Capítulo 12.

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-vamos

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-vamos.- murmuró Balthasar, lo miré y luego miré a los locos Adams. Reí en mis pensamientos ante mi chiste malo.

-un gusto conocerlos.- sonreí algo forzado.

Todos asintieron con una sonrisa.

Seguí a Balthasar, mientras este subía por las escaleras, miré hacia atrás y las personas aún me miraban. Ellos me daban miedo de alguna forma u otra. Estaba en la boca del lobo y lamentablemente ya no puedo salir.

La casa era gigante en comparación a la mia, era casi una mansión. Miré alrededor, habían muchas mesas entre los pasillos, con decoraciones cremas y marrones, combinando con la decoración de las paredes.

Iba mirando todo, la pintura era de color crema, el piso era de un marrón rojizo y la división entre el techo y la pared, había madera de caoba.

Llegamos hasta una puerta marrón, entró y esperó a que entrara. Dudé por un momento en hacerlo, pero terminé entrando.

La habitación era de un rojo carmesí, la cama era grande y tenía sábanas blancas, tenia dos mesitas de noche en cada lado con unas lámparas. Di un respingo al escuchar la puerta cerrarse, me volteé, mirándolo.

Llevo3 sus dedos a su chaqueta, quitandosela.

Espera, no, no puede ser lo que estoy pensando.

Abajo, tenia un t-shirt negro. Lo miré, y luego miré a ver si había una ventana, para tirarme aunque luego muera.

Sentí su mirada, lo miré y casi me meo al verlo tan cerca. Oh Dios mio, se había quitado el t-shirt y lucía unos pectorales duros y marcados, Jesús, quitó el bolso de mi hombro y lo tiró al piso.

-ya ganaste 10 puntos, Jo, ahora puedes ganar 10 puntos más. Si quieres.- Junté mis cejas. Dios, si que era guapo, pero no podía hacerlo. Es mi profesor y esto seria enfermo.

No, no, no. Acarició mi mejilla con sus dedos, alejé mi cara de la suya.

-no puedo hacer lo que usted quiere.- murmuré.

-no te obligaré a tener sexo conmigo, no soy tan poco hombre.- musitó acercándose a mi.

-¿y entonces que quiere?.- pregunté.

-que me beses, quiero que me beses como solo tú lo haces.- murmuró, esas palabras me chocaron.

-esto es enfermo.- aún seguía echándome para atras, no quería estar cerca de él.

-no para mi.- susurró, antes de atraerme hacia su cuerpo sentí su erección dura como una roca en mi estomago, alcé la mirada e intente zafarme de él.

-¿por qué yo?.-pregunté.

Sonrió, esa sonrisa podría derretirte en tan solo un segundo.

Pasó su mano por mi nuca y me atrajo a él, chocando nuestros labios lentamente. Con su brazo aprisiono mi cintura, acercándome más a él, impidiendo que escapara.

Iguales (Two Souls #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora