Año 2032, Tacoma, Washington.
Joyce Parker es loca, sincera y un poco necia. Nunca se había imaginado que todo esto le pasaría ella o que todo esto le pasó, solo que ella no lo sabía. Jo, debe recordar quién es en realidad y decidir si Balthasar es...
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Los días han estados un poco tranquilos. Poco, porque me han estado enseñando como defenderme.
He pasado tiempo con Benjamín y con Nikki. He sentido una afinidad inmensa hacia ellos demasiado rápido, y comprendo porque es.
Ya había pasado el torneo de Volley contra Arizona Western College de Arizona y, ¿adivine qué?, ganamos.
Solo quedan dos para coronarnos los ganadores de los juegos de volley, a nivel institucional.
Mientras tanto, con Balthasar. Dios. Es un caballero, es gracioso... todo lo que uno desearía en un hombre. No las hemos pasado juntos todos estos días y el solo segundo que me deja, me siento sola y lo extraño.
Leah y Jeff, han estado un poco... eh, ¿cómo decirlo?... cariñosos. No s2e si se gustan, pero me alegra que Jeff haya considerado a Leah. Me cuenta Leah que han hablado mucho y que nunca en la vida, desde la amistad que tienen desde los 4 años, habían sido tan cercanos y tan sinceros. Aún siendo mejores amigos. Y eso me alegra en el alma, significa que todo puede terminar bien para todo el mundo.
Mientras tanto yo, he tenido que aceptar mi destino sobre lo de matar al rey vampiro y salir de esto. Pero todo a su tiempo.
Llegué de la escuela un poco cansada. Caminé hasta la puerta y saqué mis llaves entrandolas por el picaporte, entré a la casa y la cerré a mis espaldas.
-hola.- saludé a Alma quien estaba sentada en el sillón, viendo la televisión. Me miró.
-hola.- sonrió.- ¿Cómo te fue en la escuela?.- preguntó.
-muy bien.- entré a la cocina por agua pero me detuve a pensar. He cambiado mucho con Alma, antes era una perra con ropa y ni la saludaba. Ahora es normal, la saludo y hasta hablo con ella de cosas sin importancia. Como dos amigas.
Me terminé de beber el agua echando mi cabeza hacia atrás. Dejé el vaso en las losas sucias y subí a mi habitacion.
Mi tiempo se fue volando, haciendo las tareas y hablando por teléfono con Jeff y Leah. Como los viejos tiempos.
Me dormí con el teléfono en mi oído, escuchando las conversaciones cursis de Leah y Jeff. También sentí como de costumbre papá subía y me daba mi beso de buenas noches, mientras me subía las frazadas como todo buen padre. Y sacaba el teléfono de mi cuello. Mañana despierto con torticulis.
Sentí algo extraño en la habitación. Un frío considerable, subió por mis muslos desnudos, me quejé e iba a seguir durmiendo, pero al sentir a alguien observarme tuve que abrir los ojos.
Levanté la cabeza y miré a quien estaba en la habitación. Pensaba que era Balthasar, pero abrí mis ojos al ver el tipo de mis sueños frente a mi. Cogi[ mi cuello entre sus manos, iba a gritar, pero sus dedos taparon mi respiración y mi habla. Cogí sus manos entre las mias.
Pero algo pasó, su mirada quedó en mi rostro. Su cara era de shock y de total sorpresa. No entendía nada. Su agarre fue disminuyendo, sus ojos se abrieron como dos bombillos.
-Madeline.- susurró, yo junté mis cejas. ¿Qué?.
Lentamente, alejó sus manos de mi cuello soltandome, quedando bajo su cuerpo. Acercó su mano a mi rostro. Miré su mano con temor y traté de alejar mi cara pero mi cuello no me lo permitió.
Acarició mi mejilla con suavidad.
-eres tú.- susurró con su voz enterciopelada. Sus ojos brillaban y entonces me dí cuenta de lo que pasaba.- estás viva.- suspiró. Sacudí mi cabeza y lo miré.
-no soy Madeline.- murmuré.
Entonces eso pareció despertarlo de su trance. Se alejó de mi, observándome.
-eres idéntica a ella.- musitó sorprendido.
-¿quién es Madeline?.- pregunté. De pronto el miedo que sentía fue reemplazado por curiosidad. Él me quiere matar, debo de ser estúpida.
Su cara se quedó neutra y entonces apareció en frente mio.
-vendrás conmigo.- me agarró del brazo iba a gritar pero este me miró.-no grites.- y mis labios se sellaron, abrí los ojos con pánico, este me cargó como saco de papas y caminó hacia la ventana, saltó conmigo a cuestas muy ágilmente, cayendo de pie. Oh Dios mio, oh Dios mio. Tengo mucho miedo.
Empuñe los ojos, estaba mareada al sentir como corría rápidamente. Fue frenando lentamente, abrí los ojos y este me bajó de su hombro para ponerme de pie de nuevo. Me agarró los brazos. Cerré los ojos para que no vuelva a hacer esa cosa extrañas que hizo, me agarró la mandibula.
-abre los ojos.- demandó. Negué, no quería.-no hagas que te lastime.- abrí los ojos y lo miré. Negué lentamente, no quería esto.-duerme.- murmuró. Y ahí caí en un espeso sueño interminable.
Bostecé mientras sentí las sabanas enredarse con mi cuerpo. Abracé la almohada pequeña y la arrullo contra mi pecho poniendome comoda. Pero me levanto de un salto al recordar aquel chico. El rey vampiro. Miré a mi alrededor.
Miré mi cuerpo a ver si tiene algo malo. Algún rasguño. No. Miré la ventana y corrí hacia ella, pero choqué contra algo haciendo que cayera hacia atrás.
Me quejé al golpearme en el culo. Miré hacia arriba, la chica de la otra noche estaba en frente mío, mirándome con diversión, mientras hacía sonar sus tacones altos en la cerámica grande de la habitación. Tenía sus brazos cruzados y su cabello caía libremente por sus hombros.
-¿a dónde crees que vas?.- preguntó sonriente.
-dónde no te importa maldita perra.- murmuré levantándome. Hizo un gesto se desaprobación.
- creo que no me debes de hablar así. No soy alguien en quien se destaque la tolerancia.- la miré de frente.
-no te metas.- me volteé.
-lamentablemente si me meteré. Pués, no te dejare ir hasta que mates a mi hermano de una buena vez.- murmuró.
-¿Qué clase de hermana eres que quieres ver a tu hermano muerto?.- preguntó.
-una hermana deseosa del poder que su hermano le ha privado. Quiero ser la reina por si no lo sabías.- caminó hacia la derecha.- y haré todo lo que sea necesario para que este, sea destituido.
-eres una demente.- murmuré. Sonrió.
-lo soy. Pero si no lo haces y duras mucho tiempo en hacerlo, habrá mucha sangre derramada.- se volteó y comenzó a caminar.
-¿quién es Madeline?.- pregunté.
-nunca la conocí, pero gracias a Madeline estas aquí... para matarlo.- me guiñó el ojo y luego se largó.
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