Capítulo 31.

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Me deslicé por la cerámica marrón muy alegremente mientras depositaba el capuchino en la mesa 10, y ahí estaba, Balthasar. Abrí mis ojos y casi salto para abrazarlo.

Y entonces caí en cuenta. ¿Dónde estoy?, miré mi cuerpo y tenía una clase de uniforme y escrito en el, había  unas letras que decían "Sweet Coffe" con el logo de un cafécito  humeante.

Me miró, lo miré. Y entonces me senté.

-te extraño tanto.- susurró, agarró mi mano y yo las miré unidas, junté mis cejas y llevé las manos entrelazadas a mi pecho.

-yo también.- con su otra mano me acarició el cabello.-¿por qué no me has salvado?.- pregunté.

-si fuera por mi ya hace rato te tuviera en mis brazos, pero, el maldito lugar en donde estás, está protegido por muchos hechiceros, es casi imposible encontrarte.- miró mi rostro.- no sabes lo desesperado que estoy y me da una alegría enorme que estés bien.- sonreí y me acerqué a besarle. Hmm, esto si es un beso. Cuando te gusta alguien y lo besas con todas tus ganas. Se siente tan real.

-si se pasan por aquí, él los matara, pero quiero salir de esto.- susurré sobre sus labios. Abrió sus ojos.

-haré hasta lo que no esté a mi alcance para encontrarte Jo.- juntamos nuestras frentes.

-¿y cómo es esto?, es un sueño.- murmuré,  este sonrió.

-Benjamín lo está haciendo todo. Enlazó nuestras mentes, era la única forma de nosotros comunicarnos.- lo miré.

-¿Qué haremos con el rey?.- pregunté.

-lo asesinaremos.- lo miré, no quería matar a nadie pero pensándolo bien, él me ha hecho mucho daño. Asentí.-¿te ha hecho daño?.- preguntó, lo miré.

Negué.

-de hecho me ha protegido.- respondí, este me miró con sorpresa.- yo intenté escapar y casi me mata un lobo si no fuera por él.- expliqué, me miró con esos hermosos ojos marrones con toques verdes. Empuñó sus ojos con pesar.

-muero por tenerte ya en mis brazos, esto me duele, el tenerte tan lejos, no saber donde estás, me pone loco.- sostuvo mi cabeza, mientras nos mirábamos a los ojos. Sentí que mi corazón se derretía.

-ay Balthasar.- lo volví a besar y este con gusto, me besó de vuelta. -quiero estar contigo.- murmuré, este me miró y se separó de mi, solo para levantarse de la mesa. Me haló y me pegó a su pecho.

-te amo.- susurró en mi oido.- nunca lo olvides. Haré lo imposible para encontrarte y que estemos juntos de una vez por todas.- Junté mis cejas y  lo besé. Pero ahí todo desapareció.

No, no, no.

Mierda, lo extraño demasiado, me duele y es extraño que cada cosa que sienta por él haya crecido, tal vez mis sentimientos por él en la vida pasada se juntaron y al tenerlo tan cerca de mi... Dios. Quiero estar con él.

Me quejé al despertar, abrí mis ojos y miré el techo, todavía era de noche y ese sueño estaba todavía rondando en mi cabeza, me sentía mal, muy mal.

Rodé mi cuerpo y grité al ver a alguien a mi lado. Natasha.

Me bajé de la cama en dos segundos. Esta sonrió, pero no bajó de la cama.

-que miedosa eres.- murmuró.- siempre huyendo de las cosas.- la miré enojada.

Esta se sentó  en la cama.

-roncas un poco.- rió.

-¿Qué quieres?.- pregunté.

-¿Qué quiero?.- se preguntó mirando hacía arriba, "pensativa". Me miró.- quiero  el trono.- dijo con mala cara. -y tú estás durando demasiado para darmelo.- gruñó.

-creo que deberías de hablar con él sobre eso.- alcé mis hombros, pero de repente esta estaba en frente mio.

-no me tomes el pelo.- sopló en mi cara.

-para mi es fácil hacerlo.- esta me miró mal y luego sonrió. Y fue como un déjà vu para mí.

-de verdad que son iguales, hasta los mismos comentarios sin sabor.- rodó los ojos.

-te invito a largarte si no te gusta.- sonreí con sarcasmo. Esta alzó  una ceja.

-no me largaré  hasta que cometas lo que quiero.- murmuró de mala gana.- matarás a mi hermano, si o si.- reí.

-deberías de matarlo tú, si lo ansías tanto.- alcé una ceja.

-pués lo haria si pudiera, maldita estúpida.- se le veía harta.- pero nadie puede hacerlo. Mis esperanzas murieron cuando tú moriste, pero ahora estas aquí de nuevo y es para esto, para que termines  con mi hermano y yo sea la reina del mundo vampiro.- caminó de un lado a otro.

-¿desde cuando esa obsesión?.- pregunté, esta me miró y sonrió.

-siempre he sido opacada por él, todo es para él y cuando quiero algo, él se encarga de destruirlo para siempre. Por eso quiero que muera y porque he deseado ese trono desde que nací.- miró el piso dolida. Quería llorar de impotencia, lo sabía.- y tú me ayudarás en eso.- me miró.

-la única forma de matarlo, es con...- me interrumpió.

-con una daga de oro.- sonrió.- pués aquí la tengo.- su mano viajó a su espalda y sacó la daga que estaba escondida en la cinturilla de su pantalón. Miré el filo brillar.- ya no tienes excusas.- me la entregó, miré la daga. La verdad no me sentía bien.- y si duras mucho tiempo para hacerlo, cada momento que me hagas esperar, va a ser una persona en tu conciencia. Por que voy a ir matando a tus seres queridos o gente cercana tuya, poco a poco. Así que te aconsejo que lo hagas rápido.- la miré y esta me sonrió, caminando hasta la puerta. -bye.- escuché antes de sentir la puerta ser cerrada. Miré la daga y me miré  en ella. Entonces me acordé de mi primer reflejo en el, en mi otra vida, con mi otro rostro.

No quiero asesinar personas, no quiero hacerlo.

Dios, ¿qué hago?.

Caminé hacia la cama y la puse debajo de ella. Era mi destino hacerlo, pero, ¿y si no funciona?. Funcionaba cuando era cazadora, pero ya no soy una, así que me pone nerviosa esto y no quiero matarlo, de verdad que no. Solo es una persona que necesita aprecio.

Pero yo no le puedo dar el aprecio que él quiere.

Iguales (Two Souls #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora