Capítulo 36.

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Sentí su respiración en mi nuca, sonreí al recordar cada segundo de esa noche tan apasionada.

Fue una noche de puro sudor y de gemidos. Fue excitante.

Sus brazos me abrazaban fuertemente.

-esperé tanto para esto.- susurró  cerca de mi oído.- puedo hacer esto todos los días de la eternidad y no cansarme de ti.- se escondió en mi cuello y yo sonreí ante el tacto, me removí quedando frente a frente, nos miramos a los ojos contemplandonos.

-no quiero que esto se termine nunca.- y era verdad, me sentía tan bien cuando estaba con él. Era una droga, era una necesidad y por más que quiera negarlo, él es mi hombre desde vidas pasadas. Aunque el mundo no lo quiera así, aunque el mundo quiera que tenga algo con alguien más. No siento la necesidad de otra presona, solo necesito vivir mi vida con aquél vampiro que me hizo llorar en mi vida pasada. Pero todo lo hizo por que no creía en el amor y no quería enamorarse de mí. Aunque me haya roto el corazón... Aún lo sigo amando.

Mi mirada reflejó lo que pensaba y él solo sonrió, dándome un beso casto en los labios.

-te amo.- susurró sobre mi rostro. Lo miré a los ojos.

-yo también.- me toquetee la nariz con la de él.

Sonreímos. Empezó a sonar mi teléfono, lo miré y me quejé.

-no quiero contestar, seguro es mi padre preguntando  donde estoy para que regrese a la casa.- murmuré abrazandolo y entrelazando nuestras piernas. Este sonrió y no se quejó, solo disfrutábamos el pequeño momento que habíamos tenido.

El tintineo de celular se calmó, dejándonos en completa paz. Y suspiro suavemente al estar disfrutando este momento de la manera en que estoy. Esto sí es vida.

Pero  mi paz, fue interrumpida nuevamente por aquél tintineo molesto, me senté en la cama con la espalda desnuda y Balthasar repartiendo besos sensuales a través de ella.

Miré el teléfono y el nombre de Benjamín decoraba la pantalla, junté mis cejas confundida y deslicé mi dedo en la pantalla, cogiendo la llamada, me puse el teléfono en mi oído y contesté.

-alo.- murmuré mirando hacia atrás y sonriendo por los besos que me brindaba Balthasar.

-¡salgan de ahí rapido!, ¡Natasha va a matarlos!, ¡salgan de allí antes de que los maten!.- al principio no entendí ni mierda, pero luego de repetirmelo varias veces gritando pude comprender lo que me trataba de decir.

Abrí mis ojos, se supone que todo estaba bien, ya no había nada mas de que huir o de que tener miedo. Aunque hablando de Natasha, nada es imposible.

La mala suerte me ha perseguido desde siempre. Sabía que esto no iba a ser tan fácil.

Miré a Balthasar. Quién había escuchado el furor de Benjamín desde el teléfono, se levantó desnudo de la cama y en menos de dos segundos tenía mi ropa en sus manos.

-¡pontela!.- sin remedio me puse mi blusa sin sosten y me puse las bragas rápidamente, tanto que creo que me las puse al revés. Deslicé mis pantalones por mis piernas, rápidamente.

Balthasar apareció frente a mi, con su ropa puesta y con mis botas en sus manos.

-tu pones una, yo pongo una.- se agachó y me ayudó a ponerme las botas. Me agarró de la mano y salimos corriendo de allí. Pero ya era tarde.

Balthasar soltó mi mano y se las llevó a su cabeza. Empezó a gritar con dolor y cayó de rodillas, preocupada me agaché con él, me miró.

-¡corre! .- me gritó. Yo negué, sea como sea, no llegaré lejos corriendo como humana. Y me iba a quedar con él, aunque me mataran en el intento.

-no.- tengo que enfrentar esto. Me miró con pesar y luego de pensar que había pasado el dolor, gritó de nuevo poniendo sus manos en sus sienes.

-¡malditos brujos!.- gritó, lo miré desesperada. Quería ayudarlo, pero no podía hacer nada.

-hechiceros... se dice, hechiceros.- entró alguien muy conocido para mi y entonces un recuerdo llegó hacia mi, como si se tratara de un disparo  hacia mi memoria.

Cuando me asesinaron en mi otra vida, un hechicero torturaba a Benjamín y por eso no pudo acercarse a mi, a teletranspotarme hacia la casa de Balthasar. Pués quien esta en frente mio, es el mismo. El mismo maldito hechicero que ayudó al príncipe vampiro a matarme. Lo miré con odio.

-¡déjalo!.- le grité. Este sonrió.

-nuevamente nos vemos pequeña Jo y en la misma situación.- Balthasar aún se revolcaba de dolor.

La cabellera larga y marrón apareció en la escena. Sonrió maliciosa.

-que lindo es verte de nuevo.- la miré con odio, miró al hechicero.-ya dejalo, Marcus.- este la miró y asintió dejándolo en paz. Los ojos de Balthasar se alumbraron en paz, pero se cerraron, desmayandose.

-Balthasar.- lo removí asustada , este no respondía.  Sus ojos estaban cerrados y sus labios semi-abiertos.

-esta desmayado por tanto dolor.- murmuró, la miré, esta sonrió complice.

-ya tienes todo lo que querias.- mascullé con lágrimas en los ojos, esta sonrió.

-no, te equivocas.- musitó. La miré extrañada.- aún me falta Balthasar.- Junté mis cejas.

-él no te quiere.

-me querrá.- sonrió.

-tú lo traicionaste y lo trataste como mierda, ¿por qué ahora de repente quieres estar con el?.- pregunté, esta alzó sus hombros despreocupada.

-la única explicación es que soy egoísta. Probablemente lo dejaré después de que mueras.-alzó sus ojos al techo para luego mirarme. -él fue feliz conmigo una vez y que ya no me desee me quita un admirador.- sonrió divetida.

-déjalo ser feliz.- susurré.- sé humana por una vez en tu vida, déjanos vivir en paz, ya conseguiste lo que querías, vete.- supliqué.

-no me iré y lo sabes.- murmuré. -ya no me sirves de nada, y no encuentro algo en que ocupar tu tiempo, así que eres inservible para mi. Y las cosas inservibles, las desecho.- caminó hacia mi.

-no moriré de nuevo, por tu culpa, no.- me negué.

-lástima que las cosas no salen como uno las planea. Y para tu mala suerte, sino mueres tu, morirá él, el punto es que sus vidas sean tan miserables, que querrán morir.- alzó sus hombros.- pero por ejemplo, si mueres tú, él quedará sólo para mi y no habrá porblema.- me miró.- elijo la segunda.

Apareció en frente de mi y me agarro el pecho, rompiendo mis costillas. Empujó de nuevo y estas costillas rotas, apuñalaron cruelmente mis organos internos.

La miré a los ojos.

-no ganarás.- me miró y sonrió malvada. Me tiró al piso.

-lo siento, ya gané.

Iguales (Two Souls #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora