Año 2032, Tacoma, Washington.
Joyce Parker es loca, sincera y un poco necia. Nunca se había imaginado que todo esto le pasaría ella o que todo esto le pasó, solo que ella no lo sabía. Jo, debe recordar quién es en realidad y decidir si Balthasar es...
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Lo miré y traté de respirar profundo. Miré hacia atrás Alma me miraba vagamente.
Suspiré y me volteé dejando la mochila caer de mi hombro derecho tirandola en el suelo, me senté de mala gana en uno de los pupitres. Miré al profesor mientras cruzaba mis brazos.
-fuiste lo mejor que me pasó y no pienso perderte de nuevo, Jo.- Miré el piso.
-me siento incómoda. Es que no sé de que me hablas.- murmuré.
-por eso tengo que explicarte todo, por favor presta atención.- remojo mis labios y lo miro fijamente.
-yo ya llegué.- la puerta se abrió, dejando ver a un chico de pelo rizado. Cuando me miró, me sonrió.
-Benjamín.- susurré.
-y en persona.- caminó hacia nosotros.- ¿no es más fácil si le muestro algo de mi memoria?.- preguntó este mirando a Balthasar.
-¿puedes hacerlo?.-preguntó.
-trataré.- me miró.- hola Jo.- sonrió sin mostrar los dientes. Su mirada era suave y reconfortante. Como un abrazo.
-hola.- murmuré.
-¿estás dispuesta a hacer esto?.- preguntó.
-tendré que hacerlo.- alcé mis hombros. Sonrió.
-dolerá un poco.- miré al profesor y luego a él.
-lo haré.- murmuré.
Este duró sólo unos segundos. Echó la mesa a un lado y se paró en frente mio.
-¿confías en mi?.- preguntó. Sus ojos verdes me acordaban a un bosque espeso pero no a uno oscuro, a uno bello y lleno de luz, asentí sin dudar un solo segundo. -bien.- puso sus manos a cada lado de mi cabeza. Y luego empezó a murmurar cosas extrañas.
Las cosas se tornaron tensas, al menos para mi. Mi cabeza empezó a doler, junté mis cejas y gemi.
Pero me calmé al ver unas imágenes borrosas.
Todo empezó a pasar por mi cabeza como si fuera una película. Me parecía tan igual a mi. Fiestas, amigos, escuelas. Pero luego, ¡pum!, noticias de que las personas que más amaba morían. Abandonar un lugar e irse a otro, buscar trabajo, mudarse en un apartamento barato. Dejar los estudios y luchar. Entonces, ahí apareció la cara del... profesor.
Comencé a sentír un dolor en mi pecho, pero no era un dolor muscular, si no uno emocional.
Benjamín y Nikki aparecieron en mi mente. Sonriendo y luego lo que apareció, era uno de mis sueños.
Pero en vez de a mi a la rubia. Le sacaron las entrañas. Me toqué el vientre y junté mis cejas. Abrí los ojos y miré a Benjamín.
Me sentía vacia y con ganas de llorar. Me abracé a mi misma.
