Capítulo 18.

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-me dijeron que faltaste a dos clases ayer

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-me dijeron que faltaste a dos clases ayer.- mi padre me miró.- ¿debería preocuparme?.- preguntó mientras manejaba.

-pués... Las cosas no han estado muy bien entre Jeff, Leah y yo y...- me interrumpió.

-ya entendí.- murmuró.- sólo trata de no hacerlo más. Le va mal a tus calificaciones si faltas a clases. Solo arregla las cosas con tus amigos y vuelve a la normalidad, ¿si?.- preguntó.

Asentí mientras sonreía.

-¿te puedo pedir un consejo?.- pregunté.

-claro que si.- me miró.

-estoy a punto de perder la amistad con Jeff y no quiero.

-¿Qué es lo que pasa exactamente?.- preguntó.

-pués, le gusto.- sonrió.

-bueno... eso es un problema.- zarandeo sus dedos en el volante.

-y Leah está enamorada de él.- me miró con los ojos abiertos.

-esto me huele muy mal.- alzó sus cejas sorprendido.- en realidad no debes de hacer nada, sólo asegúrate de lo que quieres.- alzó sus cejas mirándome.

-no quiero nada con Jeff.- murmuré.

-pues en ese caso, no sé lo que harían. Jeff debería de considerar a Leah.- alzó sus hombros.

-la estaría tratando como plato de segunda mesa.- Murmuré, ya no sabía lo que iba a hacer.

-pues es mejor a que ella se quede sin nada y él también. Debería de ver si funciona y si no pués dejan ese tema en paz y cada quién tome su rumbo.- explicó.

-¿y si le rompe el corazón a Leah?.- más de lo que esta.

-mira.- suspiró.- en la vida hay altas y bajas. Nadie sabe si resulta algo con Jeff, cosa que dudo eh.- pausó.- pero peor sería que su amistad se fuera así por así. Esa es la única salida para que la amistad de los tres no se vaya a la mierda.- miré mis piernas cruzadas.- pero una cosa si es segura ya sea que no funcione.- me miró.- ella quedará con el corazon roto y tu estarás con ella para consolarla, ella lo superará y todo. Pero Jeff pasará a ser el bastardo que le rompió su corazon y no querrán hablar con el jamás en la vida.- suspiró.- pero lo mismo va a pasar si no intentan esto.- se aparcó en la calle. Lo miré y le dí un beso en la mejilla despidiéndome.

-gracias por el consejo.

-por algo soy tu padre.- sonrió, sonreí y salí del auto. Al cerrar la puerta suspiré dura y lentamente, veremos que nos depara el destino el día de hoy en Washington High.

Caminé hacia la entrada y entré a los pasillos atestados de gente, caminé hacia mi casillero y entré los libros dejando el uniforme dentro de la mochila. La Colgué en mi hombro.

Miré hacia un lado y me encontré a Lana.

Sonrió.

-veo que te quedaste sola señorita popularidad.- me volteé para caminar e ignorarla como muchas veces e hecho desde que la conozco.- es triste que también tu profesor se vaya por alguien mayor que tú, que horrible, ¿no?.- se preguntó. - al parecer no le hacías bien el trabajo.- rió.- ¿Qué se siente estar usada?.- la miré, con odio y enojo, mis ojos se oscurecieron pero mantuve mis labios sellados. No hablé nada que pudiera delatarme.

Me volteé y seguí caminando ya sin ella en mi espalda. Tomé un respiro, sentía que tenía mucho estrés encima, estaba muy pensativa.

Caminé hacia los vestidores y me cambié, el timbre había sonado y nos preparábamos para un pequeño partido como siempre. Pero dudo que lo disfrutara hoy. Salí ya cambiada y la profesora me vió.

Un remolino de pensamientos malos se posaron en mi cabeza acerca de ella. Quería arrancarle los ojos.

Sonreí hipócritamente al llegar a ella.

-jugadora estrella, ¿qué tal?.-sonrió con buenas ganas.

-un poco enferma.- mentí.

-¿por eso faltaste ayer a mi clase?.- preguntó.

-pués sí, estaba en la enfermeria, me dolía la cabeza.- volví a mentir, puso una cara de entender.

-entiendo. Pero cuando te pase eso asegúrate de por lo menos enviarme una nota o algo con la secretaria, ahí puedo estar tranquila.- perra.

Sonreí hipócrita de nuevo y asentí lentamente. Se volteó y yo quité mi sonrisa falsa para cambiarla por una cara de perra. ¿Se puede odiar a una persona de repente?, pués sí, lo he comprobado.

El partido estuvo bien, pero yo solo tenía ganas de matar a una persona.

Salí del salón normal y entré al salón de literatura. El día paso rápido, pero tenía que enfrentar a una cosa.

El profesor Cantherville.

Caminé hacia su salón. Al parecer ni Leah ni Jeff habían venido hoy, no me los había topado a ninguno el día completo, lo cuál es muy difícil.

Entré al salón de clases, no quería ni dirigirle la palabra, ni siquiera mirarlo. Nada.

Entró a la clase, se le veía pensativo pero sus ojos se alumbraron al verme allí, sentada, como siempre.

La clase fue rápida y yo sinceramente no cambié mi cara de malhumorada. Este día no ha sido bueno.

El timbre sonó dándole fin a la última clase del día y yo entré todas las cosas en mi mochila sin pensarlo, rápidamente.

Me levanté y la colgué en mi hombro para salir de aquél salón, pero su voz me hizo pausar la caminata. Junté mis cejas enojada, me volteé mientras me echaba a un lado para que los alumnos salieran felices y lo miré.

Caminé hacia él lentamente, sus ojos no se fueron de mi anatomía bien formada y subí los tres peldaños que dividían el pequeño escenario y el piso.

-has estado evitando mis llamadas y ayer no viniste a mi clase.- murmuró.- ¿Qué te pasa?.- preguntó suavemente, sonreí cínica.

-no lo sé, no quería venir.- me senté en el escritorio.

-¿por qué no?.- preguntó.- tenemos un trato, se supone que si te llamo es para algo.- explicó.

-pues ya no estoy disponible para ese "algo".- hablé fría.

-¿a qué te refieres?.- preguntó juntando sus cejas confundido.

-pués, ya no me importa los 100 puntos. Si quiere repruebeme, ya no quiero hacerlo más.- musité, este me miró.

-no puedes hacerlo ahora, sólo te faltan 30 puntos, acabalo.- caminó hacia mi. En su cara había confusion y... ¿miedo?.

-¡lo estoy haciendo!, no quiero mas, así que no jodas llamándome, hazme ese favor.- salté de la mesa, bajé los peldaños y caminé hacia la puerta y me volteé.- pasela bien, caballero.- guiño mi ojo derecho y salí del salón, respirando profundo.


- guiño mi ojo derecho y salí del salón, respirando profundo

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Maratón 2/3

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