Año 2032, Tacoma, Washington.
Joyce Parker es loca, sincera y un poco necia. Nunca se había imaginado que todo esto le pasaría ella o que todo esto le pasó, solo que ella no lo sabía. Jo, debe recordar quién es en realidad y decidir si Balthasar es...
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Ese sueño me tenía desconcertada sinceramente, no sabía que pensar, no sabía que creer. Por alguna razón se me hacía tan real.
Debo de estar paranoica, pero la verdad es que he estado estresada por todo esto. Solo espero que todo salga bien. Doblé una esquina del instituto y alcé la mirada. Allí me encontré algo inusual.
Alma hablando con el profesor Cantherville. Preocupación se instaló en mi al ver que podrían estar hablando de mis calificaciones. Pero la cosa no parecía estar bien.
A Alma se le veía una cara de enojo en vez de una de compresión. A Balthasar también se le veía una cara de aburrimiento total, así que me les quede viendo un rato hasta que por fin, dejaron de discutir. Sus caras se voltearon hacía mi y me miraron. Yo me quedé ahí mismo, mirándole. El profesor se vo6lteo molesto y Alma camino hacia mi. Fue alivianando el paso hasta llegar a mi lado.
Sonrió forzado.
-sólo estába averiguando algunas cosas.- murmuró.
-¿sobre qué?.- pregunte. Me miró, pero era como que tuviera sus labios sellados para contestar mi pregunta.
-nos vemos luego.- alzó sus cejas con una sonrisa fingida y me rodeó, me volteé mirándola y respire profundo mientras la veía caminar. Si ella no me lo decía, me lo iba a decir el profesor.
Corrí por el pasillo, pero paré en seco al ver aquello. Leah y Jeff reían juntos sin detenimiento. Sonreían y se miraban. Junté mis cejas confundida pero una alegría se infiltró en mi ser.
Los miré y ellos captaron mi mirada. Así que no duró mucho para que ellos se fijaran en mí en medio del pasillo.
-debo irme.- Jeff dió un beso en la mejilla a Leah. Me miró y sonrió sin mostrar los dientes. Se volteó. La miré.
Tenía una sonrisa brillante y eso me había quitado todo el estrés que tenía de un momento a otro.
Me sentía mejor.
-¿Qué pasa aquí?.- pregunté, esta sonrió soñadora.
-estábamos hablando.- alzó sus hombros mientras empezábamos a hablar libremente por el pasillo. Su mirada se perdió entre las cerámicas de la escuela. -Ayer en la mañana se apareció en mi casa y hablamos el día completo.- suspiró.- hablamos sin filtro, como nunca antes nos habíamos hablado.- me miró.
-¿y qué paso?.- pregunté.
-no sé si quiera esto. No le gusto y estoy bien así, con mi constante dolor.- sonrió.
