Los minutos transcurrían y Candy no se armaba de valor para ver en la dirección donde se encontraba ese hombre moreno y de estatura alta.
Trató de mover ligeramente su cabeza pero su corazón se lo impedía con tan alocado palpitar; algo había en ese hombre que poseía, o quizá estaba junto a él que le provocaba mucho dolor y frustración.
Tenía el corazón bastante acelerado pero su curiosidad pudo más que su resistencia. Así que volteó lentamente su cuello y con él su cabeza, los ojos verde esmeralda de ella se cruzaron y undieron en el mar más hermoso y profundo que jamás haya visto.
Su corazón se aceleró al encontrarse con ese rostro que jamás pudo olvidar durante todos esos meses. El rostro que poseía unos labios sensuales, a los que besó y también renunció, cuando salió del hospital en Broadway.
Terry tenía una expresión tranquila en su rostro como si nada de lo que dijo jamás hubiera sido dicho, como si el dolor y sufrimiento que le ocasionó su expresión enojada y cortante en ese adorable rostro, desapareciera por completo y todo quedará en el olvido.
Ella no supo como reaccionar y lo único que pudo hacer fue comportarse de una manera inusual, tratando de ocultar sus sentimientos. Con una mirada seria y sin rastro de alegría, enojo o tristeza; esa inexpresión que ella pensaba utilizaría algún día cuando lo volviera a ver.
—Hola, Candy— saludó haciéndole una señal a Shall para que se fuera.
—¿Qué haces aquí?— preguntó nerviosamente.
—Vine a hablar contigo, dime ¿por qué estás con Neil?— preguntó sin rodeos y un poco molesto dejando ver sus celos.
—¿Perdón?... Tu no tienes nada que reclamarme. Me dijiste que me alejará de tu vida, dime ¿por qué ahora me vienes a exigir explicaciones si yo estoy con la persona que quiero?— contestó indignada, mirándolo de una manera muy fría, tratando de contener las lágrimas que comenzaban a inundar sus bellos ojos. Sabiendo que ni ella misma podía creer lo que estaba diciendo acerca de estar al lado de la persona que amaba.
—Candy no lo amas, lo sé, tu me amas a mi— respondió Terry de una manera muy segura.
—¿Cómo puedes saberlo?— respondió gritando demasiado exasperada por la afirmación de Terry.
—Candy... Lo sé, los lazos que nos unen siguen estables y más intensos— exclamó tocandose el pecho, logrando el efecto deseado en la rubia.
—Lo siento Terry pero tu jamás me has amado, solo fue un juego y ahora no caere en ese truco otra vez— contestó con lágrimas en los ojos, y la voz quebrada repitiendo las palabras que él mismo dijo una vez. Lastimando aun más su pobre corazón que ya no resistiría más.
—Candy... Eso fue una equivocación... Te amo y he amado siempre— afirmó mirándola a los ojos. En cuanto su mirada de él y ella se cruzaron, Candy no dudó sobre la veracidad de ese mirar pero aun así no cedió.
—No... Terry yo de verdad te amé, yo no jugué, creí en ti y sea cual sea la razón me lastimaste, y en lo más profundo de mi ser. Me pediste dejarte, me pediste que me fuera de tu vida, ¿sabes cuánto sufrí por eso?, ¿por tus palabras?... Ya no Terrence, ya no soy la misma niñita que con una palabra tuya corría a tus brazos, ¿sabes algo?, sí te sigo amando y no lo niego. Pero renuncié a ti... Y tu a mi, no me quisiste a tu lado, no estaré a tu lado. Lo siento pero, cumpliré mi promesa— le grito con las mejillas empapadas de las lágrimas que caían sobre éstas fundiendose en su boca y tragandoselas con su saliva.
Esas palabras hirieron a Terry en su corazón, y entendió lo que ella había sufrido con lo que él le había dicho.
Sentía el alma desgarrada, su corazón hecho pedazos y su ánimo estaba por "los suelos".
Candy por su parte se sentía la peor del mundo, por todo lo que le dijo a él, algo le pasaba, él había ido hasta allí por ella. Y ella lo trató con la punta del pie, ¿pero que no había hecho él lo mismo?, de todas formas esa no era la actitud de una Candy dulce y sencilla.
Actuó ¿por qué?... ¿Por venganza? No lo sabía, pero su impulso la llevó a eso.
Sentía tanto asco de ella misma que no soportó la idea de verse en el espejo cuando llegó a su casa. Pensaba que esa vez si lo había perdido para siempre y durante varias horas de la noche pensaba lo mismo al tiempo que derramaba millones de lágrimas, hasta quedarse dormida ignorando por completo las llamadas de Albert, Archie y Stear en la puerta de su dormitorio.
Al despertar ya era demasiado tarde para que Candy fuera a trabajar por lo que decidió quedarse en su cama casi todo el día, pero no lo logró ya que una empleada le anunció que un joven muy elegante la buscaba abajo.
Por un momento pensó que sería Terry, pero desechó esa idea ya que después de lo sucedido la noche anterior era muy poco probable que él la buscará, así que decidió levantarse e ir a la sala donde un chico la esperaba charlando con Albert.
Bajó sigilosamente las escaleras y se sorprendió al escuchar una voz que ella jamás olvidaría en su vida.
Tom.
Su viejo amigo de infancia estaba esperándola para charlar con ella. Y ésta no dudo en correr a abrazarlo, mientras que él la tomaba por la cintura y la hacía girar en el aire.
Tan emotivo era el momento que la rubia no se percató de la presencia de una persona más, la cual observaba receloso el abrazo que le regalo al joven y como si no pudiera cambiar de actitud, saludo con «hola Candy» utilizando un tono brusco pero que buscaba llamar la atención.
«No es cierto», fue lo primero que pensó.
En cuanto escuchó esa voz, su expresión cambio por completon. La sonrisa que se formó en su rostro iba desapareciendo poco a poco al momento que ella volteaba para encarar a un Terry en silla de ruedas y con una galleta de polvorín en la mano.
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Amor sin alas [Editando]
FanfictionSentimientos encontrados orillaran demasiadas cosas y actos que simplemente serán movidos por aquellos momentos de vulnerabilidad; provocando mucho más, haciendo creer distintas versiones sobre la única realidad. Un sólo mal momento llevará consigo...