La cancioncita pegajosa de las bodas comenzó a sonar y todo el mundo se levantó de sus asientos, mirando hacia atrás en busca del vestido blanco de la novia.
Sonreí al ver esa panzota moldeando el vestido que llevaba, quería llorar, pues mi padre estaba esperándola con la mejor cara de su vida. Como si supiera que iba a hacer lo correcto, como si por fin iba a hacer lo que tanto anhelaba.
Sus manos se acariciaron y este la ayudó a caminar hasta su lado, para así comenzar la ceremonia. Este no la dejaba de ver y ella solo luchaba por no llorar en ese mismo instante. El padre recitó las famosas palabras y se colocaron los anillos, para después darse él beso que unió él compromiso de por vida. Yo luchaba por que mi maquillaje no se corriera, había sido lo mas hermoso que había visto en la vida y me alegra de que esa bebé, tenga unos padres hermosos que la amarán por siempre.
La fiesta había comenzado, los novios bailaban la primera pieza y luego todos bailaban, pero antes de todo, necesitaba hacer algo.
Miré hacia atrás, mirando aquél moreno que tanto quiero. Estaba con la mujer de su vida, bebiendo un poco de vino y riendo alegremente. Caminé hacia ellos y Erika me miró, sonrió.
-iré a buscar más vino.- extendió su copa, la que estaba vacía y caminó hasta la mesa de licores. Miré a Benjamín y este solo me miró, mientras se le escapaba una sonrisa burlona.
-¿de qué te ríes?.- pregunté.
-todo salió bien después de todo.- alzó sus hombros. Miré la grama un momento.
-y te lo agradezco.- Murmuré, volteando la mirada hacia él.- no sé como agradecerte todo lo que haz hecho por mí y mi familia.- sonrió.
-solo vive tu vida feliz, ese sería el mejor regalo para mí.- sonreí y me sentí conmovida. Mis ojos se aguaron.- aún recuerdo cuando te ví por primera vez en esa cunita rosa.- me miró.- me hiciste saber que íbamos a ser grandes amigos, sea cual sea la circunstancia. Y me alegra haber hecho todo eso por ti, tus padres me lo deben de agradecer.- dió un sorbo a su copa de vino.
-estás hablando cosas cruzadas, ¿estás borracho?.- pregunté riendo, este sonrió.
-solo un poco.- murmuró, reí. Me acerqué a él y pasé una mano por su cuello.
-gracias de verdad.- recosté mi cabeza de su hombro, este acarició mi pelo.
-gracias a ti, lo volvería a hacer, pués tuve una buena acción a lo largo de estos años por tú culpa.- reí.- fue un honor ser el causante de todo esto.- sonreí tristemente y lo abracé.
-gracias.- y ahí si las lágrimas salieron.
Por él nada me paso durante los años que estuve en transición de inmadura a madura, siempre me protegió desde cerca, siempre estuvo ahí cuando lo necesité, no le importó nada con el fin de protegerme y me dió la oportunidad de vivir de nuevo, buscó la manera e terminar con la maldad. Fue alguien que tuvo la presión de elegir rápido una opcion, sin saber si saldría bien. Luchó por mis amigos, por mi familia y por mí.
A cambio de nada.
Sentí su sonrisa.
-lo volvería a hacer.- reí, al mismo tiempo que lloraba.
Mi vida no ha sido fácil. He probado la mala suerte desde mil puntos de vista, he saboreado la muerte, he vivido cosas feas, he expermentado la maldad a milímetros. Pero aún así sigo aquí, luchando por lo que quiero y por quienes quiero.
Viviré como nunca he vivido. Amaré como nunca he amado y por fin contemplaré la paz desde cerca. Al fin podre respirar tranquilamente sin estar preocupándome por nada.
Erika sonrió al vernos así. Yo me alejé.
-ya me iré.- reí, esta sonrió.
-lo compartimos, no importa.- Sonreí, pero solo negué mientras reía y me alejaba. Logré visualizar la gran silueta del hombre que aquella vez entró por esa cafetería sacándome de quicio. Lo miré, este me sonrió.
Llegué hasta él y lo abracé, este me atrapó y me obligó a danzar con él la canción lenta que habían puesto.
-ya puedes estar tranquila.- susurró en mi oído.- ya no habrá más nada que nos separe, ya todo el mal acabó.- me alejé de su nuca y lo miré a los ojos.
-lo sé.- Murmuré.- habrá peleas, lo sé, pero el momento que te vea con otra.- sonreí maliciosa, este sonrió.
-sabes que no lo haré, ya te tengo a ti y no creo que haya algo mejor en este mundo.- y me besó, algo dulce, suave... Delicioso.
-imbécil.- Murmuré encima de sus labios. Este sonrió y conectó nuestros labios nuevamente.
-¡el ramo!.- gritó la voz de Leah, me separé y mire a Balthasar sonriendo. Corrí hacia la fila de "desesperadas", y me coloque detrás. Ni siquiera tenía tanto afán en atrapar él ramo, solo quería empujar a Nikki y a Leah, para que no cogieran el mismo, pero mi sorpresa fue cuando el ramo cayó en mis manos.
Miré él ramo con gracia y luego miré a Balthasar, este sonrió burlón y alzó sus hombros.
-lo predijo.- sonrió, yo junté mis cejas y lo miré.
-¿Qué tratas de decir imbécil?.- pregunté confundida, pero me halaron.
-foto familiar.- murmura Nikki, yo miré a Balthasar asesinamente.
La fila se conformó entre Nikki, Nicholai, Benjamín, Erika, Jeff, Leah, Balthasar, Yo, y Alma y mi papá en medio. Él flash me cegó un poco, pero la foto quedó bellísima.
Miré Balthasar.
-¿Qué pretendes?.- pregunté, este sonrió.
-darte la mejor vida del mundo.- y se hincó frente a mi.
Fin.
ESTÁS LEYENDO
Iguales (Two Souls #2)
VampiriAño 2032, Tacoma, Washington. Joyce Parker es loca, sincera y un poco necia. Nunca se había imaginado que todo esto le pasaría ella o que todo esto le pasó, solo que ella no lo sabía. Jo, debe recordar quién es en realidad y decidir si Balthasar es...