Año 2032, Tacoma, Washington.
Joyce Parker es loca, sincera y un poco necia. Nunca se había imaginado que todo esto le pasaría ella o que todo esto le pasó, solo que ella no lo sabía. Jo, debe recordar quién es en realidad y decidir si Balthasar es...
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-osea, ¿que tiene que ver eso con eso?.- pregunté riendo.
-no lo sé. Te pregunto. Fuiste tú que en salió con eso.- rió mientras manejaba.
-papá, debes de dejar de pensar tonterías así.- abrió sus ojos mientras sonreía.
-Sabía que ibas a ser bocona, pero no tanto.- yo abrí mi boca, fingiendo estar disgustada.
-soy tu hija, debí salir a ti.- murmuré, este sonrió y alzo sus cejas.
-retractate.- murmuró con voz femenina.
-no. No lo haré.- reí, esto me estaba haciendo gracia.
-hazlo o te arrancaré las malditas extensiones de tres pesos, perra.- alzó su mano y actuó como chica. Reí como foca retrasada. Casi me meo, este rió con ganas.
-ay Dios mio, hazlo de nuevo.- le removí el brazo. Este momento ha sido épico. Negó riendo.
-no, me siento sucio.- sonrió.
-por favor.- negó, aun no me podía controlar. Junté mis cejas.- ¿de dónde aprendiste eso?.- pregunté riendo.
-los programas de las mujeres emprendedoras, llega a todos lados y están en todos los canales y en uno que otro episodio se agarran los pelos hasta quitarselos.- rió.- son muy entretenidas esas peleas, más que las de la WWE.- reí y le dí un golpe en el brazo. Reimos una vez mas, a mi casi se me salen las lágrimas.
-debes de ver esos programas más seguido, aprender más palabras, así me muestras. Casi me meo.- reí sin tomar respiro, y ya se me habían salido varias lagrimas, este reía, mientras me veía.
-ya llegamos.- miré hacia la escuela, lo miré a él y me lancé a darle un beso en la mejilla.
-¿hoy estarás en casa, en la noche?.- pregunté.
-no lo sé, mi trabajo me consume mucho y no sé a que hora salga, los días varían, ya sabes.- besó mi frente, miré su rostro triste.
-espero y cenes conmigo, hoy.- sonrio6.
-esta bien, trataré de llegar temprano.- sonreí grandemente.- pero haz un esfuerzo por que la cena sea grata y asegúrate de no estar insultando a Alma, cada vez que tienes la oportunidad.- regaño.
-¡pero papá, ella...- me interrumpió.
-pero ella nada.- dijo con voz fuerte.- he visto su esfuerzo. Te hace el desayuno y la cena, he visto que busca comidas para ver que te gusta, y ella es como quien dice una máster en la cocina.- suspiró.- se esfuerza tanto, he visto su mirada de tristeza al tener esa relación contigo y piensa que es su culpa.- habló.
-es su culpa.- me miró mal.
-¿por qué es su culpa?. No interfiere con nuestra relacion, nunca, siempre hace que tenga tiempo para ti, que hable contigo, que comparta contigo.- explicó.- no entiendo por que te cae tan mal.
