dije tragándome la risa- el cabrón es más duro de lo que parece.

Nos dirigimos a mi casa, puesto que no estaba dispuesto a deambular por la academia con la ropa desgarrada y el rostro hinchado y ensangrentado, Ismael me pidió que le dejara en casa de su novia y una vez en mi casa me introduje en la bañera para tomar un relajante baño caliente. El agua caliente escocía en las heridas de mi cuerpo y me causaba un poco de dolor, poco a poco me fui relajando pensando en la imagen de Guillermo siendo llevado en brazos por el idiota de su novio ¿estaría bien? La verdad es que no quería lastimarlo, las cosas, solo pasaron, no era mi intensión hacerle daño. Salí de la ducha con una toalla en la cintura y me recosté en mi cama quedándome dormido completamente desnudo.

Al día siguiente no vi a Guillermo por ninguna parte, le busque en la cafetería pero solo vi a Gabriel comiendo solo en la cafetería de la escuela, me levanté dejando solo a Ismael mientras me observaba con extrañeza y me senté en la mesa con el chico que hasta ahora consideraba mi rival a muerte.

-¿Qué quieres?- me dijo en tono mordaz.

-¿Guillermo está bien?- le dije con la mirada baja- ¿le he hecho daño?

-¿De verdad te interesa?- me dijo escupiendo las palabras como si fueran veneno y cambiando de lugar un delicado violín que tenia sobre la mesa.

-Sí, de verdad, yo no quería hacerle daño, solo, solo pasó.

-Tiene rotos dos dedos- me dijo poniendo los ojos en blanco y con una mirada de rabia- tienes suerte de que sea solo el meñique y el anular de la mano derecha, si le hubieras impedido seguir tocando el cello ahora mismo estaría el aquí con un arma en tu cabeza.

Una fuerte punzada se coló en mi estomago, las palabras de Gabriel fueron tan frías y duras que me parecieron puñales, me lanzo una última mirada furiosa y se retiro dejándome solo con mis pensamientos en la mesa de la cafetería. O por lo menos eso intentó, pero cuando dio unos pasos, pude notar como Ismael metía su pie en el camino del chico provocando que callera de bruces en el suelo sobre el violín que llevaba en la mano, el rostro de Gabriel se endureció y la humedad cubrió sus ojos la mirar el instrumento que se había partido por el mango, nos miro con deprecio y corrió fuera de la cafetería como si un hubiera un mañana, quise alcanzarlo para pedirle disculpas por lo que Ismael había hecho, pero Ismael me detuvo diciéndome que no valía la pena.

-Se lo merece- fue o único que dijo antes de que perdiera de vista al chico de cabello castaño.

Esa tarde, como todos los viernes nos reuniríamos con Luzu, sin embargo el no asistió al Café Twon debido a una emergencia familiar -probablemente relacionada con Frank- y quedamos Isma y yo solos en la cafetería siendo atendidos por un chico nuevo al cual Ismael no dejaba de molestar y amenazar.

-Puedes dejar de ser tan hostil con el chico- le amenacé mientras el chico rubio de ojos verdes se retiraba con la cabeza agachada.

-Siempre es lo mismo con él, no sabe hacer nada- me dijo molesto.

Permíteme Destruirte (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora