Capítulo 34.

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Resulta ser que estaba en Pensilvania

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Resulta ser que estaba en Pensilvania. Hacía mucho frio y el avión estaba un poco incómodo para mi. No pude irme. El rey logró que le tomara cariño aunque al principio quería matarlo, pero lentamente me dí cuenta de que...

El lobo siempre es el malo, si es caperucita quien cuenta la historia.

Estaba destrozada, no podía dejar de llorar y como Natasha se lo propuso, se quedó con el trono al ser la única de ese linaje, viva. Cuando la ví quería desfigurarla, pero ya no vale la pena, ella siempre ganará.

Caminé hacia la puerta de mi casa. Ya por fin estaba en Tacoma, pero más triste que nunca. No podía creer lo que había pasado, ni que iba a terminar así. La vida le da mucha sorpresas a la gente, como a mí.

Las cosas no suelen ser como te lo planteas, siempre te llevas una sorpresa y eso fue lo que me paso a mi.

Miré la puerta y toqué lentamente. Mi cabello largo se zarandeaba en mi espalda, flotando en el aire.

La puerta se abrió y me dió la vista de un padre con ojeras, barba y cabello crecido, su mirada era triste. Primero miró mis botas y luego fue subiendo lentamente hasta mi rostro. Abrió sus labios y sus ojos se llenaron de lágrimas.

-¿Jo?.- preguntó casi cayéndose. Le temblaron las rodillas y empezó a llorar como un niño, caminó hacia mi y me abrazó, fundiéndose en mi cuerpo.

Cerré los ojos y suspiro al sentir los brazos de mi padre alrededor de mi cuerpo. Sentía su llanto, pasé mis manos en su espalda y empecé a llorar también, Respiré su aroma.

-oh Dios mio, Jo, pensaba que estabas muerta.- agarró mi cara entre la suya.- gracias Dios, gracias - susurró mientras me volvía a abrazar. Recosté mi cabeza en su pecho y disfruté la cercanía de mi padre.

-¿Jo?.- preguntó una voz femenina. Miré hacia atras. Alma me miraba con alegría.

-Alma.- sonreí con lágrimas en los ojos y caminé hacia ella para abrazarla.- oh, Alma, perdóname por todo lo que te dije y te hice.- susurré arrepentida. Sentí su mano acariciar mi cabello.

-no te preocupes Jo, no has hecho nada malo.- susurró, sentí sus llanto también.- me alegra el haberte conocido.- un momento, la miré, su cara estaba empapada de llanto. Suena como una despedida.

-¿Qué paso?.- miré a mi padre. Este trató de evadir mi mirada.

-creo que hablaremos de eso luego.- susurró Alma, la miré. Esta tenía una sonrisa rota. -me alegra que hayas vuelto sana y salva, ya podré vivir en paz.- me miró a los ojos, yo no entendía.

-¿Qué tratas de decir con eso Alma?.- me empezaba a poner más triste después de que me llegó a la mente lo que quería decir. Esta negó.

-te lo diré en varios minutos, pero antes, hay alguien que quiere verte.- murmuró, miré por el pasillo que conectaba a la sala y luego miré sus ojos marrones, sonrió triste.

Iguales (Two Souls #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora