Año 2032, Tacoma, Washington.
Joyce Parker es loca, sincera y un poco necia. Nunca se había imaginado que todo esto le pasaría ella o que todo esto le pasó, solo que ella no lo sabía. Jo, debe recordar quién es en realidad y decidir si Balthasar es...
-¿Qué piensas?.- lo observé mientras este dibujaba formas circulares en mi pierna. Las sábanas se situaban encima de nosotros y habíamos durado un día completo, sin descansar, haciendo el amor.
Les juro que me encanta esto.
Me miró.
-mi vida siempre fue brusca y llena de sufrimiento.- me miró a los ojos.- siempre había vivido en las tinieblas, matando a personas inocentes, acostándome con mujeres sin pudor alguno. Vivía mi vida sin medirla. Pero desde que apareciste tú en aquella fiesta, todo cambió. Tu sonrisa me atrapó y tu mirada me cegó.- suspiró.- ahí supe que había encontrado a mi alma gemela.- nos miramos.- la única mujer que amaría verdaderamente.- explicó.
-¿Qué hice para que te gustara?.- pregunté, este sonrió.
-la forma en que me trataste ese día. Aunque estabas borracha, cada una de esas tipas en esa fiesta lo que querían era acostarse conmigo. Tú sólo querías bailar y seguir la fiesta. Y lo que hizo que me enamorará de ti fue tu forma de ser y como te comportabas a lo largo de cada situación. Eras tan pura.- me abrazó mientras sostenía mi pierna con la palma de su mano.
-recuerdo que me asustabas como la mierda.- reímos.- no quería tenerte cerca, pero de repente empecé a sentir cosas por ti, pero no quise admitirlo en mi mente y corazón. Y cuando menos lo imaginaba, ya estaba enamorada de ti.- este sonrió.- dabas miedo.- este rió.
-siempre he sido así.- alzó sus hombros.
-¿así como?.- pregunté.
-estilo enojado y sexy gótico.- Reímos al mismo tiempo.
-es cierto.- concordé .-pero así me encantas.- susurré, este sonrió y nos besamos, comenzando con otra ronda.
...
Ese fue el último recuerdo que tenía de él. Me siento mal, demasiado mal, las cosas han ido de mal en peor. Las cosas no han tenido ningún paro. Ya es hora de que lo haga, ya no puedo permitir que algo le pase a Balthasar.
Esta mañana nos habíamos dado nuestro último beso en la puerta de mi casa y resulta que ya a esta hora de la noche, no aparece.
No sabemos donde está, lo llamamos por todos lados, hemos buscado por todo Tacoma y la verdad no pienso que está bien.
Natasha hizo algo y eso en verdad me asusta. He estado desamparada, Benjamín trata de consolarme pero no puede, estoy muy preocupada. ¿Y si está muerto?, si hizo como me hizo a mi, que después de todo intentó asesinarme.
Quiero morirme.
-tienes que tranquilizarte Joyce.- murmuró este también desesperado. Aunque en un principio no se llevaban del todo bien, vivir años juntos les ha enseñado como quererse y a como ayudarse entre ellos. Lo miré.
-¿y sí ya no está vivo?.- pregunté.
-Natasha puede ser muy loca, pero creo que a Balthasar no lo toca, de eso estoy seguro.- asintió tratando de inyectar un poco de tranquilidad y seguridad en mi. Cosa que no funcionó.
-tengo que ir a salvarlo.- me miró, pero no reprochó, solo asintió en silencio.
-estoy tan desesperado como tú y la verdad encuentro maravillosa tu idea, Joyce.- asentí lentamente encontrando paz al no ser sermoneada por mis palabras apresuradas.
-debemos de darnos prisa.- murmuró Nikki, entrando a la habitación. Me miró.- te apoyo.- sonrió sin mostrar los dientes.
-tenemos que ir a Pensilvania.- murmuré.
●●●
Desperté lentamente, tratando de respirar mejor con el poco oxígeno que quedaba a mi alrededor. Todo estaba oscuro y sentía que mis rodillas no llegaban al piso, sin embargo estaba colgado de mis muñecas, sintiendo como mis huesos se partían en dos por el peso de mi cuerpo.
La oscuridad no me dejaba apreciar mi entorno, pero todo llegó a mi cabeza como si de un disparo se tratase.
Después de despedirme de Jo, felizmente me dirigía a mi casa, pero casi llegando mi carro se volcó sin razón alguna, salí ileso, pero algo empezó a martillarme la cabeza. Sabía cual era esa sensación, la que me causaban los hechiceros de mierda. Sentí tanto dolor, que me desmayé.
Y aquí estoy.
Tosí al no poder respirar bien y me quejé. Ojalá que Jo esté bien, que no haya descubierto que ella está viva.
De pronto sentí como una puerta se abría bruscamente, además del chirrido que producía, lo que hizo que empuñara los ojos.
Una luz se encendió, cegandome por completo.
-estás despierto.- murmuró una voz muy conocida para mi. La miré. Natasha.
-¿Qué quieres?.- pregunté acostumbrandome a la brillante luz.
-¿no es obvio?.- preguntó. La miré molesto.- lo único que me falta eres tú.- Junté mis cejas confundido.
-¿de qué hablas?.- pregunté.
-admito que soy egoísta. Pero también admito que fui estúpida al dejarte ir.- se acercaba a mí. Sus botas altas, algo característico en ella, sonaban en el frío piso de cerámica.- ahora que has estado lejos de mi, he descubierto lo mucho que te amo Balthasar.- extendió su mano hasta mi rostro y yo alejé el susodicho instintivamente.
-no me digas Natasha.- murmuré molesto. -que mal que ya no siento nada por ti.- me miró de una forma triste. Conocía a Natasha demasiado bien, sabía ya cuando mentía y cuando no. Esta vez no mentía, pero la cosa es que ya ni me interesa esta señorita. Por mi se puede morir.
La única mujer que amo esta lejos de mi ahora mismo y sé que la volveré a ver. Jamás le volvería a hacer daño, no después de todo lo que hemos pasado juntos y encima de todas esas cosas, siempre me ha elegido a mi, a pesar de todas las estragos que he cometido.
-extraño todos esos momentos cuando me amabas con furgor.- me miró con una tristeza tan profunda que pensé que se le rompería el corazón instantáneamente. -al tu conseguir otra mujer en tu vida, me abrió los ojos y me hizo dar cuenta de lo mucho que aún te amaba. No me importa. Quiero estar contigo de nuevo, Balthasar.- me miró con esos ojos marrones que una vez me hipnotizaron y me juraron amor eterno.- sé mi rey Balthasar, sé mi rey vampiro. Porfavor, quédate conmigo para siempre.- la observé mientras mis comisuras subían en una sonrisa.
-lamentablemente ya no me interesa nada contigo Natasha, ya no me interesas. Para mí eres una mierda.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.