Miré al profesor y este sólo corregía el examen sorpresa que nos había dado. Apuesto que saque 0, pués hoy no estado muy atenta a las cosas y la información que había aprendido se había ido volando.
No estoy muy concentrada. Ahora mismo hay muchas cosas ocupando mi cabeza como lo que estaba hablando con Alma o la mujer que se apareció en mi cocina o lo que me dijo acerca de él. No sé que pensar.
Estoy muy confundida. La cabeza me va a explotar, no encuentro explicación lógica a esto.
El timbre sonó y las personas salieron sin orden al pasillo de la escuela, yo sin embargo me tomé mi tiempo para entrar todo en la mochila. Lo miré.
-¿quién es Natasha?.- pregunté, estaba guardando algunas cosas concentrado en su bulto, pero al escuchar ese nombre me miró. Por un segundo, se quedó mudo mirándome fijamente.
-¿quién te contó sobre ella?.- preguntó. De pronto había dejado todo en la mesa y se había puesto a observarme. Se le veía un semblante de preocupación y angustia al no saber lo que pasaba. Lo que me confundía el doble. Necesitaba información.
-¿la conoces?.- pregunté alzando una ceja.
-respondeme tú primero.- demandó.
-yo te pregunte primero.- murmuré.
Parecíamos dos niños peleando.
-¿donde la viste?.- preguntó.
-me visitó.- alcé una ceja, este me miró neutro, pensativo y un poco chocado por lo que dije.- me habló sobre cosas muy extrañas y me habló sobre ti tambien.- crucé mis brazos.
-creo que ya es tiempo de que le contemos.- se escuchó la voz de Alma a mis espaldas, miré hacia atras y caminó hacia mi.- ya no hay que ocultarselo más, ¿para qué?.- se preguntó mientras ponía su bolso en un pipitre.
Recostó su trasero de una de las mesas y me miró. Ya estaba asustada. Los dos me miraban de una forma extraña, no me gustaba hacia donde iba esto, por que presentía que no iba a ser bueno.
Sabía que Alma no era de fiar, lo presentía desde que la vi. O seguro eran los celos de la hija ligado con pensamientos vagos de mil maneras de morir.
-hay cosas que existen en el mundo. Cosas inexplicables, sobrenaturales.- empezó a hablar Alma de una manera pausada y clara. No me miraba.
-¿a qué viene todo esto?.- pregunté confundida.- Solo quiero saber lo de esa mujer y lo que hablaban el otro día.- ella por fin me miró.
-sólo te intentaba proteger Joyce pero ya veo que naciste para esto.- suspiró.- Balthasar es un vampiro.- murmuró, yo me quedé callada asimilandolo por varios segundos. Comencé a reír sin paro alguno, hasta golpeé la mesa de paso.
-¿en serio?.- pregunté secandome las lagrimas de la risa.- no sean estúpidos, por favor.- reí aún mas.
-la chica, Natasha, también es vampiro.- prosiguió. Pero ahí me deje de reír al escuchar el nombre.
Miré a Balthasar.
-¿esto es serio?.- pregunté, él solo asintió. Caminó lentamente hacia mi.
-hay muchas cosas que no sabes y creo que seguro te han pasado cosas extrañas y que no recuerdas.- agarró mi muñeca y la alzó hacia mis ojos. -¿sabes quién te la dió?.- preguntó mirando el brazalete de oro. Lo miré.
Negué, no me acuerdo quien me lo dió, solo sé que fue el mismo día de la muerte de mi madre... un chico.
Miré a Balthasar.
-¿Qué tiene que ver esto conmigo?.- pregunté arrebatando mi mano de la suya. Junté mis cejas y me sentía un poco, mal. No sabía porque. Cómo si esto ya lo hubiera vivido. Angustia, es la palabra.
-déjame explicarte.- murmuró Balthasar.- soy un vampiro de más de 700 años. - suspiró y sorpresivamente no me hizo sentir nada, era como si ya supiera que algo ocultaba pero nunca me preocupé por eso. Sacaba conclusiones, pero no tenía miedo en aventurar. No soy de las que seducen profesores por una nota o solo por que están buenos. Además, nunca he sido mala en la escuela, siempre he sido excelente. Pero algo extraño me pasó al ver por primera vez al profesor. Una clase de corriente.
Y al conocer esa rubia en la casa de Balthasar. Sentía algo inexplicable. Un lazo.
Miré al profesor.
-yo me enamoré de una chica llamada Jo.- me miró, sentía un remolino de sentimientos debajo de mi piel que me estaba volviendo loca. Sus ojos transmitían muchas cosas fuertes, solo que ni podía explicarlo. -esa chica era una Caza-vampiro de sangre pura.
Miró hacia otro lado.
-me mandaron a matarla. El príncipe vampiro ahora rey me lo ordenó, porque ella era la única que podía matarlo y detener su reino sangriento lleno de maldad.- volvió su mirada hacia mi.- pero no pude matarla. Era tan pura que no pude ponerle un dedo. Me enamoré de su inocencia, de su belleza. De todo lo que ella poseía, hasta sus defectos que eran muy pocos. Pero el príncipe la mató, le arrancó las entrañas. Ella tenía un amigo llamado Benjamín y una amiga llamada Nikki.- Junté mis cejas. Esos nombres eran de...
-los que viven en tu casa.- murmuré, sonrió y asintió.
-si.- susurró.- Benjamín es un hechicero muy poderoso y logró hacer que naciera de nuevo.- sentí su mirada punsante. Alma me miró, miré a los dos.- y te encontré.- mi cara se quedó quieta. Los miré a los dos, aún no lograba asimilar nada. Estaba estúpidamente tonta.
-¿Qué quieren decir con eso?.- pregunté confundida.
-tú, eres Jo Carter. Duré años buscandote y mírate.- negué. No.
-no, yo soy normal. Yo no soy nada de eso. Yo soy yo, Joyce.- negué de nuevo.
-eres tú.- explicó.- ¿no has soñado con cosas extrañas?, ¿no sientes algo cuando me ves?.- preguntó, negué nuevamente, no quiero.
-no, esto no existe, los vampiros no existen, ¿están locos?.- recogí mi mochila y la colgué en mi hombro. Caminé hacia la puerta pero de repente se apareció frente a mi, paré en seco y lo miré a la cara.
-no huyas.- murmuró el profesor.- déjanos explicarte y luego te dejamos ir.
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Iguales (Two Souls #2)
VampireAño 2032, Tacoma, Washington. Joyce Parker es loca, sincera y un poco necia. Nunca se había imaginado que todo esto le pasaría ella o que todo esto le pasó, solo que ella no lo sabía. Jo, debe recordar quién es en realidad y decidir si Balthasar es...