Capítulo 10.

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Tal vez cometo un error

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Tal vez cometo un error. Y lo estoy haciendo.

Mi padre me matará al saber que por mi bocota reprobé y ni siquiera se ha acabado el año. Soy una excelente estudiante, solo que no me gusta que me presionen. Saco buenas notas. Aunque no entienda ni mierda, trato de hacer las tareas y de estar presente en todas las clases.

Aunque lo malo es que no me le quedo callada a nadie.

Mi boca es peligrosa, porque no se aguanta nada y lamentablemente soy así, aunque trate de cambiar el coraje me vence, y siempre tengo que gritarle a la persona que me molesta.

Caminé por los pasillos y miré entre las puertas, de la clase del volley, la profesora McGuire le daba clases a las chicas de primer año, las cuales no eran muy buenas que digamos, eran buenas con las manos, pero no eran ágiles.

Y eso es duro de ganar.

El timbre sonó y todos salieron como locos en los pasillos, yo sin embargo, me recosté de la pared. Admirando mi vida, antes de que me maten. Antes de que mi padre me mate.

¿Qué he hecho?. Dios. Si hubiera una forma de arreglar esto. Pero no perderé mi orgullo, eso no. Aunque es la última oportunidad de que me pueda graduar con honores. Pero eso no va a ser posible por mi bocota.

Mierda, mierda, mierda.

-estás jodida.- sonrió Lana posandose al lado mío.- y todo por estar hablando mierda. Que alegría me da.- ni siquiera la miré, era una estúpida y yo a la gente estupida no le hago caso.

Empecé a caminar por los pasillos ignorandola, pero ella me seguía.

-me encantará ver como tu padre reaccionará al oír que reprobaste historia, sin ni siquiera tomar examenes. Que vida tan dura, ¿no?.- rió, seguí ignorandola.

Doblé por los pasillos atestados de gente.

-me alegra que esto te pase, a ver si aprendes a no meterte conmigo. Ya que el que se mete conmigo, la paga de alguna forma.- rió y luego se dirigió al baño, rodé los ojos. Y si, es una perra con todos los dientes.

Todo el día fue muy estresante para mi. Pensaba y pensaba lo que le diría a mi padre sobre esto y la verdad, no lo sé. Estoy entre la espada y la pared.

No quiero decirle al profesor que si puede darme otra oportunidad, primero beberé mi orina, antes de rogarle. Es un idiota.

Tocaron el timbre, ya terminando la ultima hora, yo resignada fui caminando hasta la puerta de la escuela, al no tener una idea, de lo que le diría a mi padre, quería llorar.

La escuela se vaciaba rápidamente mientras yo, contemplaba las últimas horas de mi vida. En la cena tenía que decirle a mi padre lo que había pasado, no me gustaba mentirle. Sabía que eso me daría problemas en el futuro, así que no lo hacía.

Iguales (Two Souls #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora